El problema es Madrazo
Columna JFM

El problema es Madrazo

Para pocos analistas quedan dudas de que, hoy, la elección está prácticamente empatada entre Felipe Calderón y López Obrador, pero existen muchas divergencias sobre las posibilidades del priismo y más particularmente de Roberto Madrazo. Mientras María de las Heras en su encuesta en Milenio lo coloca a tiro de Piedra de los punteros, Roy Campos en Televisa lo ha dejado con 26 por ciento, para Reforma, Madrazo ya no tendía posibilidades, esta con 22 puntos a doce de distancia del segundo lugar.

Para pocos analistas quedan dudas de que, hoy, la elección está prácticamente empatada entre Felipe Calderón y López Obrador, pero existen muchas divergencias sobre las posibilidades del priismo y más particularmente de Roberto Madrazo. Mientras María de las Heras en su encuesta del lunes en Milenio lo coloca a tiro de piedra de los punteros con poco más de 30 por ciento de las expectativas de voto (contra 33 de AMLO y Calderón), Roy Campos en Televisa lo ha dejado en su encuesta más abajo, con 26 por ciento contra 34 de los punteros. Para el periódico Reforma, Madrazo ya no tendría posibilidades: está con 22 puntos a doce de distancia del segundo lugar. Más allá de que López Obrador, con su necedad habitual, diga que todas esas encuestas son compradas por el gobierno y que él está diez puntos arriba en la encuestas más secreta de la historia de México, el hecho es que respecto a Madrazo se presentan divergencias demasiado amplias.

La percepción (y recordemos que la política se termina conformando, en muchas oportunidades, más con base en percepciones que en realidades) es que el PRI se desmorona: un priista histórico pero que desde hace ya mucho tiempo está haciendo un esfuerzo para que le perdonen la caída del sistema y le abran un espacio en el partido del sol azteca, como Manuel Bartlett, lisa y llanamente llama traidor a Madrazo y pide el voto útil por López Obrador, mientras que nada menos que Manuel Camacho le abre las puertas de un partido al que no pertenece (malos días para que Bartlett se acerque a López Obrador, no sólo porque AMLO le abre la puerta al ex secretario de Gobernación, cuando ha alejado a Cuauhtémoc Cárdenas, sino también porque ayer se cumplieron 22 años del asesinato de Manuel Buendía, un hecho en el cual subordinados directos de Bartlett tuvieron amplia participación). El fenómeno se ha registrado, en la inclinación hacia López Obrador, en muchos otros personajes que van desde Arturo Núñez hasta Agustín Basave pasando por oscar Cantón Zetina. En la otra vertiente, Diódoro Carrasco renunció al PRI y aceptó una candidatura independiente en las listas del PAN. También se han acercado a Calderón, priistas tan importantes como Genaro Borrego, Carlos Ruiz Sacristán, Luis Téllez y Jesús Reyes Heroles. La percepción es que los priistas tradicionalistas o nacionalistas, como se lo quiera llamar, se acercan al lopezobradorismo, mientras que los renovadores optan por Calderón. En medio, Madrazo pareciera que se queda solo.

A eso se deben sumar las diferencias manifiestas del candidato con distintos gobernadores y otros sectores de su partido, que no se han inclinado por otro candidato pero que tampoco están de acuerdo con la marcha de la campaña priista.

Pero esas son percepciones, formadas por retazos de la realidad. El punto está en saber qué tanto el derrumbe del priismo es una realidad o la expresión de deseos de la mayoría de los analistas.

Los que consideran que en la mayoría de las encuestas el PRI está subestimado, como dice María de las Heras, que además es una de las encuestadoras que mejor conoce ese partido, sostienen que la diferencia está en la estructura territorial del priismo, la mayor y más extendida de todo el país y la que ha sacado adelante las elecciones del tricolor desde el 82 hasta ahora. Eso es verdad: la estructura territorial del priismo es poderosa y puede “mover” a cualquier candidato. La pregunta es si se “moverá” para apoyar a Madrazo. El punto es saber si la estructura estará o no al servicio del candidato.

Porque la diferencia fundamental no está en el peso electoral del PRI en sí mismo. Por ejemplo, Reforma que le da a Madrazo sólo el 22 por ciento de las expectativas de voto, cuando analiza la votación posible en el congreso, le da a los candidatos priistas el 30 por ciento, lo mismo que De las Heras, y la mayoría de los encuestadores colocan al tricolor en el ámbito legislativo en esos porcentajes. La diferencia crucial, de fondo, está entonces en las expectativas que se generan en torno a Madrazo: ¿puede el candidato presidencial capitalizar la misma votación que sus candidatos a legisladores o Madrazo arrastrará hacia abajo a sus compañeros de lista?. Las diferencias, una vez más, giran en torno a Madrazo y quizás esa es la mayor demostración de que no era el mejor candidato que podía ofrecer el priismo para este dos de julio. Madrazo ha sido un político controvertido que ha salido adelante en muchas batallas políticas pero que, por buenas o malas razones, tiene un alto índice de negativos y acostumbra generar rompimientos graves en torno suyo: durante los diez años en que controló el priismo tabasqueño tuvo trece presidentes de partido y todos ellos se han ido a la oposición. Al PRI llegó de la mano de Elba Esther Gordillo y hoy las diferencias entre ambos son irreconciliables. Muchos de los que lo acompañaron en este último tramo también se han alejado y buena parte de los gobernadores no lo apoyan. Por eso es que en muchas ocasiones aparece el voto del PRI más alto en los estados, para sus candidatos a legisladores que para presidente de la república.

Sin duda el PRI tiene la estructura territorial más extendida pero nadie puede asegurar, hoy, que esa estructura (y quienes la manejan, que son los gobernadores y presidentes municipales) finalmente se la jugará con Madrazo o habrá un voto diferenciado. Porque son muchos los candidatos locales que no quieren que su campaña se “contamine” con la presidencial. Ese es el verdadero desafío de Madrazo y se le hará muy difícil de sortear porque el tema es la confianza que pueda generar ya no sólo entre los electores independientes sino entre sus propios compañeros de partido donde se encuentran buena parte de sus principales enemigos. Es probable que el PRI, hoy, esté en los 30 puntos, la pregunta es si Madrazo también puede estar en ese porcentaje electoral.

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