Un Presidente solo
Columna JFM

Un Presidente solo

Pocas cosas en el ámbito social son más explosivas que el conflicto que se ha suscitado en torno a la ley cañera. La expropiación de los ingenios fue en su momento un tema de lata controversia política y empresarial. Finalmente, en la cámara de diputados se aprobó la ley cañera que no le gustaba a la presidencia de la república y que fue objeto de una amplia negociación y, por último, luego del compromiso de un par de cambios legislativos, la ley fue promulgada el 23 de agosto pasado.
Ayer, los cañeros y algunos legisladores se reunieron en el Palacio de Covián con el subsecretario de Gobernación, Felipe González, que es el quien a llevado la intermediación en la negociación anterior, ahora aparentemente desconocida, dicen los cañeros por el gobierno federal.

Pocas cosas en el ámbito social son más explosivas que el conflicto que se ha suscitado en torno a la ley cañera. La expropiación de los ingenios fue en su momento un tema de alta controversia política y empresarial, porque el gobierno tomaba bajo su control esa actividad. Luego, más que la operación de éstos, lo que fue objeto de diferencias profundas fue la política para el sector, incluyendo el tema de la fructuosa importada de Estados Unidos. Finalmente, en la cámara de diputados se aprobó una ley cañera que no le gustaba a la presidencia de la república y que fue objeto de una amplia negociación y, por último, luego del compromiso de un par de cambios legislativos, la ley fue promulgada el 23 de agosto pasado. Pero esta semana, como las diferencias entre el ejecutivo, los productores y los legisladores no se atenuaron, el gobierno federal recurrió al expediente de presentar un recurso de inconstitucionales en contra de dicha ley, que ha redoblado el enfrentamiento y ha puesto en pie de lucha a miles de cañeros y a otras centrales campesinas.

Ayer, los cañeros y algunos legisladores se reunieron en el Palacio de Covián con el subsecretario de Gobernación, Felipe González, que es el que había llevado la intermediación en la negociación anterior, ahora aparentemente desconocida, dicen los cañeros, por el gobierno federal (en el gobierno federal se dice que quienes no cumplieron fueron los partidos que impulsaron la ley), tanto que se habían negado a sentarse a negociar con la secretaría de Agricultura. El único logro de la reunión de ayer fue que hoy se sentarán los cañeros y productores con el subsecretario de Agricultura, Francisco López Tostado.

Qué bueno que se sentarán a tratar de negociar, pero lo que desconcierta profundamente no es eso, sino que el mismo día en que estallaba esta crisis (y no es una exageración, se trata de un conflicto donde los componentes económico, el social, el político, se conjugan de tal manera que pueden tornarlo inmanejable) el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, renunciaba a su cargo para ir a buscar la candidatura del PAN en su estado natal, Guanajuato. Es incomprensible porque Usabiaga no podía renunciar dejando en manos de sus subordinados o de otras instancias de gobierno (como la propia secretaría de Gobernación), un conflicto de estas dimensiones. Se podría comprender si las elecciones en Guanajuato estuvieran a la vuelta de la esquina, pero serán dentro de nueve meses, al mismo tiempo que las presidenciales. El proceso interno en el PAN apenas comenzará (e incluso la última actividad pública en la que participó el fallecido Ramón Martín Huerta fue en un encuentro entre todos los precandidatos de su partido a la gubernatura para establecer las normas de la contienda) y no existe razón de peso alguna para que Usabiaga deje su cargo y no pueda mantenerse en él, por lo menos unos días más, mientras soluciona un conflicto que se creó en esa instancia de gobierno, en el área que estaba bajo su responsabilidad. Y tampoco se comprende que su amigo, el presidente Fox se lo haya autorizado.

Salvo, claro está, que la decisión de Usabiaga haya pasado por encima de la opinión presidencial o que en Los Pinos no están aquilatando la dimensión del problema que se les puede venir encima (justificado o no) como consecuencia de este conflicto. El presidente Fox calificó alguna vez a Usabiaga como el mejor secretario de Agricultura de la historia de México. Evidentemente fue una exageración y esta última decisión de Usabiaga en el cargo parece confirmarlo. Un ejemplo: en un par de años, se abrirá totalmente el mercado agrícola en el TLC. Los productores, sobre todo de Estados Unidos, se han ido preparando todos estos años para esa fecha. ¿Cuál es la preparación que hemos tenido en los últimos cinco años para ese momento? No dudo que algunas empresas muy grandes se han fortalecido y que algunos números, promediados, parezcan muy promisorios, pero el sector hoy sufre una debilidad estructural que se refleja en los amplios grupos sociales cuya calidad de vida no ha mejorado, se refleja en la creciente migración a los Estados Unidos y a las ciudades, y en la dependencia cada vez mayor de esos grupos sociales, de esas familias, de las remesas que reciben de Estados Unidos. Usabiaga no trabajó en esos aspectos, no estuvieron en su agenda. Pero tampoco, lo confirma su renuncia de hoy para buscar una candidatura que se definirá dentro de varias semanas, en los conflictos sociales que configuran el día a día del sector.

El presidente Fox se está quedando solo. Si la muerte de Ramón Martín Huerta lo despojó de un cercanísimo amigo y colaborador, la renuncia de Usabiaga, sólo puede entenderse, en este contexto, como la decisión de otro de sus grandes amigos, de dejar el barco gubernamental para buscar otros horizontes, precisamente en un momento en que ese barco sufre el embate de un posible temporal. Si hacemos un recorrido por los nombres de los hombres y mujeres que acompañaron a Vicente Fox en su aventura de dejar Guanajuato para buscar la presidencia de la república, nos encontraremos con que hoy, junto a él, con la sola excepción de su esposa Marta Sahagún y en otra dimensión de Ramón Muñoz, no queda nadie. El presidente está solo y algunos de sus colaboradores se esfuerzan en reforzar con sus actitudes esa sensación. No es una buena señal para un sexenio que debe afrontar unas elecciones federales tan difíciles en un contexto político de alta volatilidad social, y donde la secretaría de Gobernación parece quedarse, también, cada vez más sola para afrontar esos desafíos. Pero Usabiaga quiere ser gobernador de Guanajuato (y para colmo dicen que quizás tampoco se le haga).

Otra contradicción incomprensible

En la mañana el vocero presidencial, Rubén Aguilar, aseguró que Ramón Martín Huerta había recibido amenazas de muerte, y dijo que eso ocurre con muchos funcionarios, y también que al investigarlas seriamente, la mayoría de esas amenazas eran falsas. Es verdad: platicando en alguna oportunidad con Ramón Martín me habló de esas amenazas, que en esa posición son casi normales, como las que recibe Miguel Angel Yunes, en la propia SSP, o las que me comentaba que recibía Rafael Macedo de la Concha en PGR, o las que recibe, casi en forma cotidiana, José Luis Santiago Vasconcelos en la SIEDO o la mayoría de los hombres y mujeres que se encargan de los capítulos más delicados de la seguridad. Hasta allí no existía debate, era casi una verdad de Perogrullo. Pero inmediatamente después, el encargado de despacho de la SSP federal, Rafael Ríos, emitió un comunicado desmintiendo al vocero presidencial, diciendo que eso era falso y que Huerta jamás recibió amenazas de muerte. Supongamos que fue así y, aunque suene increíble, Huerta jamás había recibido una amenaza ¿a qué funcionario se le ocurre chocar públicamente con el vocero presidencial por ese tema? Con tratarlo internamente era más que suficiente, pero no, como si no existiera suficiente confusión sobre los hechos que rodearon la muerte de Ramón Martín, se agrega, ahora, un factor más para profundizar, todo lo que se quiera, las especulaciones que el gobierno dice que quiere evitar. Y para documentar nuestro optimismo, diría Monsiváis, al rato, fue Rubén Aguilar el que desmintió a Ríos y dijo que Huerta sí había recibido amenazas y que mostraría las pruebas. ¡Qué muestra de unidad acción y labor coordinada en el gobierno federal!. ¿Cómo no creer entonces que el presidente está cada vez más solo y son cada día menos los que realmente lo cobijan políticamente?

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