Ridículos y desmesuras de Semana Santa
Columna JFM

Ridículos y desmesuras de Semana Santa

Una ridiculez suprema fue la actuación de los legisladores perredistas de Asamblea Legislativa del DF aprobando por unanimidad leyes que no habían leído con anterioridad y que resultó que ?afectaban? al jefe de gobierno del DF al decidir que cuando un funcionario o legislador solicita licencia ya no gozaría de fuero. La ley provocó casi un infarto masivo en el gobierno capitalino porque toda la estrategia del candidato López Obrador se basa en la victimización pero conservando el fuero. Demostrando quién manda en la ALDF y la ?independencia? entre poderes, los diputados locales tuvieron que regresar de sus vacaciones a sesiones y derogar a la mala la ley que habían aprobado horas antes.

Confiados en que durante la semana santa la mayoría de la gente está de vacaciones, incluyendo muchos comunicadores, son demasiados los políticos que creen que, por esa razón, sus ridículos, sus osos, sus mentiras, no tendrán mayor repercusión. A veces tienen razón, pero olvidan que esa semana de vacaciones termina demasiado pronto y sus errores y tonterías allí quedan.

¿Qué fue más ridículo en esta semana santa? Una ridiculez suprema fue la actuación de los legisladores perredistas de Asamblea Legislativa del DF aprobando por unanimidad leyes que ni siquiera habían leído con anterioridad y que resultó que “afectaban” al jefe de gobierno del DF al decidir que, como debe ser, cuando un funcionario o legislador solicita licencia ya no gozaría de fuero. La ley provocó casi un infarto masivo en el gobierno capitalino porque toda la estrategia del candidato López Obrador se basa en la victimización pero conservando el fuero. Demostrando quién manda en la ALDF y la “independencia” entre poderes, los diputados locales tuvieron que regresar de sus vacaciones a sesiones y derogar a la mala la misma ley que habían aprobado horas antes, ahora sí, regañados y mostrando su peor cara.

Tampoco quedan mal parados en el rating de la ridiculez, los evidentes intentos del gobierno capitalino de equiparar el posible desafuero del jefe de gobierno con la crucifixión y el vía crucis: vamos, hasta al Cristo de Iztapalapa le pusieron su moñito antidesafuero (aunque en algo que quizás resultó algo así como una premonición política, en Iztapalapa el Cristo se les desmayó antes de escenificar la crucifixión). Eso sí, la delegación adornó todo el recorrido con sus respectivos cartelones de apoyo al jefe de gobierno.

En las categorías del ridículo de semana santa hay que colocar también, sin falta, la actitud de muchos simpatizantes de la candidatura de López Obrador que, preocupados por la propuesta que el 18 de marzo presentó Cuauhtémoc Cárdenas sobre el futuro de la industria petrolera y la generación de energía y preocupados también por la declaración de López Obrador, ese mismo día, rechazando cualquier tipo de inversión privada en el sector, salieron rápidamente a tratar de minimizar a Cárdenas, a señalar que había negado sus opiniones de toda la vida, sin molestarse siquiera en leer (en eso se parecieron a los diputados capitalinos) el documento que presentó el fundador del PRD.

El documento, mucho más amplio, completo y preciso que los que haya presentado hasta ahora el lopezobradorismo (y cualquiera de los otros precandidatos presidenciales) sobre una propuestas económica concreta para el sector es una propuesta amplia, completa, discutible y analizable para el futuro de la energía. Cárdenas propone, entre otros puntos, otorgar autonomía presupuestal y de gestión a las empresas del Estado para ejercer su presupuesto, de la mano con compromisos precisos de las empresas, incluyendo la calidad del servicio y la racionalidad de los bienes y servicios que proporcionan. Todo ello en un esquema de planeación integral del sector, incluyendo el sector público y el privado. Respecto a los hidrocarburos propone invertir en reconstruir las reservas; aprovechar las reservas en aguas profundas del golfo de México “incluso considerando la posibilidad de establecer alianzas con otras entidades” para explorar y explotar esos yacimientos que hoy hacen producir fuera de nuestras fronteras las principales empresas privadas del sector. Pide fijar una plataforma de extracción de hidrocarburos, que tienda a reducir la exportación del crudo para preservar las reservas y utilizar el recurso para la generación de petroquímicos. Propone ampliar la capacidad de refinación del país, vinculándola, además con la generación de energía.

El eje de toda la propuesta es colocar en el centro de la actividad la producción petroquímica, en ese campo dice que “PEMEX deberá establecer acuerdos de largo plazo para abasto de insumos y fórmulas de precios que fomenten la inversión privada en eslabones intermedios y finales de las cadenas industriales, explorando nuevas formas de asociación con particulares nacionales y del exterior, como corresponde a una empresa de su magnitud”.

El documento va mucho más allá: hace una propuesta para aumentar “de manera urgente” la producción de gas natural, crear una nueva empresa especializada en el comercio y desarrollo del gas. Reintegrar a PEMEX como una empresa única y no como una administradora de filiales. Rediseñar el sistema de precios al consumidor final de energía, tanto de PEMEX como de la CFE.

En el ámbito de la energía se propone mejorar la calidad del servicio público y determinar las tarifas en función de los costos de producción. Pide regularizar la política de subsidios para que éstos lleguen efectivamente a los sectores que realmente los necesitan. En el campo de la integración de los procesos de generación, incluyendo la cogeneración, autoabesticimiento y las diversas formas descentralizadas de producción de energía eléctrica, todo ello con utilización de recursos públicos y privados. Llega incluso a proponer un tema tabú para muchos sectores del perredismo, como lo es la necesidad “prioritaria” de modernizar la Compañía de Luz y Fuerza. Hay mucho más en ese documento, pero para los adversarios internos de Cárdenas, estas propuestas son peligrosísimas, sobre todo cuando se las compara con la ausencia absoluta de las mismas, o el doble o triple lenguaje, aunque esté basado en generalidades, del jefe de gobierno cuando trata temas económicos y estratégicos. Y como no hay (o no son divulgables) respuestas políticas es preferible dar la orden de minimizar al adversario, aunque así esos supuestos críticos, caigan en el ridículo y en terribles contradicciones. Mejor que propuestas, en última instancia es convocar a movilizaciones para defenderse del desafuero y, de paso, para evitar con ello que las divergencias surgidas por la elección de autoridades partidarias sigan creciendo.

Otro que pasó una mala semana santa y que está esperanzado en que López Obrador no sea desaforado para así, por la teoría de las compensaciones, evitar su propio juicio político, es el gobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, que vio cómo se confirmaba la versión sobre la relación de todo su equipo de confianza en el gobierno estatal con los principales narcotraficantes del país y cómo incluso ajustaron cuentas entre ellos por el robo de cargamentos de droga. Hasta ahora Estrada Cajigal ha llegado hasta la Suprema Corte para evitar su propio desafuero y destitución y, políticamente, se apoya en el caso López Obrador para evitar, también, su salida. Sin embargo, con la información dada a conocer por la propia PGR esta semana pasada, su caída es irreversible.

No estuvieron tampoco bien los dirigentes priistas. El onceavo aniversario del asesinato de Colosio pasó entre sombras y opacado por las vacaciones: salvo, otra vez, la oportunidad y el sentido político de Beatriz Paredes, la enorme mayoría de los dirigentes del PRI encontraron alguna excusa para no hacer acto de presencia. Algunos podrán estar justificados, la mayoría no, pero lo cierto es que el PRI volvió a dejar a Colosio lejos de sus prioridades. Y de Fox en Waco, hablamos mañana.

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