La trampa mexiquense
Columna JFM

La trampa mexiquense

En la madrugada del sábado, en un proceso expedito y respaldado por todos los partidos, se renovó el consejo general del Instituto Electoral del Estado de México. De los siete nuevos consejeros, en el ámbito nacional, sólo es conocido uno de ellos: Bernardo Barranco ese extraordinario analista de las religiones, asumiendo ahora nuevas responsabilidades electorales. Los demás no son conocidos pero se eligieron, todos, siguiendo exactamente el mismo método que se había seguido para designar a los consejeros destituidos días atrás. No podemos esperar que se convierta en un consejo general modelo, pero por lo menos sí debemos exigirles que sean más coherentes que sus antecesores y caigan con menor frecuencia en escándalos inmanejables.

Para Héctor Aguilar Camín, con un abrazo solidario

En la madrugada del sábado, en un proceso expedito y respaldado por todos los partidos, se renovó el consejo general del Instituto Electoral del Estado de México. De los siete nuevos consejeros, en el ámbito nacional, sólo es conocido uno de ellos: Bernardo Barranco ese extraordinario analista de las religiones, asumiendo ahora nuevas responsabilidades electorales. Los demás no son conocidos pero se eligieron, todos, siguiendo exactamente el mismo método que se había seguido para designar a los consejeros destituidos días atrás: dos propuestos por el PRI, dos por el PAN, dos por el PRD y uno por el Partido Verde. No podemos esperar que se convierta en un consejo general modelo, pero por lo menos sí debemos exigirles que sean más coherentes que sus antecesores y caigan con menor frecuencia en escándalos inmanejables. Lo que no se podrá evitar, en la mayoría de los casos, es que las decisiones de cada uno de ellos no sean percibidas como marcadas por el sello partidario que les permitió llegar al instituto electoral del estado con mayor cantidad de electores, con mayores recursos, en los comicios que constituyen, siempre ha sido así, el principal laboratorio, prueba y ensayo, de los comicios federales del siguiente año.

La crisis que se desató en el Instituto Electoral mexiquense duró mucho menos de lo que se preveía, apenas una semana, porque en esta ocasión el priismo actuó con inteligencia y no pagó costos, aunque el tema daba para mucho: ¿cómo sobreponerse a la imagen de un grupo de consejeros que en una sesión abierta se divertían a costa de los millones que les tocaría a cada uno de ellos por la licitación otorgada a una empresa para proveer material electoral para los comicios del 3 de julio?. Pero también daba para mucho debate el saber cómo había podido concretarse ese video: el representante del PRD en el IEEM, Ricardo Monreal, le pidió al corresponsal de canal 40 que consiguiera una cámara porque “horas más tarde” tendría una buena nota. El corresponsal, como buen periodista, la obtuvo y efectivamente, horas después tenía, videograbados, a un grupo de consejeros hablando, en tono de “cotorreo”, cuántos millones le tocarían a cada uno por aquella licitación, todo en una reunión abierta del consejo. La pregunta, obvia, es cómo sabía Ricardo que se trataría ese tema horas más tarde y que, además, habría oportunidad de grabar el diálogo. Pensando mal se podría pensar que lo que sucedió fue que por lo menos dos de los participantes en el diálogo habían sido propuestos por los partidos de la oposición, uno por el PAN y el otro por el PRD. Que el diálogo pues, fue una suerte de montaje en que se hizo caer a otros consejeros. Así lo indica la lógica y el saber que Monreal es uno de los políticos y operadores más inteligentes y aguzados del PRD podría confirmarlo.

La trampa tenía un cebo que no se podía ocultar: el consejo general del IEEM estaba desprestigiado, no era un órgano electoral confiable desde aquel famoso “intento de asesinato” de su anterior presidenta y en los últimos años no había aumentado su prestigio. La trampa estaba destinada a que el PRI efectivamente la “descubriera” y se enredara durante el resto de la campaña en un proceso de debate sobre la legitimidad o no del consejo electoral: por eso el acuerdo de los presidentes del PRD, del PAN y de Convergencia, iba en el sentido de no sólo destituir a los consejeros sino también, desde ya, de anular el registro del candidato priista Enrique Peña Nieto, que ya se había despegado de sus adversarios en las encuestas. La trampa fue adicionada, además, con una actuación del secretario de gobernación, Santiago Creel, que para atender un conflicto electoral estatal y rompiendo todos los cánones de negociación de esa dependencia, recibió exclusivamente a los presidentes nacionales (no a los estatales) del PRD y del PAN, no invitó al encuentro a los priistas e hizo declaraciones a los medios sobre unas elecciones en las que su secretaría, para bien o para mal, no puede tener, de esa forma, incumbencia.

La idea era que el priismo estallara y se enredara en muy utilizada bandera del complot. Pero con enorme rapidez, apenas horas después de que estallara el conflicto, mientras el gobernador Arturo Montiel estaba siendo fotografiado entre tulipanes en la siempre agradable Holanda, su antecesor y uno de los principales operadores de Peña Nieto (para eso tan abusado como Monreal), el senador César Camacho, declaró que sí, que le parecía una barbaridad lo hecho por los consejeros de su estado y pidió la destitución de todo el consejo general, le recordó a Creel que la elección era estatal y no defendió lo indefendible. La crisis quedó zanjada en horas. Eso fue lo que evitó al priismo caer en la inteligente trampa que le habían tendido.

Tenía que reaccionar así porque la campaña de Peña Nieto está funcionando (pocas maquinarias electorales son más eficientes que la del priismo mexiquense), ayudada en parte por sus rivales: Rubén Mendoza Ayala parece haber perdido el rumbo de su campaña (aunque en esto hay que reconocer que el Comité Ejecutivo nacional del PAN, por alguna razón, no parece dispuesto a apoyarlo y, también que, como dice María de las Heras, en el estado de México nos vamos a encontrar con un voto panista “escondido”, que no va a aparecer en las encuestas) y también mientras, seguramente para la desesperación de Monreal, la candidata perredista Yeidckol Polensvky está confirmando que este reto no era para ella y que una candidatura en una entidad como el estado de México, no puede soportar simultáneamente un escándalo de identidad personal y una evidente falta de identidad política, basados sólo en la buena relación de la candidata con el jefe de gobierno capitalino. Sin crisis en el Instituto Electoral difícilmente habrá un cambio en las tendencias actuales.

Pero lo ocurrido en el IEEM vuelve a colocar en el debate la necesidad de equiparar los mecanismos, las instituciones y la legislación electoral federal con la de los estados. Ya lo vimos el año pasado en Oaxaca, en Veracruz, en Sinaloa, lo vemos ahora en el estado de México: ni la legislación ni las instituciones están a la altura de los procesos actuales. Ello es más absurdo cuando contamos con un sólido y reconocidos sistema electoral a nivel federal que se utiliza, en los hechos y para comicios cada tres años. Es el IFE el que tendría que tomar el control regulador de las elecciones en los estados, desde allí se podría y se tendrían que controlar los organismos locales que deberían depender de él; se tendría que homogenizar la legislación, con las excepciones naturales que podrían surgir en cada entidad federativa. Se debe quitar la elección de las manos de los factores de poder locales porque sino, como está ocurriendo casi siempre, independientemente del resultado, esos comicios terminan en las manos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y las elecciones y las autoridades que de ella surgen son siempre cuestionadas y están bajo sospecha. Lo lamentable es que parece que eso es lo que quieren los distintos partidos y no existe intención alguna de fortalecer a las instituciones federales que podrían contribuir a darle salida a estas crisis recurrentes. Quizás porque resulta mucho más redituable operar para crear, en cada estado, un consejo electoral a modo para los diferentes actores.

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