Las manos que mecen las cunas
Columna JFM

Las manos que mecen las cunas

Este 2005 estará marcado, como hemos dicho, por dos vertientes que se comunicarán entre sí una y otra vez: una será la inseguridad pública y las repercusiones de la toma de La Palma, con la utilización política de abogados, organizaciones de derechos humanos y familiares de presos, está dando la verdadera dimensión de cómo ha evolucionado la operación del crimen organizado en los caminos de la política y los movimientos sociales.
La otra gran vertiente es la elección de los candidatos presidenciales. Y apenas este fin de semana todos los partidos y sus principales candidatos comenzaron su operación para colocarse en una mejor posición de arranque.

Este 2005 estará marcado, como hemos dicho, por dos vertientes que se comunicarán entre sí una y otra vez: una será la inseguridad pública y las repercusiones de la toma de La Palma, con la utilización política de abogados, organizaciones de derechos humanos y familiares de presos, está dando la verdadera dimensión de cómo ha evolucionado la operación del crimen organizado en los caminos de la política y los movimientos sociales. Y ya veremos en el futuro cómo se acentuará esa estrategia.

La otra gran vertiente es la elección de los candidatos presidenciales. Y apenas este fin de semana todos los partidos y sus principales candidatos comenzaron su operación para colocarse en una mejor posición de arranque.

En el PRD, López Obrador, al que nadie le ha creído nunca eso de que lo den por muerto para el 2006, continúa con una triple estrategia: por una parte acentuar el debate sobre el desafuero (hoy estará con legisladores en el predio El Encino) para fortalecer la visión de que es víctima de un complot para dejarlo fuera de la campaña. Paradójicamente, las declaraciones sobre la posible abstención del PRI en ese tema en la cámara de diputados, lo ha llevado a fortalecer sus declaraciones sobre el mismo porque en su entorno se lo considera un peligro, pero también una oportunidad. La otra vertiente es la consolidación de una red de aliados, provenientes sobre todo del priismo, para fortalecer su candidatura. Aquí más importante que los grupos son los nombres y de la misma forma que allí están Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, también las candidaturas (aunque ambos ofendan la historia del perredismo) de José Guadarrama para Hidalgo o Juan Ignacio García Zalvidea en Quintana Roo. Los dos van a perder, pero le acercarán recursos (pese a que no se sepa su procedencia) y votos (y compromisos turbios). Y todo sirve para el 2006. La tercera vertiente de la estrategia lopezobradorista pasa por controlar la sucesión en el partido en el mes de marzo.

Este fin de semana, López Obrador no sólo destapó a su candidato para el partido sino que lo hizo de una forma que hubiera ruborizado al más tradicionalista de los viejos priistas: el presidente del PRD nacional, dijo, debe ser el gobernador de Baja California Sur, Leonel Cota Montaño, “el mejor gobernador del PRD”. Cota Montaño, en efecto, no ha sido un mal gobernador, aunque le costará mucho ganar las elecciones del próximo 6 de febrero, entre otras razones porque logró dividir a su propio partido y que muchos de los militantes que emigraron del PRI al PRD siguiendo su candidatura volvieron al partido tricolor por imponer a su candidato. Por eso, de allí a decir que es el mejor gobernador del PRD hay demasiada distancia. ¿Qué pensarán, por ejemplo, dos fundadores del PRD como Lázaro Cárdenas y Amalia García, respecto a un hombre que hace apenas unos años se afilió al perredismo y al que ahora se propone como presidente nacional de esa organización?¿qué pensará un aliado de López Obrador como Ricardo Monreal que acaba de dejar Zacatecas con altos índices de aprobación, mucho mayores, por cierto, que los de Cota Montaño? Seguramente lo mismo que piensan muchos perredistas cuando observan como sus candidatos a personajes como Guadarrama o García Zalvidea.

También para el PRD del DF López Obrador tiene candidato. Se trata de Martí Batres, al que colocaría así como alternativa para buscar la candidatura a la jefatura de gobierno de la ciudad si finalmente el proyecto de Marcelo Ebrard, por las probables causas judiciales en su contra, se cae. Habría que preguntarse solamente si Martí no ha sido siempre el proyecto de López Obrador, tomando en cuenta cómo terminó involucrando el propio jefe de gobierno a Ebrard en el tema Tláhuac y cómo el PRD bejaranista (incluyendo a la delegada Fátima Mena y su supuesto subordinado Gabriel Regino) no movieron un dedo para apoyarlo.

A todo esto, los que deberán estar en medio de algo más que una duda existencial sobre los llamados Chuchos, la corriente que encabeza Jesús Ortega, la más numerosa del PRD que, si se dan estos escenarios, volvería a quedar, una vez más, marginada de los principales puestos de dirección. ¿Qué tienen buena relación con Cota Montaño? Es verdad, pero no es uno de ellos. La duda será si finalmente se enfrentan o no a los deseos de López Obrador. Hasta ahora la estrategia de Ortega había sido seguir en todo al jefe de gobierno, pero si continúa con esta lógica ahora, en la elección interna, puede correr el riesgo de quedar fuera de las posiciones de decisión en el partido. Si se opone, puede caer de la gracia del jefe de gobierno que se sabe que no es muy tolerante con quienes no siguen su línea sin quistar.

En el PRI comenzaron los movimientos en torno a la asamblea nacional y, una vez más, creo que Roberto Madrazo utilizando las propias armas de los gobernadores y sus aliados en la corriente Unidad Democrática, puede haberles ganado la partida a ese grupo. ¿Por qué? Porque Madrazo ha permitido en todos los estados en los que ha habido elecciones, que los gobernadores priistas pongan a sus candidatos, aún cuando en algunos casos las encuestas demostraban que otros tenían mayores preferencias. Algunos casos caen en el anecdotario, pero el del Estado de México está en el centro del debate priista. No cabe duda alguna que Enrique Peña Nieto es el candidato del gobernador Arturo Montiel y se operó con todo lo posible para evitar que hubiera un proceso de consulta abierto, para que se llegara a un candidato de unidad, incluso pagando el costo de la posible ruptura de Isidro Pastor (una ruptura que quizás no está tan cercana como algunos creen). Pero lo importante en esto fue que Madrazo había mostrado cuál era su candidato: Carlos Hank Rhon. La posibilidad genero turbulencias en el equipo de Montiel y se operó para dejarlo fuera. La pregunta es si, viendo las cosas retrospectivamente, Hank Rhon era realmente el candidato de Madrazo o si éste lo mostró para generar una reacción de Montiel y luego lo retiró para demostrarle al gobernador que él no tenía intenciones de interferir en el proceso. Si es así, Montiel podrá pensar que se salió con la suya, y en ese sentido es verdad, pero también lo es que Madrazo lo llevó a dos cosas que para él son muy importantes de cara al 2006: sacar a un candidato de unidad y elegir ese candidato varios meses después que el PRD y el PAN. O sea, alargó el momento de la designación y no utilizó un proceso abierto. No es un dato menor cuando Madrazo está proponiendo en el seno de su partido exactamente lo mismo: evitar en lo posible una confrontación abierta y mandar la elección del candidato presidencial por lo menos hasta octubre, aunque se adelanten PRD y PAN. Cabe preguntarse si la salida de Peña Nieto con dos enviados por el CEN priista como Manuel El Meme Garza y Rafael Rodríguez Barrera, fue sólo una operación de Montiel y su equipo o si en el fondo existe un acuerdo entre el gobernador y el presidente del partido. No es descabellado.

El problema de los adversarios de Madrazo, entre los que se supone que figura Montiel, es que mientras sigan con su estrategia de no tener una figura que concentre sus posiciones y se muestre como un alternativa interna y externa, seguirán estando a mucha distancia del tabasqueño, pese a que las encuestas digan que Madrazo es el que más “negativos” acumula en ellas.

Finalmente en el PAN, este fin de semana Santiago Creel se reunió con todos los gobernadores de su partido y comienza a hacer amarres que parecen ir mucho más lejos que los de sus adversarios. Con el agregado, le decíamos desde la semana pasada, de que la candidatura de unidad, o casi, de Carlos Medina Plascencia al CEN panista, le puede ahorrar un enfrentamiento previo en el seno de su partido en el que poco y nada tendría que ganar.

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