El PRI prepara el asalto a Los Pinos
Columna JFM

El PRI prepara el asalto a Los Pinos

Mientras en el PAN, el Consejo Nacional le dio paso a los duros, (algunos dicen que llego una ?nueva generación? de panistas) y dejó fuera de la dirección partidaria a las corrientes doctrinarias, en el PRI, una vez más, confirmaron que la hora de la ruptura todavía esta lejos y tuvieron la inteligencia de moverse hacia el centro con una serie de acuerdos que utilizarán para fortalecer su oferta de cara al 2006.

Mientras el PAN, en el Consejo Nacional del fin de semana pasado le dio paso a los duros (algunos dicen que llegó una “nueva generación” de panistas) y dejó fuera de la dirección partidaria a las corrientes doctrinarias, en el PRI, una vez más, confirmaron que la hora de la ruptura todavía está lejos y tuvieron la inteligencia de moverse hacia el centro con una serie de acuerdos que utilizarán para fortalecer su oferta de cara al 2006.

Mientras se realizaba la asamblea priista, decíamos aquí que mucho más importante que la disputa Madrazo-Gordillo, eran los acuerdos que pudieran lograr los propios priistas en materia programática, sobre todo para quitar los candados que les impedían avanzar en las llamadas reformas políticas y estructurales. Esta vez, los priistas, tanto los madracistas como los de Unidad Democrática, supieron, pese a las diferencias, mantener sus acuerdos y, sin duda, el PRI salió fortalecido de una asamblea que muchos presagiaban como la de la ruptura definitiva.

No es una frase vacía la del fortalecimiento priista a partir de la asamblea. Primero, porque una vez más la expectativa de poder es mayor (o limita) a las tendencias centrífugas y, pese a las posiciones de los ultras de ese partido, en la mesa de estatutos no salieron las propuestas tendientes a limpiar el priismo de adversarios de Madrazo. Este apostó bien y con una carta pública desactivó la pretensión de algunos de sus propios simpatizantes y así libró a la asamblea del conflicto con Gordillo, el mismo día que la maestra lograba en la Suprema Corte de Justicia un triunfo que puede ser histórico al lograr el reconocimiento de la nueva federación de trabajadores al servicio del Estado que dejará a la antigua FSTSE que encabeza Joel Ayala con apenas 2 de cada 10 trabajadores afiliados. La mayoría irán a la nueva organización y, evidentemente, ello es una señal que los adversarios de Gordillo no pueden ignorar: los priistas, como se vaya a llamar su candidato, no pueden darse el lujo de perder ese volumen de votos, de apoyos, de recursos. Y se debe recordar que Madrazo es, sobre todo, un pragmático, y en la asamblea volvió a mostrarlo. Hubo, es verdad, algunas turbulencias extrañas en la mesa de estatutos (en parte solucionada porque se decidió que una comisión especial “compatibilizará” las distintas resoluciones de la asamblea, sobre todo en ese ámbito, que encabezará Mariano Palacios Alcocer), pero no mayores a las que se dieron en otras asambleas que influyeron en la historia actual del PRI como la XIV y la XVII.

Pero lo más importante no fue eso, fueron las reformas logradas en el ámbito del programa del PRI que le quitó los candados a la posibilidad de realizar reformas estructurales. No se trata de elementos menores: en su programa de acción el PRI elimina cualquier referencia respecto a la exclusividad del estado en la explotación y procesamiento de energéticos; reconoce la rectoría del Estado en materia de energéticos pero también propone esquemas para darle viabilidad económica a sectores como PEMEX y CFE. Acepta la necesidad de una reforma fiscal y se eliminó el punto que prohibía terminantemente aumentar el IVA. En el terreno político propone reducir la cámara de diputados a 400 miembros (reduciendo los plurinominales); propone regular las precampañas internas de los partidos; reducir los tiempos de los procesos electorales; reducir los costos de las campañas y poner límites a la publicidad de los gobernadores. También propone legislar para evitar los conflictos de intereses de los legisladores y los principales colaboradores de éstos. En su declaración de principios se define como un partido “socialdemócrata”.

En el programa de acción se notó la mano de Beatriz Paredes que volvió a confirmar que es una de las dirigentes políticas más sensatas y que mayor capacidad de operación del priismo (y del escenario político nacional), dejando de lado las tesis que tenían de rehén a ese partido en varios temas claves para el futuro del país como es el de los energéticos. Con ese respaldo, los priistas podrán operar en el futuro inmediato para ampliar sus márgenes de legitimidad ante distintos sectores de cara al 2006.

Se equivocó (conciente o inconcientemente) el gobierno federal al “saludar” en forma prematura esa reforma y anunciar que esta misma semana se reunirían con los priistas para sacar la reforma energética. Se equivocan porque si la idea era ésa, con la declaración a 24 horas de que concluyera la asamblea priista, en los hechos “vacunaron” la posibilidad y evidentemente el PRI no concurrirá a esos encuentros que anunció Santiago Creel. Lo que hará el PRI es presentar su propia propuesta que se asemejará mucho, en el concepto, a la reforma que se realizó en el tema de las pensiones para el Seguro Social: no será una reforma de fondo, servirá para enviar señales positivas y para dejar el mensaje de que si quieren esas reformas completas se tendrá que apostar al propio priismo para el 2006. El proyecto que presentará el PRI no privatizará nada de PEMEX o CFE, pero abrirá la inversión en el sector, buscando integrar el sector energético o sea establecer una estrategia común para el petróleo, el gas y la energía eléctrica. Se respaldará la “inversión” (pública y privada) en infraestructura básica para impulsar la petroquímica básica y modificar el patrón de exportación, insuflándole mucho mayor valor agregado (se exportaron 23 mil millones de dólares de petróleo en el 2004, se importaron 21 mil millones en gasolinas y petroquímicos). No se habla explícitamente de inversión privada, pero tampoco se le ponen, en estos campos, obstáculos y todos sabemos que la única posibilidad de tener recursos para esos proyectos es abriendo esos terrenos al capital privado. ¿Implicaría ello vender PEMEX o la CFE, o partes de esas empresas? No pero permitiría inversiones privadas en esos sectores.

Para colocarlas en su verdadera dimensión debemos comparar estas propuestas con las que en respuesta a ellas y esta misma semana presentó López Obrador. Y la diferencia es notable. El precandidato del PRD anunció que su propuesta es cerrar completamente el sector al capital privado y “financiar”, dijo, el desarrollo del sector con recursos públicos. Cuando se le preguntó de dónde saldrían esos recursos, dijo que invertiría en ello los recursos actualmente destinados al Fobaproa (en realidad se destinan al IPAB). La falta de formación del jefe de gobierno en temas económicos y financieros es conocida, pero hacer una declaración de este tipo por lo menos la confirma: en los hechos, implicaría buscar dinero (sin tomar en cuenta que en buena medida los recursos que van al IPAB terminan siendo más contables que contantes y sonantes) a costa de destruir el sector financiero para supuestamente invertirlo en el petróleo, olvidando que así se precipitará una crisis de dimensiones difíciles de calcular y que no habría nadie que financie los propios proyectos públicos. Vamos, ni Hugo Chávez ni Fidel Castro, se han planteado nada similar: en ninguna parte con la sola excepción de México y la muy democrática Corea del Norte, existen las restricciones en el ámbito energético que tienen nuestras leyes. Menos aún, nadie se está planteando romper con los compromisos financieros asumidos hace ahora ya diez años, en medio de la crisis económica del 95, como argumento para invertir en el petróleo.

En síntesis, las reformas que han realizado los priistas en sus estatutos son positivas y pueden airear el congestionado espectro político. Claro, si ellos son honestos en sus objetivos y si en el gobierno y el PAN no terminan reventando los acuerdos posibles, adelantando vísperas con fines electorales. Mientras tanto, el PRD de López Obrador parece cerrarse en el viejo discurso nacionalista, tratando de ganar votos mirando cada vez más hacia el pasado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *