El secuestro de la política
Columna JFM

El secuestro de la política

La de ayer fue otra jornada vergonzosa en San Lázaro. Una vez más diputados perredistas encabezados por la legisladora Dolores Padierna, esposa de René Bejarano, tomaron por asalto la tribuna en San Lázaro, sacaron a empellones al presidente de la cámara Manlio Fabio Beltrones, ocuparon las sillas de la mesa directiva e impidieron que continuara la sesión. Otra vez demostraron su grado de intolerancia, de incapacidad de hacer política en forma mínimamente civilizada, de respetar las instituciones y los procedimientos políticos y legales.

La de ayer fue otra jornada vergonzosa en San Lázaro. Una vez más diputados perredistas encabezados por la legisladora (de alguna forma hay que llamarla) Dolores Padierna, esposa de Rané Bejarano, tomaron por asalto la tribuna en San Lázaro, sacaron a empellones al presidente de la cámara Manlio Fabio Beltrones, ocuparon las sillas de la mesa directiva e impidieron que continuara la sesión. Otra vez demostraron su grado de intolerancia, de incapacidad de hacer política en forma mínimamente civilizada, de respetar las instituciones y los procedimientos políticos y legales.

Es mentira, como han dicho algunos perredistas que no saben cómo deslindarse de estos hechos, que se debe ver el cuadro completo, que esta violencia no es más que la respuesta a la "violencia legislativa" ejercida en su contra por el intento de reformar el artículo 122 constitucional. Y es mentira porque se trata de cosas absolutamente diferentes: la toma de la tribuna mediante engaños y el uso de la fuerza es, lisa y llanamente, un acto ilegal e ilegítimo: un delito. La reforma al 122 constitucional podrá ser una decisión acertada o no, pero es una parte más del proceso político y legislativo. El gobierno del DF podrá considerarlo una agresión en su contra, pero resulta que la mayoría, incluyendo la enorme mayoría de los estados de la república, no lo ve así. No se aparta en absoluto de la legalidad, es respaldado, nos guste o no, por más de las dos terceras partes del congreso y simplemente coloca al DF, le guste o no al señor López Obrador, en igualdad de circunstancias que el resto de las entidades federativas del país. El propio López Obrador aceptó la medida, que ahora rechaza, hace apenas algunas semanas, al suscribir los acuerdos de la Convención Nacional Hacendaria.

Este tipo de decisiones legislativas son cosas de todos los días que afectan a todos los partidos y gobernantes: como lo escribió ayer con acierto Guillermo Valdez, el PRI y el PRD al gobierno federal le han recortado y modificado la iniciativa de presupuesto todos y cada uno de estos años y nunca hemos visto a los panistas tomar la tribuna por ello. El año pasado se rechazó por apenas una decena de votos la reforma hacendaria que el gobierno ha reclamado una y otra vez y nadie protestó. En el pasado, desde 1997 cuando perdió el Congreso, la mayoría de las iniciativas importantes propuestas por Ernesto Zedillo fueron rechazadas. Y no pasó nada. La generación de leyes es, precisamente, la tarea del congreso y la está ejerciendo. ¿Qué al señor López Obrador no le gusta la nueva ley? Pues es una pena y quizás tenga razón, en todo caso si en el 2006 gana la presidencia y su partido obtiene la mayoría en el Congreso podrá reformarla. Si se trata de una ley antipopular como él dice, la ciudadanía se lo cobrará a quienes votaron por ella en las próximas elecciones. Es el ABC del juego democrático. ¿Usted vio a los legisladores del partido demócrata tomar la tribuna del Capitolio porque no están de acuerdo con el Acta Patriótica que recorta los derechos civiles y que votó el gobierno Bush después de los ataques del 11 de septiembre?¿usted vio a los miembros del partido popular español tomar la tribuna de las Cortes porque el PSOE aprobó los matrimonios entre personas del mismo sexo? Nadie lo vio porque no ha ocurrido: pero todos recordamos otra toma de tribuna en España: la del coronel Tejero porque añoraba el regreso del franquismo. Antes hizo lo mismo un legislador italiano, que en ese entonces todavía se decía socialista, llamado Benito Mussolini. Estos legisladores perredistas, comenzando por quienes ven como sus líderes a los señores Bejarano y Padierna, podrán decirse de izquierda, pero en realidad actúan como los Tejero y los Mussolini: no aceptan la discrepancia, no aceptan la pluralidad, no aceptan que simplemente no tienen los votos ni la capacidad suficiente como para que salgan aprobadas sólo las iniciativas que ellos proponen y como ellos las desean, incluso cuando sus mismos gobiernos, por la razón que sea, aprobaron las medidas que ahora rechazan.

Es verdad, Pablo Gómez ofreció "disculpas públicas" por lo ocurrido, pero de nada sirven las mismas si no van de la mano con sanciones a los supuestos "infractores". Porque nada indica que esto haya sido producto de un momento de ofuscación, fue un acto planeado (como la toma de la tribuna, apenas el martes pasado) por los diputados locales del PRD encabezados, una vez más, por Dolores Padierna y la gente de Bejarano. Y mientras ahora Gómez y antes Lorena Villavicencio decían que había sido un error que no se repetiría, el mismo jefe de gobierno, López Obrador, rechazaba las críticas y decía que "no era para tanto", que no había pasado nada. Gómez llegó a la tontería de decir que todos los partidos lo hacían y recordó que en el 97 lo había hecho el PRI y que en el 88, el propio Fox se había burlado de Salinas de Gortari. Le faltó decir que en 1913 incluso mataron en el senado a don Belisario Domínguez por criticar al usurpador Victoriano Huerta, por lo cual sería lógico que algo así volviera a ocurrir. Si Gómez y los dirigentes del PRD no pueden diferenciar el México del 88 del actual, si no pueden comprender que en el 88 el señor López Obrador estaba tomando pozos petroleros en Tabasco y hoy gobierna la capital del país, estamos perdidos.

Expulsado por…apoyar legalidad

Hablando de intolerancia y necedad. En cualquier otro partido serio el asunto sería tomado a risa, pero en el priismo oaxaqueño que encabeza José Murat todo es posible. El militante del tricolor local Jorge Bustamente, siguiendo la línea de su jefe, pidió la expulsión del ex gobernador oaxaqueño Diódoro Carrasco con una exposición de motivos absurda. Lo hace basado en unas entrevistas ofrecidas por Diódoro después de que la PGR diera a conocer el dictamen mediante el cual se estableció que el 18 de marzo no había habido atentado alguno contra el gobernador Murat y que se había tratado de un montaje. Entrevistado sobre ese tema en Oaxaca, Diódoro dijo que "es muy importante que se conozca la verdad jurídica, la verdad legal y yo creo que esto debe ser un adelanto y un referente muy importante para todos los oaxaqueños…la verdad jurídica que estableció la PGR… es que hubo un falseamiento de pruebas, hubo simulación y hubo ocultamiento de la verdad". Más adelante dice que "es importante destacar que no todos los priistas somos iguales, no todos los priistas compartimos estas posiciones, como las que se han expresado en este lamentable suceso". Pero mucho más grave aún es lo que dice después: "creo que debe prevalecer la legalidad, no la impunidad, debe prevalecer la tolerancia de la política y no la arbitrariedad". Todo un desafío y un intento de ruptura interna, sin lugar a dudas. Claro ello es así, sólo si se asume que el priismo oaxaqueño se debe regir por una forma de hacer política que no acepte la legalidad, que apoye la impunidad, que rechace la tolerancia y respalde la arbitrariedad.

El otro motivo de indignación del muratismo proviene de otra entrevista publicada en Noticias. Allí dijo que "en el estado de Oaxaca necesitamos un cambio de gobierno fincado en la legalidad y en el ejercicio responsable de la política, ese es mi deseo y mi voto para Oaxaca". El delito es, nuevamente, gravísimo: según el demandante ello demuestra que "al difundir este tipo de ideas (Carrasco) claramente está propiciando divisionismo en el seno de nuestro partido". Más adelante explica el demandante que ello "demuestra abiertamente su intención (de Carrasco) de dañar la propia imagen de nuestro partido…y sobre todo deja establecida claramente su simpatía política con fines electorales a favor del candidato de la coalición Todos Somos Oaxaca (Gabino Cué)". Pero más grave aún: "(Diódoro) vertió diversas opiniones y afectó manifestaciones en contra del actual gobierno del estado, que es de origen priista". O sea que quien critique a Murat en el PRI puede ser objeto de expulsión, mucho más si dice que respeta la legalidad y a pregunta expresa responde que cree en los peritajes y dictámenes de la PGR.

Algunos priistas creen que siguen viviendo en los lejanos y bellos tiempos (para ellos) del partido único, siguen creyendo que cualquiera en su partido que opine diferente a la autoridad en turno en el estado, es un traidor que debe ser expulsado. Es ridículo, absurdo. Si con éstos argumentos prospera esta expulsión, la mayoría de los priistas deben prepararse para seguir el mismo destino, comenzando por todos aquellos que no aprueban los métodos de hacer "política" del gobernador Murat, que votaron contra Madrazo o que apuesten a la legalidad en lugar de la impunidad. ¡Que vergüenza!

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