Los tiempos de Madrazo
Columna JFM

Los tiempos de Madrazo

Hasta ahora, por lo menos en el plano público, ninguno de los posibles precandidatos del 2006 ha tenido que pasar tan tranquilo como el priista Roberto Madrazo. Mientras el gobierno federal sufre su propio y natural desgaste y el feroz enfrentamiento con el jefe de gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador (que a su vez se encuentra enfrentado con una parte de su propio partido, encabezando una guerra sucia contra Cuauhtémoc Cárdenas y con el poder legislativo donde tendrá que decidir su desafuero, con el poder judicial por haberlo solicitado y con varios empresariales que desconfían profundamente de su proyecto.

Hasta ahora, por lo menos en el plano público, ninguno de los posibles precandidatos del 2006 ha tenido un pasar tan tranquilo como el priista Roberto Madrazo. Mientras el gobierno federal sufre su propio y natural desgaste y está embarcado en un feroz enfrentamiento con el jefe de gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador (que a su vez se encuentra enfrentado con una parte de su propio partido, encabezando una guerra sucia contra Cuauhtémoc Cárdenas, con el poder legislativo donde se tendrá que decidir su desafuero, con el poder judicial por haberlo solicitado y con varios sectores empresariales que desconfían profundamente de su proyecto) y con el poder legislativo por el presupuesto 2005, mientras en el panismo se pronostica un enfrentamiento muy duro de Santiago Creel con Felipe Calderón y Carlos Medina Plascencia por la candidatura (lo que se escenifica en la elección del propio presidente del CEN panista, a designarse el próximo 5 de marzo, donde por primera vez en la historia del partido blanquiazul habrá, por lo menos, cinco candidatos); en el PRI evidentemente hay duras luchas internas, pero éstas no parecen estar afectando a Madrazo, que cerró el 2004 con una sucesión de triunfos electorales en los estados y observando cómo sus adversarios internos no terminan de conformar un frente interno real en su contra.

Pero este 2005 será más complejo para el tabasqueño. Es verdad que quienes conocen bien a Madrazo aseguran que éste tiene sus mejores momentos políticos trabajando bajo presión y en momentos de crisis, pero lo cierto es que el calendario político para el PRI y para su presidente, sobre todo en la primera mitad de este año, será especialmente complicado y lleno de presiones. Madrazo reapareció la semana pasada en el acto de la CNC, donde Heladio Ramírez terminó juntando a la dirección de su partido (a pesar de su relativa distancia con Madrazo), a Carlos Slim, a Roberto González Barrera y a otros empresarios y al propio secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz. Allí, en lo que se presumía que era un territorio adverso para Madrazo, al presidente del PRI le fue muy bien y lo mismo sucedió, horas después en la reunión de la comisión que encabeza Jorge de la Vega para fijar las reglas del proceso interno para la selección de candidato, donde aparentemente la comisión y la corriente unidad democrática, que representa a los gobernadores y a Enrique Jackson pudieron llegar a acuerdos, uno de ellos básico: asumir que sin un marco de unidad interna no podrán ganar, ni unos ni otros, el 2006.

Lo cierto es que esa comisión tendrá que presentar su propuesta para el proceso de selección de candidatos este 15 de enero e inmediatamente después entrará en su dinámica final la asamblea priista que comenzó en noviembre y que concluirá el 4 de marzo. Si bien los gobernadores insisten en que Madazo debe renunciar a la presidencia del partido (si busca la candidatura presidencial) a más tardar el 4 de marzo, nada parece indicar que las propuestas de la comisión pasen por allí: en todo caso lo más probable es que la fecha para la emisión de la convocatoria para la selección del candidato priista (y allí todo mundo está de acuerdo en que Madrazo no podría emitir como presidente del partido esa convocatoria y al mismo tiempo buscar la candidatura), se dará cerrado el ciclo electoral de este año, por lo menos hasta después de la elección en julio del estado de México.

La mayoría de las elecciones que vienen serán complicadas para el priismo y ello fortalecerá la tesis de los madracistas de la necesidad de no hacer cambios hasta que ellas concluyan. El 6 de febrero habrá elecciones en Guerrero, Quintana Roo y Baja California Sur. En el primer estado, gobernado por el PRI, las posibilidades del perredista Zeferino Torreblanca son altas y podría darse una dolorosa derrota del tricolor. En Quintana Roo, todo indica que, finalmente, pese a las maniobras de Juan Ignacio Zalvidea, un insólito candidato perredista, y de la costosa deserción hacia el PAN de Addy Joaquín, el priismo podría conservar, sin mayoría en el congreso, la gubernatura. En Baja California Sur, el mal manejo perredista del proceso de sucesión podría regresarle ese estado al PRI. Una par de semanas después, el 20 de febrero, habrá elección en Hidalgo y allí pese a la incomprensible jugada del PRD de colocar como candidato a José Guadarrama, el PRI seguramente ganará y ello le permitirá conservar sus aspiraciones a Manuel Angel Núñez Soto. Finalmente, el 3 de julio habrá dos elecciones: Estado de México y Nayarit. En el segundo estado, el PRI no tendrá problemas en recuperar la gubernatura pero en el primero son demasiadas las cosas que están en juego y no queda claro, siquiera, cómo se procesará el mecanismo de selección de candidato que tendrá que definirse a mediados de este mes de febrero. Esa designación es parte de la confrontación entre el madracismo y el gobernador Arturo Montiel, que también pretende aspirar a la candidatura presidencial. La gente de Madrazo, al igual que en otros estados donde hay aspirantes a la candidatura, salvo Tamaulipas donde hubo un acuerdo previo en ese sentido, no se ha involucrado directamente en un proceso de selección que se ha mostrado muy accidentado y que podría salirse de las manos del gobernador, sobre todo en un contexto donde existen dos candidatos fuertes de la oposición como Rubén Mendoza Ayala, por el PAN, y Yeidckol Polensky, por el PRD. Por ello, la convocatoria priista difícilmente saldrá antes del 3 de julio. Pero hasta esa fecha las presiones internas sobre Madrazo serán muy fuertes.

De todas formas, el proceso que viene para el madracismo es muy cerrado: reglas de selección de candidato determinadas por la comisión este fin de semana; simultáneamente comienzo real de la asamblea en los estados, en la que básicamente se deberá discutir y aprobar esas reglas; elecciones muy cerradas en la primera semana de febrero en tres estado; luego elecciones en Hidalgo y, simultáneamente, designación del candidato en el estado de México; y finalmente la conclusión de la asamblea el 4 de marzo, cuyo resultado determinará las posibilidades reales de Madrazo para el 2006 y, sobre todo, las de que el priismo transite unido ese proceso.

Adicionalmente se le presentarán otros problemas. En estos días deberá reaparecer la todavía secretaria general del partido, Elba Esther Gordillo. Se ha especulado mucho sobre cómo y en que línea reaparecerá Gordillo luego de su convalecencia (de salud y política). Algunos han especulado con una ruptura casi inmediata, otros con su salida del partido. No creo que, en el corto plazo, ocurra nada de ello: Gordillo esperará las reglas para la elección de candidato y, sobre todo, observará las resoluciones de la asamblea para saber cuál será su futuro en el tricolor. Sabe que tiene peso político y votos y que el madracismo no se puede dar el lujo de ignorarlo. Sabe también que el frente antimadracista aún dista de estar unido, sobre todo porque varios gobernadores mantienen sus propias expectativas electorales y ello les impide presentar una alternativa común a la candidatura del presidente del partido. Pero de aquí a que concluya la asamblea en marzo, difícilmente habrá alguna definición de Gordillo y su corriente, aunque ella, tarde o temprano tendrá que darse y eso debe figurar, también en la agenda política del PRI y de Madrazo.

Con todas estas dificultades, el escenario que se le presenta a Madrazo y al PRI parece ser más transitable que el del PRD o el del PAN, en buena medida porque las decisiones están en sus propias manos o no dependen de otros para tomarlas. Los aciertos o los errores serán exclusivamente suyos y de nadie más. En el PAN, por el factor gobierno, y sobre todo en el PRD (por el enfrentamiento interno y la amenaza del desafuero) será muy diferente.

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