Misoginia por nervios
Columna JFM

Misoginia por nervios

En el equipo de López Obrador crece el nerviosismo a medida que se confirma que las encuestas que se apresuraron a descalificar no sólo no mienten sino que establecen, además, una tendencia generalizada: su candidatura está cayendo. Al mismo tiempo, los acuerdos que podría establecer Felipe Calderón en estos días con grupos prestigiados de priistas moverían aún más las tendencias a favor de éste porque los acuerdos que ha conseguido López Obrador con personajes tan cuestionables como José Guadarrama o Víctor Anchondo en lugar de sumarle votos se los han restado.

En el equipo de López Obrador crece el nerviosismo a medida que se confirma que las encuestas que se apresuraron a descalificar no sólo no mienten sino que establecen, además, una tendencia generalizada: su candidatura está cayendo. Al mismo tiempo, los acuerdos que podría establecer Felipe Calderón en estos días con grupos prestigiados de priistas moverían aún más las tendencias a favor de éste porque los acuerdos que ha conseguido López Obrador con personajes tan cuestionables como José Guadarrama o Víctor Anchondo en lugar de sumarle votos se los han restado.

Dos síntomas demuestran que las cosas no están funcionando adecuadamente en el equipo de la alianza por el bien de todos. Primero, el tema Elena Poniatowska. La verdad, con todo respeto a doña Elena, los que resultan machistas y misóginos son los que salen a la defensa de “Elenita” (como le llaman en un diminutivo que implícitamente la demerita porque la hace aparecer como una joven indefensa), porque “ha sido atacada” por sus opositores. Es absurdo. La señora Poniatowska es una escritora reconocida que políticamente ha elegido mal en muchas ocasiones, y que en esta oportunidad volvió a equivocarse y aceptó realizar un spot de campaña para uno de los candidatos utilizando, además, dos premisas que son muy discutibles: primero, que López Obrador no se parece a Hugo Chávez (cuando el tabasqueño cada día parece demostrar lo contrario y para colmo, la suerte juega también en política, cuando resulta que un funcionario del gobierno del DF es detenido transportando droga de Caracas a México) y que la obra pública del DF no se realizó incrementando la deuda pública, lo que es falso: la deuda del DF sí se incrementó en forma importante y si en los dos últimos años no creció más fue porque el congreso le puso un límite (y porque el enemigo número dos de AMLO, Banamex, le ayudó a reestructurarla). Pero además, lo gastado, el origen y el destino de los recursos utilizados para las obras viales no se conocen, están embargados por el secreto del fideicomiso creado por el GDF para ocultar esas cifras. Entonces ¿por qué se asombran de que alguien le conteste a la señora Poniatowska? Doña Elena está participando en forma militante con un candidato en anuncios pagados. Si desde las otras campañas le contestan y le dicen que no es verdad su dicho, ¿cuál es el agravio? Si acusan a López Obrador de buscar a un tercero para no dar la cara ¿cuál es el agravio contra la señora Poniatowska? Los que la agravian, en todo caso, son los que dicen defenderla, porque la consideran intocable (y que le pregunten a Luis González de Alba el costo de criticar a doña Elena). 

Otro síntoma de que las cosas están mal es la actitud del jefe de gobierno, Alejandro Encinas, un hombre que se ha caracterizado por una actitud siempre abierta y tolerante. Siempre, hasta hace un par de meses. Y es que cuando Encinas comenzó su gestión se alabó su capacidad de rectificar y “abrir” al gobierno capitalino. Pero eso no le gustó al candidato. Y Encinas cayó de la gracia de López Obrador. Alejandro comenzó entonces a tratar de dar muestras de fidelidad y se puso más duro que su antecesor: se ha confrontado con la asamblea legislativa; terminó de dar un golpe de estado en el consejo de transparencia imponiendo su gente y expulsando ilegalmente a María Elena Pérez Jaen; se confrontó con la comisión de derechos humanos del DF y con Emilio Alvarez Icaza; éste fue (en su caso sí) agraviado a través de fuentes del propio GDF; la distancia con el Tribunal Superior de Justicia del DF se ha hecho insalvable. En su informe trimestral de labores se dedicó a hacer un discurso proselitista en defensa de la gestión de AMLO y anunció que intervendrá en la campaña electoral…y lo hace. Lástima que por quedar bien con su jefe uno de los hombres más respetables de la izquierda pierda la figura de esta manera. Pero allí no está la enfermedad: la actitud de Encinas es un síntoma de un mal que se ubica más arriba.

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