Terrorismo, narcotráfico y populismo
Columna JFM

Terrorismo, narcotráfico y populismo

Existe un punto que ha concentrado la animadversión de muchos sectores políticos en América Latina hacia José María Aznar y es su decisión de participar junto a Estados Unidos y Gran Bretaña en la intervención en Irak. El ex presidente del gobierno español siempre ha dicho que esa era una decisión ética y que sabía que no era popular, pero que era la decisión correcta que se debía asumir en aquel momento, aunque la mayoría de los países del consejo de seguridad de la ONU, entre ellos México en aquel momento, no la respaldaran.

Existe un punto que ha concentrado la animadversión de muchos sectores políticos en América Latina hacia José María Aznar y es su decisión de participar junto a Estados Unidos y Gran Bretaña en la intervención en Irak. El ex presidente del gobierno español siempre ha dicho que esa era una decisión ética y que sabía que no era popular, pero que era la decisión correcta que se debía asumir en aquel momento, aunque la mayoría de los países del consejo de seguridad de la ONU, entre ellos México en aquel momento, no la respaldaran. Esa decisión, lo llevó a anunciar que no se presentaría a las elecciones de marzo del 2004 para buscar la reelección aunque todas las encuestas le daban mayoría al Partido Popular, pero los atentados del 11 de marzo, un par de días antes de las elecciones y la información gubernamental que quiso hacer responsables de los mismos a la ETA y no a Al Qaeda, determinaron la derrota del candidato de Aznar, Mariano Rajoy.

Dos años después, Aznar sigue defendiendo su decisión y asegura que fue correcta. Es más, en un análisis retrospectivo relaciona la guerra antiterrorista con el narcotráfico y las corrientes populistas en el hemisferio americano. Y asegura que han sido la lejanía de Estados Unidos con la región y la política errada de España en ella, las que en buena medida han revitalizado ese proceso. Sobre este tema platicamos en forma extensa con Aznar en la única entrevista que mantuvo en su reciente visita a México que causó tantas repercusiones por el apoyo que declaró a Felipe Calderón.

Pero el tema importante en la visita de Aznar no era Calderón, era lo que él considera su lucha contra la marea populista y su visión del mundo actual, incluyendo las corrientes de centroderecha que representa. Al respecto le comenté que en una reciente visita a Chile había dicho que las corrientes y los partidos de centro derecha estaban “avergonzados” y esa era una de las causas que permitían explicar esa marea populista en diversos países de la región. Para Aznar las corrientes de centro derecha tienen un “complejo  de inferioridad no solamente aquí, también en Europa y es  algo absurdo, por que la historia de las ideas, esencialmente en el siglo 20, se sustanció con la caída del muro de Berlín”. Cuando cayó el muro de Berlín, dice, “desapareció el sistema  comunista. Las ideas liberales, las ideas de libertad, triunfaron y las de la izquierda perdieron”. Entonces, “¿por qué tenemos que estar con ciertos complejos?, se pregunta. Hemos ganado,  hemos ganado la batalla histórica de las ideas y nuestras políticas, cuando se aplican, son mejores”. Estamos hablando, decía, “de las políticas reformadoras, las políticas abiertas, liberales, las que crean  más estabilidad, que son las que crean más prosperidad, más empleo a la gente”.  Pone un ejemplo: la política social.  “A mí, asegura, cuando gobernaba España me decían, la política de su gobierno no es social: oiga, déjenme: cuando yo llegué al gobierno trabajaban en España doce millones de personas, cuando yo dejé el gobierno trabajaban en España 18 millones de personas. Había seis millones de personas que se levantaban por la mañana y no tenían nada que hacer y había seis millones de personas que cambiaron el no tener nada que hacer por tener algo que hacer. Esa es la política social y eso requiere confianza, requiere inversión, requiere empresa, requiere seguridad, requiere estado de derecho, eso es lo que requiere y eso es lo que hay que construir y eso no se hace en 48 horas, requiere tiempo. Pero el populismo dice: mire yo aquí tengo una fórmula maravillosa con la cual, no se cómo, pero los voy a hacer a ustedes felices; ese es el camino del endeudamiento masivo, de las hiperinflaciones, el camino del autoritarismo, del militarismo y del empobrecimiento y ése es el camino al que nos quieren volver a llevar algunos y yo digo que ése no es el camino, ése es un mal camino que es distinto”.

Acepta que para lograr esos avances se requieren de consensos internos y eso falta en la región. “Es muy importante que pueda haber consensos básicos entre los partidos. Si queremos que éste sea el destino de nuestro país; si aceptamos que hay algunas áreas que tienen que ser salvaguardadas del debate y de la confrontación política y que deben servir para que todo el mundo trabaje conjuntamente y empujen en la misma dirección. Cuando uno tiene una democracia sólida es lógica la discrepancia, se puede discrepar sobre políticas concretas,  pero en lo que no se debe de discrepar es en la orientación del país. Cuando se discrepa en la orientación del país las cosas  se complican”.

Cuando se aborda el tema de los consensos, se llega al 11 de septiembre y la decisión que marcó su gobierno, de la mano con la relación que mantiene Estados Unidos con España pero también con América Latina y la guerra antiterrorista. Para Aznar el tema central es que “desde el 11 de septiembre, y es justo entenderlo, EU ha tenido que dedicarse a la guerra. Ha tenido que hacerlo en escenarios lejanos, las tomas de decisión estratégicas del mundo están, pues, lejanas de estas tierras, pero hay que hacer un reflexión sobre los líderes iberoamericanos”.  Los líderes actuales, dice, “son gente pendiente de las encuestas, de uno, del otro, de quedar bien, pero no de hacer lo que hay que hacer. Y eso es un problema. EU debe prestar más atención al continente y España debe cambiar de política regional. Esas son las dos cosas. Ahora se juntan varias circunstancias muy negativas: una, la marea populista; otra, que España ha cambiado su posición y se ha puesto en la posición equivocada; y  la tercera es que EU no actúa y no define una política más activa, más innovadora de lo que es la realidad iberoamericana en este momento”.

En este sentido dice que hay varios peligros que afrontar. “El terrorismo como amenaza global, que requiere una repuesta global, con la cual todas las democracias del mundo deben estar comprometidas y quien no se quiera comprometer quedará al margen de un capítulo muy importante  en el mundo. El segundo es el narco, que es una amenaza global y que puede tener sus vinculaciones con el terrorismo. Colombia es la mayor expresión de cómo es durísimo combatir un narcoterrorismo. Y el tercero, es el narcotráfico en sí mismo, agarrando a las instituciones de los países. Es un fenómeno muy grave y muy  preocupante del cual es muy difícil salir”.  Por lo tanto se requiere, dice, una actitud activa no solamente en contra del terror, sino en contra del narcotráfico, porque es absolutamente fundamental. Hay que estar muy activo, no solamente hay que denunciarlo, sino hay que actuar con una enorme contundencia contra ellos, asegura.

En este sentido, afirma que no tener “la menor duda” sobre lo actuado en Afganistán e Irak. “Hicimos lo que teníamos que hacer defendiendo la legalidad internacional y aquello fue una decisión que no tenía porqué ser popular, pero que tenía, sobre todo, que ser justa”. Y agregaba en aquella plática: “permítame una consideración: uno de los mayores problemas que tiene hoy el mundo es, por ejemplo, que el régimen fundamentalista de los ayatolas iraníes pueda tener dentro de poco tiempo una bomba atómica, que pueda ser una potencia nuclear. No es lo mismo que pueda ser una potencia nuclear una  democracia consolidada que un régimen fundamentalita; no es lo mismo, es muy diferente y cuanto hay más países con poder nucleares el mundo es más inseguro y mas inestable. Pero, además, es muy peligroso lo de Irán por que si Irán es un poder nuclear los terroristas son un poder nuclear y los narcoterroristas pueden ser un poder nuclear y eso es una amenaza brutal para el mundo. El mundo tiene que hacer frente a esa situación ahora, especialmente los líderes. Ahora imagínese esta situación en Irán todavía con Sadam en Irak y los talibanes en Afganistán: sería una situación infinitamente más complicada. Yo creo que el mundo es mejor sin Sadam, creo que el mundo es mejor sin los terribles talibanes y creo que será mucho mejor si Irán no tiene una bomba nuclear. No quiere decir que en Irán se tenga que actuar de la misma manera que en Irak,  digo que todos los líderes del mundo que quieren un mundo estable y seguro, deben hacer lo posible por actuar concertadamente para evitar que ese riesgo se convierta en una realidad, por que cuando se convierta en una realidad  será algo irreparable”.

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