El PRI o Prometeo encadenado?al revés
Columna JFM

El PRI o Prometeo encadenado?al revés

La crisis del PRI, a pesar de lo que sostengan algunos analistas, no es inevitable ni irreversible, Venimos escuchando, y muchas veces lo hemos dicho, que esa crisis está, ahora sí, a la puerta de ese instituto político, que la ruptura es inminente.

Cuenta la leyenda que a Prometeo, por haberle entregado el secreto del fuego a los hombres, los dioses lo condenaron a que, cada día, atado a una roca, el águila le devorara las entrañas, que se regeneraban por la noche para continuar el martirio al día siguiente. En el PRI a veces pareciera que ocurre lo contrario: en las noches, las aves de la pasión y la ambición personal o de grupo, se devoran al priismo, pero al día siguiente reaparece regenerado sin que nadie sepa, realmente, qué sucedió.

La crisis del PRI, a pesar de lo que sostengan algunos analistas, no es inevitable ni irreversible. Venimos escuchando, y muchas veces lo hemos dicho, que esa crisis está, ahora sí, a la puerta de ese instituto político, que la ruptura es inminente. Y no ocurre, no se da, mal o bien, el priismo sigue siendo un partido competitivo, gana elecciones, tiene algunos personajes políticos muy respetables y otros impresentables (en los dos sentidos más que los otros partidos), y en última instancia puede permanecer por una instinto de poder y disciplina que termina cohesionándolo más que las evidentes divergencias que existen en su seno.

Probablemente hoy, en la reunión del consejo político nacional del priismo tendremos una demostración más de ello. Apenas el lunes, Elba Esther Gordillo parecía que reventaría cualquier hipotético acuerdo en el priismo. La amenaza de llevar el debate sobre la dirigencia al Trife, los adjetivos, durísimos, contra Roberto Madrazo y su equipo, eran casi imposibles de ignorar y llevaban al PRI al peor de los escenarios: el empantanamiento interno, dejando la decisión hasta del proceso de selección de su candidato, en manos de los miembros del Tribunal Electoral. No sé que hará finalmente Elba Esther Gordillo, pero si fructifica la propuesta de colocar a Sergio García Ramírez en la presidencia del partido y no interferir para que ella se mantenga en la secretaría general, parecería casi imposible que Elba (sin incurrir en una suerte de suicidio político) continúe su batalla en los tribunales. No sólo porque García Ramírez es un hombre respetado y respetable, que llegaría a esa posición con la aceptación de buena parte de los grupos de poder del partido, sino también porque es difícil percibir cuáles podrían ser las dificultades de Elba para trabajar con García Ramírez e incluso de poder reformar, si así lo desean, en forma sustantiva el comité ejecutivo nacional. No aceptar ese esquema implicaría para Elba terminar aceptando la tesis de sus mayores adversarios: de que en realidad lo que desea es salir del PRI ocasionándole el mayor costo político posible a ese partido. Es más, incluso desde una visión de absoluta real politik , del mejor (o peor) pragmatismo priista, sería muy arriesgado hasta en términos personales jugar la carta de la ruptura en estos momentos, porque los sectores que la acompañarían serían poco significativos en la estructura real del PRI. Es verdad que Gordillo sigue manteniendo muchos espacios de poder, incluyendo esa base política envidiable para cualquiera que es el sindicato de maestros. Pero jugar la carta de la ruptura ahora, si en lugar de una imposición madracista se deja en el PRI, con el amplio acuerdo tanto de los seguidores de Madrazo como de Unidad Democrática y de otros sectores, a un personaje como García Ramírez, podría terminar poniendo en peligro, para Elba, incluso su propia base de operación política.

Con todo, se debe recordar que los mensajes en el priismo siguen estando cruzados, siguen siendo contradictorios. Si la decisión de buscar a García Ramírez para la presidencia del partido fue sorprendente (¿de verdad no está arbitrando el reaparecido ex presidente Salinas entre ciertos actores claves del partido tricolor?¿no le suena a usted que esta salida, si se concreta, tiene toda esa marca de la casa?), más sorprendente, pero en sentido contrario, fue la propuesta del coordinador de los diputados priistas, Emilio Chauyffet, para designar al diputado oaxaqueño Heliodoro Díaz como presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados y por lo tanto como quien responderá el informe presidencial del próximo jueves. Es sorprendente porque Heliodoro Díaz no aparecía para esa posición, ni por el perfil ni por la influencia en el grupo parlamentario: se hablaba de Francisco Arroyo, se habló de Enrique Burgos, de hombres con amplio respaldo y con un tono conciliador, buscador de consensos y acuerdos, dentro y fuera del grupo parlamentario. Heliodoro Díaz es un duro, muy duro del priismo (de los que mecieron la cuna para la agresión que sufrió ayer la casa de Gordillo, por ejemplo), que por lo menos en su accionar reciente se ha caracterizado por ser una suerte de golpeador de la fracción tricolor, una pieza del sector de José Murat y Ulises Ruiz, que están por la confrontación interna más dura dentro del partido.

La decisión sólo puede comprenderse bajo dos interpretaciones: una que es una respuesta de Chuayffet, avalada por la mayoría de los diputados del PRI, a los tan controvertidos anuncios presidenciales de las últimas semanas: en lugar de un conciliador para contestar el informe, enviarán a uno de los más rudos, en la forma y en el fondo, lo que sumado a las advertencias de los propios priistas y perredistas, hacen predecir un informe que se alejará y mucho de la pretendida civilidad política de la que tanto se ha hablado. El problema es que quizás con ello el PRI envíe un mensaje al presidente, pero poco es lo que ganará, si va por el camino de la rudeza extrema, ante la opinión pública. El PRI ganó cuando contestaron el informe presidencial Beatriz Paredes o Manlio Fabio Beltrones (como en su momento ganó el PRD con aquella respuesta de Porfirio Muñoz Ledo a Ernesto Zedillo), no cuando va por la confrontación vana o excesiva. Y ese es uno de los graves peligros que corre.

La otra interpretación es que esa designación entra, como siempre en el juego de las compensaciones internas del priismo: como ese grupo no tuvo nada y es el más enfrentado con Elba Esther, como no avanzará la propuesta impulsada por el propio Heliodoro Díaz de la expulsión de la maestra (porque como lo reconoció el mismo Raúl Cervantes, jurídico del CEN del PRI, ayer, es muy difícil tener elementos documentales que sustenten esa petición), se los compensa con la presidencia de la mesa directiva de la cámara durante los siguientes meses, compensación doble porque en la de senadores presidirá Enrique Jackson. La pregunta es si, siguiendo la misma línea, el PRI no hubiera podido jugar una carta menos arriesgada.

Lo que desconcierta también y paradójicamente es parte del secreto de poder hacer acuerdos de los más insólitos que eviten crisis mayores, es que en última instancia, en el priismo (y lo mismo sucede en el PRD y en el PAN aunque en menor escala) se discute y se pelea por todos estos espacios de poder pero no sobre los temas torales del país y del propio partido: sea el presidente del PRI García Ramírez o el presidente de la mesa directiva en la cámara baja Heliodoro Díaz ¿qué opina el PRI de la seguridad pública, qué propuestas tiene para trabajar sobre el tema?¿qué opina de las cada día más imprescindibles reformas en el ámbito energético?¿qué opina de la relación con Estados Unidos?¿de la salud, la educación, la política social? Las diferencias internas en los partidos ni deben asustarnos ni implican, necesariamente rupturas, ni juegos perversos, aunque muchas veces los haya. Lo que no deja de sorprender es que se basen, exclusivamente, en juegos de poder que, aunque estén sustentados en muchas ocasiones en diferencias políticas e ideológicas profundas, jamás se diriman en ese terreno.

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