El tema no es la migración sino el empleo
Columna JFM

El tema no es la migración sino el empleo

La propuesta del presidente Bush respecto a la seguridad fronteriza y un plan de trabajadores temporales, no fue bien recibido, ni aquí ni en Estados Unidos. Del otro lado, acusan a Bush de ser condescendientes con los migrantes. Para los duros, el envío de personal de la Guardia Nacional no es suficiente y piden, efectivamente, cerrar la frontera con el ejército.
México debe generar empleos, en número y calidad lo suficientemente atractivos como para mantener la mano de obra en nuestro país.

La propuesta del presidente Bush respecto a la seguridad fronteriza y un plan de trabajadores temporales, no fue bien recibido, ni aquí ni en Estados Unidos. De nuestro lado de la frontera se reclama una reforma migratoria mucho más amplia, que legalice a todos los trabajadores que residen hoy en Estados Unidos y se exige a las autoridades mayor firmeza ante la presunta militarización de la frontera, con la llegada de seis mil integrantes de la Guardia Nacional. Del otro lado, acusan a Bush de ser condescendientes con los migrantes y de estar apuntando, en los hechos, a una amnistía parcial. Para los duros, el envío de personal de la Guardia Nacional no es suficiente y piden, efectivamente, cerrar la frontera con el ejército.

La realidad se ubicará entre esos dos extremos: en buena medida la propuesta de Bush es realista. No se podrá sacar ninguna propuesta migratoria viable en el senado, sin endurecer la política en la frontera. No se podrá endurecer la seguridad en la frontera recurriendo a la militarización verdadera de la misma porque la señal que enviaría, no sólo a México, sería catastrófica y porque además es tan inviable como imposible de garantizar. Hoy podrá quedar mal con todos, pero quizás la propuesta del presidente estadounidense es una de las únicas viables en estos momentos, si se estima que no habrá, ni remotamente, una “enchilada completa” en el tema migratorio y si consideramos que es más importante la legalización de varios millones de trabajadores que permanecen en la ilegalidad y la existencia de un acuerdo de trabajadores temporales, que una amnistía o un libre tránsito fronterizo que sería lo idóneo, pero que definitivamente está, hoy, fuera de la realidad.

La propuesta de Bush tiene algunos elementos interesantes. Por una parte, el envío de los elementos de la Guardia Nacional es temporal: un año, mientras se integran seis mil nuevos elementos a la patrulla fronteriza. Además, esos elementos de la GN no podrán participar en acciones de seguridad o detenciones: se concentrarán en labores logísticas y de inteligencia, imprescindibles en la lógica estadounidense de garantizar la seguridad en su frontera, pero que hace la diferencia entre reforzar la seguridad y militarizar la frontera. Por otra parte, sin ese elemento, sin ese compromiso, la propuesta migratoria no pasará en el congreso.

En este sentido, el plan de trabajadores temporales y la virtual legalización de los trabajadores con varios años de residencia, es un avance importante que le dará la residencia a millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y que permitirá, además y aunque sea insuficiente, establecer una cuota migratoria legal que aligerará la presión de los indocumentados y disminuirá los temores por la inseguridad fronteriza. Permitirá, adicionalmente, al disminuir la presión migratoria ilegal, concentrar las fuerzas, entre otros aspectos, en el combate al crimen organizado.

La apuesta es muy alta y al tomar una parte de las demandas de los dos polos que se enfrentan en este tema, la propuesta de Bush de la misma manera podrá chocar frontalmente en el senado estadounidense que podrá salir adelante, sin dejar conforme a nadie pero sintiendo todos que han obtenido algo.

En realidad, sería un buen avance para el paso posterior, que inevitablemente tendrá que darse después de las elecciones. México debe generar empleos, en número y calidad, lo suficientemente atractivos como para mantener la mano de obra en nuestro país. Para ello se requiere, es verdad, de la propia colaboración de Estados Unidos en el ámbito económico y comercial, pero más importante que eso es lo que hagamos nosotros mismos. Sin una ambiciosa política de empleos en México, las cuotas de trabajadores temporales nunca serán suficientes, la presión migratoria volverá a crecer y estaremos en lo mismo, o en una situación peor, dentro de un par de años cuando haya elecciones presidenciales en Estados Unidos y el tema estará más vivo que nunca. Sin empleos suficientes también se deteriorará la seguridad, porque son miles y miles los jóvenes que terminan relacionándose de una u otra forma con fenómenos que van desde el crimen organizado en sí hasta el comercio ilegal, por falta de oportunidades.

Allí, en el empleo, reside el secreto para romper el círculo vicioso de la migración y la inseguridad que tanto preocupan, por buenas o malas razones, a los estadounidenses y que nos deberían ocupar a nosotros de cara a nuestro propio bienestar.

Evidentemente, no habrá una política ambiciosa de empleos sin inversión, sin realizar las reformas necesarias, sin aprovechar en forma intensiva las posibilidades del turismo (que además de una formidable fuente de recursos, lo es también de empleos que son, a su vez, un 30 por ciento más remunerativos que los demás), sin una política fiscal que impulse las inversiones y el consumo. Los ejemplos ahí están y van (para no pasar por el socorrido y para nuestro caso no siempre vigente ejemplo chino) desde la espectacular transformación de Irlanda hasta la consolidación económica de los países de la ex Europa del Este.

Enfocar la mira sólo en el tema migratorio, como un fin en sí mismo o como una gran reivindicación nacional, se acerca más a la demagogia que a la responsabilidad. El tema migratorio con Estados Unidos debe entrar en un rango de normalidad sólo como un medio para que regularicen su situación millones de compatriotas, para que tengamos una norma racional para el futuro, para avanzar en un sistema de seguridad regional común. Pero si no comprendemos que es un medio (y hasta una presión adicional) para decidirnos a dar el paso permita la transformación de nuestra economía como única vía para crear, lejos del asistencialismo de antaño, los empleos en cantidad y calidad que necesitamos, nada, ni siquiera una hipotética como imposible amnistía total, mejorarán nuestra situación.

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