Un fuero que ya no protege
Columna JFM

Un fuero que ya no protege

Hoy y mañana se reunirá en Consejo Nacional del PRD que tendrá que atender varios puntos importantes: uno de ellos es lo que hará ante ese desastre llamado Tlaxcala, donde pareciera que ese partido está dividido en dos en torno a la candidatura de Maricarmen Ramírez, impuesta por el Trife y se encuentra dividido entre la conveniencia pragmática y los principios que el propio partido se ha planteado. Un desastre en buena medida causado porque el PRD estaba tan atento a otros asuntos que dejó que el caso avanzara sin poder darle, siquiera respuesta.

Hoy y mañana se reunirá en Consejo Nacional del PRD que tendrá que atender varios puntos importantes: uno de ellos es lo que hará ante ese desastre llamado Tlaxcala, donde pareciera que ese partido está dividido en dos en torno a la candidatura de Maricarmen Ramírez, impuesta por el Trife y se encuentra dividido entre la conveniencia pragmática y los principios que el propio partido se ha planteado. Un desastre en buena medida causado porque el PRD estaba tan atento a otros asuntos que dejó que el caso avanzara sin poder darle, siquiera respuesta.

Por eso mismo, un capítulo importante de la reunión será la actitud del PRD ante el caso Andrés Manuel López Obrador. Hasta ahora, en el tema del desafuero, López Obrador ha podido seguir su propia estrategia y ha logrado, con base en ello, convertirse en víctima. Ha logrado pasar del debate respecto a los videoescándalos y los casos de corrupción en la ciudad, incluyendo las obras viales inauguradas antes de estar concluidas, el deterioro de la seguridad, la falta de estrategias para atender el problema de la basura (habrá nueva ley de residuos sólidos pero no dónde poner las toneladas de basura que se generan en la ciudad), la falta de respuesta en el tema del agua, cuyo suministro a la ciudad está amenazado por diversos conflictos, entre otros por las comunidades mazahuas que se identifican con el zapatismo. Todo eso logró distraerse, dejarse de lado con el tema del desafuero y el PRD ha asumido éste como su principal bandera política, subordinando todo a él.

Pero esto ha sido un problema grave para el propio PRD: mientras se organizan marchas en el DF, la estructura del partido se está desmoronando en buena parte del país. Es verdad que aliado con otras fuerzas, incluso el PAN, el PRD ha sacado votos en Oaxaca o Veracruz, pero en todos los casos donde se han presentado solos los resultados han sido desconcertantes. Son muchos los sectores que están preocupados en el PRD respecto a cuál debe ser su principal punto de apoyo en el futuro, porque en la misma medida en que todo se ha centrado en el desafuero, los esfuerzos de organización se han deteriorado y lo que es más grave, con el fantasma del desafuero ni siquiera se ha dado un deslinde real con los responsables de los casos de corrupción que se divulgaron en los últimos meses.

Pero, además, porque los problemas que se presentan con el desafuero son graves. El jefe de gobierno ha apostado en los últimos tiempos (a partir de la estrategia del "golpe de Estado") a que se prolongue el debate sobre el desafuero con la confianza de que, finalmente, cuando tenga que pedir licencia para registrarse como candidato, la justicia se encuentre con el dilema de qué hacer, ya que en su versión, conservaría aún el fuero, por eso, entre otras razones es que ayer mismo pidió al congreso que volviera a recibir las 22 pruebas de un total de las 71 que presentó a la comisión instructora, para prolongar el proceso. En realidad esas no son pruebas, sino solicitudes de interrogatorios con varios funcionarios comenzando con el propio presidente de la república.

Sin embargo, deberíamos preguntarnos qué sucedería si no se vota el desafuero en el congreso. ¿Conservaría el fuero el jefe de gobierno cuando pidiera licencia a su actual cargo para competir por la presidencia de la república? En la lógica política y judicial, no debería conservarlo. Cuando una persona deja un cargo, no es lógico que conserve el fuero que se le otorga para protegerlo, y eso se debería aplicar a López Obrador y a cualquier otro, además de que sería por lo menos un poco extraño que alguien compitiera por la presidencia de la república protegido por un fuero especial con el que no contaría ninguno de sus adversarios.

¿Por qué estamos en esta situación? Por un mal acuerdo adoptado por el coordinador de la bancada priista en San Lázaro, Emilio Chuayffet, y el de los perredistas, Pablo Gómez, respecto al desafuero de René Bejarano. Existe un viejo debate en el ámbito legislativo sobre este tema que no debería ser tal: existe el antecedente de la solicitud de desafuero contra el padre del actual dirigente priista Carlos Madrazo a fines de los 50 cuando no fue desaforado por tener licencia. En los 80 se realizó una reforma sobre el tema en la cual, en la propia exposición de motivos, se establecía que el fuero se perdía con el otorgamiento de licencia, que el fuero protege un cargo, una responsabilidad, no a una persona en lo particular. Pero cuando se presentó el caso del desafuero de Bejarano, con el argumento de no atizar el fuego de la situación política, Chuayffet acordó con Gómez, ante la insistencia de éste, que se mantuviera el criterio de que pese a la licencia se mantenía el fuero, dándole tiempo al PRD para ver qué sucedería con el caso de los videoescándalos. Y los priistas en la sección instructora aceptaron la decisión de su coordinador. Se equivocaron, pero además, no sabían que inmediatamente después llegaría a la cámara el caso del desafuero de López Obrador.

¿Se votará entonces el desafuero de López Obrdor? Puede ser, pero quizás tengamos una situación diferente a partir de la resolución que se deberá adoptar en los próximos días, cuando se vote el caso Bejarano: existe la opción de avanzar en el desafuero del todavía dirigente de una de las principales corrientes del PRD, pero también existe una propuesta en la sección instructora de revisar el caso a partir de la propia ley y establecer, simplemente que el desafuero de Bejarano no se tiene que votar porque desde el día que pidió licencia ya no tiene fuero, porque el fuero no protege a las personas sino a los cargos. Si eso ocurriera, buena parte de la estrategia del jefe de gobierno se podría caer: si la idea es que el desafuero no se resuelva para mantener el caso abierto hasta el momento del inicio de la campaña, y comenzar ésta aún con el fuero protegiéndolo (fuero que se extendería hasta el 2012 si en el 2006 ganara la presidencia), el solo hecho de que se decida que al momento de pedir licencia un funcionario pierde el fuero, se transformaría todo el escenario de esta telenovelesca historia. El jefe de gobierno tendría que regresar a su plan original que consistía en acelerar el desafuero para poder presentarse ante el pleno de la cámara de diputados en este mismo periodo ordinario, para que cuando éste se votara pudiera presentarse ante el pleno, con las obvias repercusiones publicitarias que ello tendría, y desde allí afrontar el proceso penal en el marco de una campaña electoral adelantada. La otra opción es, si se alarga el desafuero, pedir licencia en diciembre próximo para acortar los tiempos del proceso judicial que deberá afrontar y hacerlo, una vez más, en campaña.

Por eso, el jefe de gobierno se ha mostrado tan enojado en estos días, después del encuentro con el presidente Fox, porque las cosas en torno al desafuero, que marchaba tan bien con el argumento del complot, del golpe de Estado, de la acción concertada, se ha complicado. Por eso, ayer mismo, dijo que él no aceptaría una decisión judicial con la que no está de acuerdo, por eso reiteró que su opción no sería la vía judicial sino la resistencia civil.

Ese es uno de los temas claves del consejo nacional del PRD de hoy y mañana. Sin duda apoyarán a López Obrador, en su lógica deben hacerlo. Pero el jefe de gobierno, como dijo la líder de la asamblea del DF, Lorena Villavicencio el domingo pasado en el programa Séptimo Día, el propio López Obrador debe hacer su tarea, asumir sus responsabilidades para tratar de sacar adelante este problema real. Pero, además, porque al volcar todo su esfuerzo y recursos al objetivo de defender a López Obrador, el PRD está fortaleciendo a uno de sus precandidatos pero está debilitando cotidianamente su estructura orgánica. Cada día que pasa quizás se pueda decir que López Obrador se fortalece o mantiene su fuerza, pero de lo que no cabe duda es que cada día que pasa el PRD se debilita.

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