Fox, Marcos y los nuevos 15 minutos
Columna JFM

Fox, Marcos y los nuevos 15 minutos

Hace apenas una semana, Marcos decidió, primero, endilgarle una golpiza epistolar a todos nuestros precandidatos, donde los acusó desde estar involucrados con el narcotráfico hasta de ser mentirosos. Un día después, sin explicación alguna, sin exposición de motivos, decidió declarar una ?alerta roja?, incluso advirtiendo que iniciaba una etapa de acuartelamiento de sus ?efectivos?. En otro comunicado, el EZLN dejó entrever la posibilidad de optar por una salida militar y anunciaba una consulta en sus comunidades para determinar los pasos a seguir en el futuro.

Hace apenas una semana, Marcos decidió, primero, endilgarle una golpiza epistolar a todos nuestros precandidatos, donde los acusó desde estar involucrados con el narcotráfico hasta de ser mentirosos. El único que podría decirse favorecido por aquella misiva del subcomandante sería el jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador, porque al acusarlo de que se había movido al centro y que mantendría una política económica similar a la de Salinas y Zedillo, en realidad, le estaba haciendo un favor ante el mundo empresarial. Un día después, sin explicación alguna, sin exposición de motivos, decidió declarar una “alerta roja”, incluso advirtiendo que iniciaba una etapa de acuartelamiento de sus “efectivos”. Coincidentemente, unas horas antes el ejército mexicano había erradicado más de 40 plantíos de marihuana y amapola en tres municipios que el comunicado militar decía que estaban en zona de influencia zapatista.

En otro comunicado, el EZLN dejó entrever la posibilidad de optar por una salida militar y anunciaba una consulta en sus comunidades para determinar los pasos a seguir en el futuro. El gobierno federal, mientras tanto, minimizó lo que sucedía en Chiapas. Pero eso fue sólo en el discurso, porque el propio vocero presidencial, Rubén Aguilar, para que los zapatistas no se enojaran, desmintió a la secretaría de la Defensa al decir que aquellos plantíos, como decían los voceros del EZLN, no estaban en la zona de influencia de ese grupo. La Sedena se limitó a confirmar en otro comunicado que sí estaban en esa zona.

Ahora, sin ofrecernos explicación alguna, el EZLN nos dispara otro comunicado donde dice que concluyó la consulta con “decenas de miles” de bases de apoyo y que, en un acto de extrema congruencia democrática, el 98 por ciento decidió adoptar una nueva “iniciativa política de alcance nacional e internacional” de la que no nos da pista alguna sobre su contenido e intención.

Inexplicablemente, la presidencia de la república entró en éxtasis. El vocero presidencial en su conferencia de prensa dijo que el ejecutivo “veía con buenos ojos”, que “celebraba”, que “reiteraba el entusiasmo” por una decisión zapatista que aún no conoce, y sin que éstos hayan informado de qué se trata, ya es concebida por el gobierno federal como una iniciativa que “privilegia a la política como la vía principal y más adecuada para resolver la problemática de las comunidades indígenas zapatistas y abre la posibilidad del diálogo como instrumento para encontrar acuerdos”.

¿Dónde, en qué párrafo, en qué línea del comunicado de Marcos el gobierno federal leyó la anterior?¿con base en qué sostienen que si así lo deciden los zapatistas no hay “ningún impedimento legal” para que se incorporen a la vida política, “a través de la organización que ellos decidan construir”? Si nadie sabe cuál será la propuesta que presentará el zapatismo ¿cómo puede el gobierno federal adelantarse a decir que existe la “decisión y la apertura total” del propio gobierno para apoyarlo en transitar por esa vía? Van más allá aún: el presidente Fox le manda decir a Marcos, desde Belice, que “está a sus órdenes” para que, juntos, “armen” la incorporación del EZLN a la vida política nacional.

Me parece una irresponsabilidad manifiesta del ejecutivo federal, festinar, “celebrar”, “ver con buenos ojos”, “entusiasmarse”, por una iniciativa que aún no conoce y que está expuesta con el doble lenguaje con el que el EZLN suele oscurecer las verdaderas intenciones políticas en sus comunicados. Que se hable de incorporación a la vida política del país de una organización clandestina que, hasta ahora no lo ha solicitado, que por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas seguía en estado de alerta militar parece irresponsable. Porque el gobierno federal parece olvidar que esa organización le declaró la guerra a un Estado mexicano que él encabeza, una organización que se asume como un “ejército” decidido a enfrentar, por lo menos de palabra, al ejército mexicano al que no reconoce como tal; una organización que considera que una parte del territorio nacional está bajo su control, no bajo el control del gobierno que encabeza el presidente Fox y que el propio vocero implícitamente reconoce como tal cuando habla de las comunidades zapatistas.

Es verdad que no hay enfrentamientos armados directos, mayores, en Chiapas desde hace más de diez años. Pero aquella situación no ha cambiado, incluso después de la enorme concesión que le dio el gobierno al zapatismo al inicio de esta gestión, con un costo político desmesurado si se lo compara con lo que obtuvo a cambio. Es verdad también que en varias de las comunidades con influencia zapatista se está trabajando en distintos proyectos que han alejado a esos grupos de la posibilidad de regresar a las armas, pero se debe recordar que no ha sido, precisamente, porque así lo hayan dispuesto los dirigentes zapatistas: en realidad fue pese a su absoluta y pública resistencia a ello. Y si hay una salida política quizás sea, como aquí dijimos la semana pasada porque las bases se estaban distanciando ya demasiado de sus dirigentes.

Nadie puede oponerse a la incorporación del EZLN a la vida política nacional, pero se requiere, antes, que se cumplan con algunas condiciones, entre ellas el público desistimiento de esa organización a la vía armada (algo que jamás ha hecho aunque desde la presidencia de la república parecen ignorarlo), incluyendo aquella declaración de guerra al Estado mexicano, y el establecimiento de un programa de desarme de las comunidades y la propia organización. Un grupo clandestino, armado, que sigue planteando la posibilidad de un enfrentamiento militar para llegar al poder, simplemente, si no modifica esos principios, no podría incorporarse a la vida política nacional como lo plantea el presidente Fox.

Lo más preocupante es que nada de eso está presente en la declaración que tanto “entusiasmo” ha generado en el ejecutivo federal. En realidad, conociendo la forma de actuar de este tipo de organizaciones y siguiendo la experiencia de Colombia, es mucho más probable que esa “nueva iniciativa” del EZLN tenga que ver con otro tipo de mecanismo mucho más cercano al que aceptó, cometiendo un enorme error político, el ex presidente Pastrana en Colombia, cuando aceptó la zona de despeje en Colombia, e inició, también sin condiciones, un periodo de diálogo que, como no tenía compromisos, metas ni plazos, terminó no sólo en un fracaso, sino en un fortalecimiento de las posiciones de los grupos armados, por la consolidación de una virtual zona liberada combinada con una alta exposición pública, sin dejar las armas ni comprometerse a nada a cambio de ello.

¿Por qué es posible una salida de ese tipo? Porque el zapatismo debe estar viendo en la administración Fox un gobierno debilitado, urgido de resultados, y eso mismo se lo confirmarían las declaraciones apresuradas del presidente y su vocero, que antes de conocer qué se propone el zapatismo, ya lo está festejando. En esa lógica, lo que sea que proponga Marcos, si no es una salida militar (que es inviable para el propio EZ), será aceptado, aunque implique costos muy altos para el gobierno y para el proceso electoral que en los hechos ya se ha abierto, y en el que el EZLN piensa participar pero no como actor electoral ni como partido, sino como siempre lo ha hecho: como grupo de presión que intenta ser de poder, sin que el gobierno foxista le exija nada a cambio. Y mientras tanto, la “guerrilla mala” el EPR y sus epígonos, se aprestan a fortalecer esa presencia, regresando entre fines de este año y principios del próximo, a reactivar sus acciones armadas. Ojalá me equivoque.

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