La amenaza del otro complot
Columna JFM

La amenaza del otro complot

La actitud del jefe de gobierno capitalino es muy especial: ha calificado duramente a todos, al presidente Fox, a la PGR, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los legisladores, y algunos medios de comunicación. Contra todos ellos ha descargado su furia. Sin embargo cuando se trata de los hechos de corrupción de sus colaboradores más importantes, aunque haya quedado demostrado que se corrompieron, que faltaron a la verdad, que lo ?traicionaron? no ha dicho ni siquiera una palabra descortés de ellos.

La actitud del jefe de gobierno capitalino es muy especial: ha calificado duramente a todos, al presidente Fox, a la PGR, a la Supema Corte de Justicia de la Nación, a los legisladores, a algunos medios de comunicación. Contra todos ellos y otros ha descargado su furia en muchas oportunidades cargándolos de adjetivos. Sin embargo, cuando se trata de los hechos de corrupción de su círculo más cercano, cuando se trata de sus colaboradores más importantes, aunque haya quedado más que demostrado que se corrompieron, que faltaron a la verdad, que lo "traicionaron", no ha dicho ni siquiera una palabra descortés de ellos: ayer a Gustavo Ponce Meléndez sólo le pidió que "dijera la verdad", ni una crítica, ni un reclamo, ni un enojo contra el hombre que llevó las finanzas de la ciudad y que se ha comprobado que sacó del país más de 40 millones de pesos, como mínimo, en sólo un par de operaciones. Antes jamás criticó a Carlos Imaz por sus actos de corrupción ni mucho menos a René Bejarano, del cual lo máximo que dijo, acosado por los medios de comunicación y hace apenas dos semanas, que se "deslindaba" de éste. Nada más. López Obrador demuestra, por lo menos en ese sentido, ser juarista: "a los amigos justicia y gracia, a los enemigos la justicia a secas".

Pero ése no es el mayor de los problemas actuales. Lo verdaderamente preocupante es la amenaza, ni siquiera solapada, sino abierta, de desestabilización que hace el jefe de gobierno capitalino cada vez que percibe en peligro su situación y la de alguna de sus incondicionales, como René Bejarano. La respuesta a la detención de Ponce Meléndez el sábado pasado no se ha hecho esperar: como sucedió cuando salió la reforma a la ley del seguro social que se hizo converger con la tesis del golpe de Estado, ahora el lopezobradorismo (cada vez día me parece más una corriente, aunque sea hegemónica, pero no más que eso, una corriente del perredismo) ante la detención de Ponce Meléndez, recupera el tema de la reforma al 122 constitucional, desechando previamente la posibilidad de negociación que le abrieron el viernes tanto el presidente Fox como el PAN.

Rechazó ambas oportunidades de negociar (como ya lo había hecho antes) e incluso terminó descalificando a los panistas y al secretario de Gobernación, Santiago Creel: en los hechos, demostró que no quiere negociar el tema del 122. Una iniciativa que, por cierto, ya estaba en la agenda legislativa desde el año pasado, una iniciativa que se aprobó el 18 de mayo pasado (no hace apenas unas semanas como se ha dicho) en la comisión de educación de la cámara de diputados donde, por supuesto, existen legisladores perredistas sin que éstos dijeran nada; una iniciativa que pese a lo dicho por el jefe de gobierno el mismo sábado, de qué él jamás había aprobado la descentralización de la educación en el DF, es inocultable que firmó y aprobó en el texto de la Convención Nacional Hacendaria que incluye esa medida. López Obrador no quiere negociar porque la negociación no sirve para su proyecto, como tampoco quiso establecer una defensa legal respecto al desafuero porque necesita la confrontación.

Por eso, la semana pasada se tomó en dos ocasiones la tribuna de la cámara de diputados por grupos bejaranistas, mientras otros legisladores del PRD decían que querían negociar el tema; por eso, hoy, cuando finalmente se intente votar el 122 constitucional (que se le propuso al PRD que fuera aplicándose de a poco, gradualmente, con una participación de cero en el año próximo, como se ha hecho con todas las entidades federativas en su momento, y que ese partido rechazó), no sólo es probable que se dé otra sorpresa en la cámara de diputados, sino también en otros ámbitos. El sindicato del IMSS, al momento de escribir estas líneas, ha rechazado la oferta del Instituto de aumento salarial y está convocando a huelga para el primer minuto del 16 de octubre próximo. El líder del sindicato tiene el respaldo de la UNT y ésta juega con López Obrador. Sin embargo, la situación en el IMSS era esperada, el emplazamiento a huelga para ese día ya se había presentado tiempo atrás.

Lo que resulta una novedad y fue montado sobre la marcha en este fin de semana, apenas se supo de la detención de Ponce, fue la otra amenaza. Hoy, los miembros de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, la CNTE, que se oponen a la dirección del Sindicato, tomarán, eso dijeron, todas las instalaciones del ISSSTE para impedir la reforma a la ley del mismo, un tema que aún está en negociación y que, en todo caso, le tocaría defender al propio sindicato de esa institución. Se lo sacaron de la manga para hacer converger el movimiento con las otras marchas que se organizarán mañana en la capital, con la situación que se vive en el IMSS y con la votación en el Congreso. Casualmente, el verdadero líder de la Coordinadora magisterial en la capital del país se llama René Bejarano, y él es, nuevamente, quien está operando para el jefe de gobierno en un momento en el que se acerca su propio desafuero.

El mensaje en última instancia es el mismo: la amenaza de la desestabilización. La causa es sencilla. López Obrador sabe que los votos que puede obtener en estos momentos no le alcanzarían para ganar la elección presidencial. Una cosa son las encuestas de conocimiento y otras los estudios electorales serios que demuestran que, con López Obrador, el PRD difícilmente superaría la barrera de los 10 millones de votos cuando se requieren, por lo menos 12 millones 500 mil votos para ganar los comicios. La estrategia, por lo tanto, no es jugar a la legalidad sino a la rebelión. Es colocar todos los componentes explosivos en la misma bandeja como una forma de decir que el juego electoral se juega de la forma en que lo desea el jefe de gobierno o todo estallará por los aires. Es, repetimos, una peligrosísima forma de chantaje político y de la utilización de la fuerza, de una fuerza que quizás no tenga poder electoral pero sí de movilización.

El problema es que hay muchos, no sólo López Obrador, que parecen decididos a recorrer ese camino. En el gobierno federal están decididos a ir contra el jefe de gobierno sin mostrar, aún, una estrategia política inteligente que, además de golpearlo, desactive sus amenazas. Al contrario, pareciera que la intención es que las mismas se cumplan de una vez. En el priismo, muchos siguen pensando que en el marco de polarización que se está dando en realidad serán ellos los ganadores, pero dentro de este grupo, mientras algunos esperan pacientemente que la manzana del poder caiga en sus manos, otros están azuzando un enfrentamiento en el que pueden terminar, ellos también, perdiendo.

Hoy será un día explosivo en el DF, quizás también en otras zonas del país. Es que el otro complot, el de la amenaza abierta, está en marcha y funcionando.

Superman golpea a Bush

Las cosas no están pintando nada bien para el presidente Bush. No sólo ha perdido los dos primeros debates con el demócrata John Kerry, y las encuestas se han emparejado, sino que la situación en Irak se deteriora, las elecciones en Afganistán son rechazadas por una oposición que habla de fraude y la economía estadounidense no crece como se esperaba, pero además algunos temas de debate muy importantes en la Unión Americana, que dividen incluso al partido republicano, como es el de la investigación en células madre, se presentan intempestivamente. La muerte de Christopher Reeves, el actor que todos recordamos como Superman pero también como el hombre que por un accidente ecuestre quedó parapléjico hace nueve años, no sólo nos deja presente a un buen actor y un personaje de una enorme fuerza de voluntad, sino también un luchador incansable por la autorización para que se pueda investigar con células madres, lo que podría llevar a aliviar sus padecimientos y el de muchos otros. Una investigación que Bush prohibió por ley, para cumplir sus compromisos con grupos religiosos fundamentalistas. Por cierto, lea usted La Familia, la magnífica biografía no autorizada de Kitty Kelley sobre los Bush, que acaba de publicar Plaza y Janés. En esa larga saga se puede comprender el dilema en que se encuentran, hoy, los Estados Unidos.

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