La guerra modifica el mapa del narcotráfico
Columna JFM

La guerra modifica el mapa del narcotráfico

La guerra entre los distintos grupos del narcotráfico marcará el mapa de la violencia en este 2005. El asesinato de Arturo Guzmán Loera, hermano menor de El Chapo, en un locutorio del penal de ?máxima seguridad? de La Palma, frente a abogados y familiares, sólo puede ser entendido como una declaración de guerra entre los distintos grupos del narcotráfico, pero incluso en esa lógica, habría que ir más a fondo porque el hecho demuestra también el grado de descomposición existente y el control que grupos ajenos al Estado tienen de instituciones, de espacios políticos y geográficos estatales.

La guerra entre los distintos grupos del narcotráfico marcará el mapa de la violencia en este 2005. El asesinato, en la tarde del 31 de diciembre, de Arturo Guzmán Loera, hermano menor de El Chapo , en un locutorio del penal de “máxima seguridad” de La Palma, frente a abogados y familiares, sólo puede ser entendida como una declaración de guerra entre los distintos grupos del narcotráfico, pero incluso en esa lógica, habría que ir más a fondo porque el hecho demuestra también el grado de descomposición existente y el control que grupos ajenos al Estado tienen de instituciones, de espacios políticos y geográficos estatales.

El caso de La Palma es paradigmático: en apenas un año se han producido tres asesinatos en ese penal de máxima seguridad, además de los varios asesinatos de abogados y funcionarios del propio penal en las inmediaciones del mismo. Hace algunas semanas, en este mismo espacio, divulgamos las cartas enviadas por el narcotraficante Osiel Cárdenas a sus colaboradores fuera del penal con instrucciones precisas sobre cómo seguir llevando algunos de sus negocios y cómo operar en relación al propio control de La Palma, en donde, evidentemente, Cárdenas, aliado con Benjamín Arellano y otros detenidos importantes, se ha hecho del control del penal. Decíamos también que ese control sólo podía explicarse a través de la complicidad de las propias autoridades del ese reclusorio, como lo confirmaban los asesinatos cometidos: el primero, Alberto Soberanes, fue estrangulado en mayo pasado en un área en la cual, casualmente, no estaban encendidas las cámaras de control en el momento del asesinato; en el segundo, el de Miguel Angel Beltrán El Ceja Güera , el 6 de octubre pasado, ingresó un arma calibre 22 al reclusorio con la que fue asesinado en el comedor; ahora, el asesino del hermano de El Chapo , José Ramírez Villanueva, ejecutó a su objetivo, en los locutorios, frente a numerosos testigos, con una pistola calibre 9 mm. Ramírez venía de entrevistarse con su abogado, en un locutorio cercano. Sin complicidades amplísimas no pueden darse este tipo de hechos: simplemente preguntémonos cuántos controles deben pasarse para ingresar una pistola 9 mm a un penal de estas características, cuántas personas deben estar involucradas en el mecanismo de corrupción. Porque, además, apenas el 24 de diciembre, se anunció que se había realizado un fuerte operativo en el propio penal para encontrar armas y drogas entre los detenidos. Una semana después, un recluso asesinaba a otro con una pistola de 9 mm.

Lo grave es que no estamos ante ninguna novedad: el mecanismo de control y corrupción es el mismo que había organizado el Chapo Guzmán en Puente Grande y que permitió su fuga en enero del 2001; es el mismo mecanismo que tiempo después han utilizado Osiel Cárdenas y Benjamín Arellano para tener bajo sus órdenes La Palma y no tiene ningún secreto: se compra o se intimida a los guardias y a las autoridades del penal. En Puente Grande, después de la fuga de El Chapo se identificó a quiénes estaban bajo las órdenes del narcotraficante y lo protegían dentro del penal (casi todo el personal). Entonces, como ahora, ya se sabía quiénes participaban de ese mecanismo: en el caso de la fuga de El Chapo , la comisión de derechos humanos de Jalisco, que entonces encabezaba Guadalupe Morfín denunció muchas veces lo que estaba ocurriendo, incluso con declaraciones de guardias que habían denunciado lo que estaba ocurriendo en el penal. Esas denuncias fueron ignoradas casi hasta el momento de la fuga de El Chapo . Ahora, sobre todo después del asesinato de El Ceja Güera en octubre, también se sabe cómo opera la corrupción en La Palma. Lo increíble y lo que amerita, por lo menos, una explicación del encargado de reclusorios de la SSP, Carlos Tornero y del propio titular de la secretaría, Ramón Martín Huerta, es porqué no se ha hecho nada en La Palma teniendo información concreta, dura, de lo que está sucediendo en el penal, proporcionada, en particular, por la PGR desde varias semanas atrás.

Ese es un aspecto de esta realidad. El otro es la propia guerra entre los grupos del narcotráfico. Existen varios ángulos que deben analizarse. Evidentemente, existe un duro enfrentamiento entre los grupos de Osiel Cárdenas y los Arellano Félix contra los grupos de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín El Chapo Guzmán. Es un enfrentamiento añejo y explícito, que se da en diferentes ámbitos: desde los ajustes de cuentas que se han producido en los estados en los cuales ellos tienen sus espacios de control, hasta los propios ajusticiamientos en La Palma (los tres reclusos asesinados eran del grupo de El Chapo Guzmán , el último su propio hermano). Recordemos cómo Osiel Cárdenas en una de sus cartas con instrucciones desde la prisión ordenaba a sus colaboradores que “le dieran piso” a toda la gente de El Chapo Guzmán que localizaran en su territorio.

Ese enfrentamiento es real, es brutal y está comprobado fehacientemente. Pero existe otro que está mucho menos documentado: el que se ha dado dentro del propio holding de Juárez, en donde compartían espacios y ámbitos de poder desde el Chapo Guzmán y el Mayo Zambada, hasta Vicente Carrillo y Nacho Coronel entre otros notables narcotraficantes, en particular Juan José Esparragoza, El Azul . El hecho es que el asesinato por la gente de El Chapo Guzmán de Rodolfo Carrillo Fuentes, el hermano menor de Vicente Carrillo, ejecutado junto con su mujer en pleno centro de Culiacán el 11 de septiembre pasado, no es precisamente un dato menor. Todo mundo ha dado por seguro que ha sido la organización de Osiel Cárdenas la que ordenó el asesinato del hermano menor de El Chapo en La Palma, pero no se debería descartar con tanta rapidez la posibilidad de una venganza organizada desde meses atrás por la ejecución de Rodolfo Carrillo, y que hayan sido los grupos del cártel de Juárez, enfrentados ahora con El Chapo , los que hayan ordenado el asesinato de su hermano menor. Ello evidencia una ruptura por lo menos entre dos de los principales grupos de esta organización y una confrontación entre ellos que no puede obviarse por sus consecuencias en el ámbito de la seguridad y sus implicaciones políticas.

No se sabe, por lo menos no se ha divulgado, cuál es la verdadera causa de esa ruptura y ese enfrentamiento. Se dice que El Chapo , con mayores recursos y empuje, quería desplazar a Vicente Carrillo que habría perdido fuerza en el grupo y en Juárez. Que parte de este conflicto deviene del interés de las distintas corrientes de esa misma organización de tratar de expandirse hacia Tamaulipas y Baja California y de los enfrentamientos de sus distintos capos para hacerse del control de esos territorios. Se habla de traiciones muy profundas, incluyendo la posibilidad de que sectores de Juárez quieren “pacificar” el ambiente del narcotráfico “entregando” al gobierno al Chapo Guzmán, que, desde que se fugó al inicio del gobierno foxista ha sido una de las manchas más indelebles que éste ha debido soportar. Se habla de que el holding de Juárez, con algunos nuevos asociados, tiene ya desde tiempo atrás una nueva cabeza en Juan José El Azul Esparragoza y éste quiere poner orden entre sus distintos “asociados” y la nueva redistribución del poder interno no dejó conformes a todos (recordemos, sólo como detalle, que Esparragoza fue el encargado de organizar aquella reunión en 1989, en Acapulco, entre los distintos capos del narcotráfico para “distribuirse” el país después de la detención de Miguel Angel Félix Gallardo, resultado de la cual se desprendieron finalmente los Arellano Félix precisamente por no respetar esos acuerdos: ahí comenzó la guerra entre estos grupos que hasta hoy no ha concluido). No es descabellado que todo pudiera ser parte de una misma verdad. Pero, sin duda, ese enfrentamiento interno entre los grupos que durante años formaron parte de la organización de Juárez, por su poderío y sus relaciones de todo tipo con el poder (económico y político) puede generar convulsiones mayores, inesperadas, en este 2005 que ahora comienza.

Por cierto y hablando de cárceles ¿dónde pasó la nochebuena René Bejarano?¿seguro que en el reclusorio sur?

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