Madrazo, entre sí mismo y su circunstancia
Columna JFM

Madrazo, entre sí mismo y su circunstancia

No me cabe duda que cualquier estudio de opinión serio ubicaría en estos momentos al priismo en el tercer lugar en las preferencias electorales. Ante ello, algunos analistas y estrategas electorales, piensan ya en un probable desplome del priismo que lo lleve a cifras por debajo del 20 por ciento. Es verdad que el escenario no es halagüeño para el tricolor: su fuerza ha menguado; los escándalos han afectado su imagen pública. Con todo, el PRI tiene algunos elementos a su favor que no habría que subestimar. Desde el 88 estamos escuchando, ante cada elección, que ahora sí viene el fin del PRI. Desde entonces hasta ahora no ha ocurrido así. Nada puede asegurar hoy que el PRI esté en condiciones de ganar las elecciones, pero tampoco habría que firmar ya su certificado de defunción.

No me cabe duda que cualquier estudio de opinión serio ubicaría en estos momentos al priismo en el tercer lugar en las preferencias electorales para el próximo dos de julio. Ante ello, algunos analistas y estrategas electorales, piensan ya en un probable desplome del priismo que lo lleve a cifras por debajo del 20 por ciento, como le ocurrió a Cuauhtémoc Cárdenas (encabezando una coalición del mismo nombre a la que ahora conduce Roberto Madrazo: Alianza por México) hace seis años.

Es verdad que el escenario no es halagüeño para el tricolor: su fuerza ha menguado; los escándalos como la ruptura con Elba Esther Gordillo o el caso Montiel, han afectado su imagen pública, misma que no es, en el caso de Madrazo, para nada la mejor del mundo. Sumado a ello, resulta evidente que la candidatura de Roberto Campa para Nueva Alianza, le dificulta las cosas porque, muchos o pocos, le quitará votos y discurso electoral. Lo mismo sucederá si, violando la ley, las autoridades electorales le dan el registro a Víctor González Torres o sí éste y la llamada ala campesina se terminan integrando, lo que es lo más probable, a otro partido (antes se pensaba que a Nueva Alianza, ahora muchos piensan que al PRI). En estos meses, si bien es verdad que el voto de López Obrador está decayendo en forma paulatina pero constante, el perredista continúa, en expectativas de voto, bastante por encima del PRI y su otro rival, Felipe Calderón está creciendo en forma acelerada y quedándose con buena parte de los electores no definidos que antes estaban con AMLO. Además, en el priismo aún falta por definir el nombre de los candidatos a diputados y senadores, lo que podría detonar aún más las fuerzas centrífugas en el partido.

Con todo, el PRI tiene algunos elementos a su favor que no habría que subestimar: sigue gobernando más de la mitad del país, incluyendo varios de los estados con mayor porcentaje de electores; su maquinaria electoral, como lo ha demostrado en muchas entidades federativas, sigue funcionando en forma adecuada; tiene, a diferencia del PAN o del PRD, una estructura nacional, en todos los estados del país. Por eso, a pesar de sus pesares, el piso del que suele partir el PRI en las elecciones, con la excepción del Distrito Federal, es muy alto: sus operadores estiman que, pase lo que pase, tienen garantizado el triunfo en unos 155 de los 300 distritos electorales. El problema que se le presenta es que su techo es muy bajo: en otras palabras, tiene asegurado un porcentaje electoral importante (que es muy difícil que baje del 25 por ciento) pero lo que se le ha dificultado con la candidatura de Madrazo y la exhibición pública de sus problemas internos, es conseguir votos no definidos, que es la parte sustancial del electorado en disputa. Si no hace algo para crecer en ese sector del electorado no tiene nada que hacer en los comicios, aunque paradójicamente mantendrá un porcentaje relativamente alto de diputados, más aún de senadores y el control de buena parte de las gubernaturas y presidencias municipales del país. Pero sin eso no le alcanza para la presidencia.

Y el tema pasa por la confianza: la personal que pueda inspirar Madrazo y la que genere el partido y su equipo. En los estados donde el PRI ha tenido sus principales éxitos electorales en los últimos años ha sido, como en el estado de México o Coahuila, donde ha recurrido a candidatos con buena imagen, buen historial político, y jóvenes. Madrazo es un político muy conocido y con historia. Su imagen, con razón o sin ella, ha sido muy golpeada y su suerte, en este sentido, se jugará básicamente por la gente que lo acompañe en la campaña y con algunas acciones indispensables. Fue un acierto decir, como aseguró el domingo, que centrará su campaña en el tema de la corrupción y la transparencia, pero entonces deberá tomar varias medidas de fondo en ese sentido: una de ellas, ampliamente reclamada por algunos sectores, es dar a conocer, como lo ha prometido para el miércoles próximo, su declaración patrimonial. Por otra parte debe evitar que a su alrededor aparezcan personajes desprestigiados precisamente por esa razón. Entre los 12 delegados que designó Madrazo, por ejemplo, para las entidades del país, hay de todo: buenos, malos y feos. Es verdad, como me decía un priista alguna vez, que no importa qué suceda: el elector priista es fiel y vota por quien sea su candidato. En parte puede ser verdad, pero eso olvida el dato central de la realidad: que la mayoría de los electores no tienen el voto asegurado con ninguno de los partidos y que éstos no pueden ganar, en ningún caso, sólo con su voto duro. Serán los electores no definidos aún los que determinarán el curso de la elección: El voto duro es bueno como base electoral, pero no es suficiente para ganar. Y eso es lo que no parecen entender algunos priistas que se precian de su capacidad de operación (por las buenas o las malas) pero no entienden que cada vez que aparecen le quitan votos a su candidato y partido.

Desde el 88 estamos escuchando, ante cada elección, que ahora sí viene el fin del PRI. Desde entonces hasta ahora no ha ocurrido así, ni siquiera después del asesinato de su candidato presidencial en el 94 y la derrota del 2000. Nada puede asegurar hoy que el PRI esté en condiciones de ganar las elecciones, pero tampoco habría que firmar ya su certificado de defunción. Falta mucho y el suyo, de los tres partidos grandes, es probablemente el tránsito más difícil complicado y exigente. Una vez más, su suerte dependerá de las expectativas que pueda generar: si para marzo o abril, Madrazo sigue apareciendo no sólo en un tercer lugar en las encuestas serias sino también lejos de los otros dos candidatos, entonces sí podría ocurrir una desbandada de resultados poco previsibles. Si no es así, el PRI se mantendrá en la pelea y tiene armas como para competir. No debería ser subestimado por sus adversarios.

De la socialdemocracia al populismo

El domingo, unas pocas horas después de las elecciones presidenciales, luego de una segunda vuelta disputada y cerrada, los sondeos indicaban que la socialista Michelle Bachelet ganaría los comicios con cerca del 53 por ciento de los votos. Su rival, el conservador Sebastián Piñeyra, se quedó con casi el 47 por ciento. Piñeyra convocó a la prensa en su cuartel general, reconoció su derrota que atribuyó al apoyo que el gobierno había dado a Bachelet y de allí fue a las oficinas de su rival, la felicitó públicamente y le ofreció su colaboración, que Bachelet aceptó con un discurso conciliador. Y todavía no concluía, siquiera, el recuento de votos. Hace unas pocas semanas en Venezuela hubo elecciones: la oposición en masa se retiró del proceso porque no existían las garantías mínimas de competencia, votó sólo el 40 por ciento del electorado y Chávez se quedó con el control de todas, absolutamente todas, las curules del congreso de su país y no aceptó ninguna de las demandas de la oposición. Es una, sólo una, de las enormes diferencias entre un proyecto socialdemócrata auténtico y un proyecto nacionalista-populista.

Un robo político

Ayer a las once de la mañana, Jesús Reyes Heroles y Diódoro Carrasco, acababan de desayunar en el restaurante de El Lago, en Chapultepec, uno de los más concurridos y prestigiados de la ciudad de México. Para terminar su plática decidieron caminar hasta la banqueta que da al bosque de Chapultepec. Allí los esperaba un joven con una pistola, que los amenazó y despojó a ambos de celulares, carteras y relojes, se subió a un taxi que lo esperaba y desapareció antes de que las numerosas custodias que suelen estar en el lugar pudieran hacer nada. La denuncia ya fue presentada ante el MP. La duda sobre el porqué persiste.

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