El IFE bajo el volcán partidario
Columna JFM

El IFE bajo el volcán partidario

Si en el Instituto Federal Electoral no lo han comprendido con claridad, están enfrentándose a una tempestad que puede poner en serio riesgo su actual conformación. Una serie de fuerzas se han conjugado con algunos errores del propio Instituto, incluyendo su división interna, como para provocar una serie de movimientos de fondo en su estructura.

Si en el Instituto Federal Electoral no lo han comprendido con claridad, están enfrentándose a una tempestad que puede poner en serio riesgo su actual conformación. Una serie de fuerzas se han conjugado con algunos errores del propio Instituto, incluyendo su división interna, como para provocar una serie de movimientos de fondo en su estructura.

El detonante, lo señalábamos días atrás, fue el debate sobre los estatutos del partido Verde Ecologista de México. Decíamos entonces, que el argumento planteado por la mayoría de los consejeros del IFE era sensato: no podían tomar una decisión sobre los estatutos mientras no resolviera el Tribunal Electoral al respecto, pero la posición del Verde también era muy entendible: un partido político, cualquiera, nos guste o no, no puede esperar seis meses hasta que alguien resuelva si son legítimos o no sus estatutos, en todo caso, si el tribunal se retrasa, el IFE puede legitimar esos estatutos, está dentro de sus atribuciones, y después el Trife puede avalar o no esa decisión.

Pero lo importante en esto no es la discusión legal o jurídica sobre el tema, sino el contexto político en el que se dio: la decisión de no avalar los estatutos del Verde se tomó con el voto dividido de los consejeros (cinco contra cuatro y el empate previo obligó a que el voto del consejero presidente, Luis Carlos Ugalde volcara la decisión en contra del Verde, exponiendo a Ugalde a un fuerte desgaste político), pero sobre todo contra la opinión de todos los partidos con registro. No dudo de la legitimidad de la decisión adoptada (aunque el sólo hecho de que la mitad del IFE y todos los partidos estén en contra de ella, tendría que llevarnos a reflexionar sobre su pertinencia) pero una institución como el IFE no puede ignorar los consensos ni su relación con los partidos. Ese disenso, el enfrentamiento de cinco consejeros con cuatro de sus compañeros y con el conjunto de los partidos es lo que ha abierto una ventana muy amplia para canalizar muchas de las fuerzas que, desde su instalación, están presionando por modificar el actual consejo general del IFE.

Muchos se están equivocando cuando ven en la declaración del PRI y el Verde sobre el juicio político a cinco consejeros del IFE por aquella resolución, sólo una medida publicitaria. La intención va en serio, realmente quieren modificar la estructura del IFE y sus acuerdos con otros partidos van mucho más allá. Las declaraciones del ex consejero electoral y actual diputado perredista, Emilio Zebadúa, respecto a las deficiencias que está mostrando este consejo y la necesidad de evaluar el desempeño del IFE, no pueden pasar desapercibidas. Zebadúa fue el hombre que en el PRD operó buena parte de los trabajos para la selección de consejeros del IFE y recordemos que las negociaciones del PRD con los otros partidos fracasaron y, finalmente, este Consejo General fue aprobado sin los votos perredistas (tampoco los del PT). Desde entonces, ese partido ha realizado muchos esfuerzos para modificar la estructura del mismo, removiendo algunos consejeros para abrirle un espacio a alguna de las propuestas suyas que se quedaron en el papel.

Por su parte, el PRI (al igual que todos los otros partidos) está muy preocupado por lo que considera la injerencia del IFE en la vida interna de los institutos políticos. Y recordemos que el PRI espera reformar sus estatutos en su próxima asamblea. Y el caso del Verde le ha servido para detonar el actual conflicto. Pero lo preocupante es que en esta ocasión son todos los partidos los que están descontentos, con o sin razón, con lo que está sucediendo: reflejo de ello es que las cámaras de senadores y diputados, por unanimidad, se han pronunciado por exhortar al IFE a que en sus decisiones “se apegue a la legalidad”. Se trata de resoluciones retóricas, pero muestran un estado de cosas. En ese contexto, la posibilidad de un acuerdo entre el PRI, el PRD, el Partido Verde, el PT (y seguramente Convergencia) para impulsar lo que el diputado y ex consejero del IFE, Emilio Zebadúa ha llamado una evaluación del Instituto y de sus consejeros, puede avanzar y no necesariamente llegar a la conclusión de que todo está bien en la institución electoral más respetada de nuestro país.

¿Se puede modificar la actual estructura del IFE? Es posible, una de las vías es el juicio político que ha propuesto el Verde y apoyado el PRI, pero ello resultaría terriblemente desgastante para las instituciones y el propio proceso electoral. Otra vía, que tampoco es sencilla, es un acuerdo político que genere una reforma legal, como ocurrió en 1994, después del levantamiento zapatista en la llamada reforma Carpizo que modificó la estructura y los integrantes del IFE. Ninguna de las vías es sencilla, pero tampoco resultan, sobre todo la segunda, inviables.

¿Es evitable la crisis? Por supuesto que sí. Pero hace falta mucha más política dentro del IFE y de éste hacia fuera. En el pasado también ha habido y quizás hasta más duras que ahora, divergencias entre los consejeros del IFE, pero allí el trabajo político y la propia actitud de muchos consejeros, comenzando por Woldenberg, establecía una suerte de límite que no se podía traspasar, además de que nunca se presentó una coyuntura en que todos los partidos se sintieran (insistimos, con o sin razón) molestos, al mismo tiempo, con el Instituto. Hoy lo que ha detonado la ofensiva de los partidos es que han descubierto las fisuras internas que se perciben en el Instituto y las están tratando de explotar. Y al mismo tiempo, ni el consejero presidente ni la mayoría de los consejeros están saliendo a los medios con una estrategia clara y común para contrarrestar esa ofensiva al tiempo que buscan restablecer los lazos, la comunicación con los propios partidos. No se trata de regresar al pasado con partidos con voz y voto en el Consejo General pero tampoco parece viable una situación de incomunicación entre los consejeros y los partidos. Alguien debe restablecer esos lazos y debe ser el propio consejo general, comenzando por Luis Carlos Ugalde el que se aboque a esa tarea política urgente.

Por supuesto que una situación de estas características podría mantenerse por mucho tiempo, incluso hasta las elecciones. Pero sería jugar con fuego, sería una forma de poner en peligro la institución electoral más prestigiada de nuestro país, precisamente en un momento donde la presión política y social tendría que estar en otro ámbito: en la búsqueda de la homologación de la legislación, los métodos e incluso las instituciones electorales estatales con la federal, cuando el IFE debería estar luchando por ampliar sus beneficios y posibilidades al terreno electoral, aún tan agreste, de los estados, en lugar de aproximarse a una crisis. Nadie, absolutamente nadie, ganaría con ello.

Elección por eliminación

Hoy el Instituto Electoral del Estado de México deberá tomar la decisión sobre si confirma o no la resolución de su comisión de fiscalización, que inhabilita el registro para la elección de julio de Rubén Mendoza Ayala y de los otros dos precandidatos panistas a esa posición, José Luis Durán y Carlos Madrazo. En el caso del Edomex han comenzado movilizaciones y se ha acusado al IEEM de responder a los intereses del gobierno local por la decisión adoptada, pero en el Instituto local alegan, y si ello es verdad sería muy grave, que tienen pruebas muy sólidas de las irregularidades cometidas, sobre todo la falsificación de facturas que, además, terminaría siendo un delito. Hoy tiene que decidir el pleno, formado por siete consejeros, pero recordemos que ya tres de ellos, integrantes de la comisión de fiscalización, votaron, unánimemente, por la sanción. Con que se les sume sólo uno de los otros consejeros, ésta quedará ya en firme y no quedará, para el PAN demasiado tiempo para esperar la decisión de los tribunales. Y como si eso fuera poco ahora no sabemos si la candidata del PRD es descendiente de polacos y se llama Yeidckol Polensky o es una muy mexicana Citlali Ibáñez. Si como se ha dicho, el estado de México es un laboratorio, todo indica que puede estallar en cualquier momento por los materiales (y personajes) peligrosos que allí se manipulan.

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