La economía de AMLO: bienvenidos al pasado
Columna JFM

La economía de AMLO: bienvenidos al pasado

Como lo dijimos en este espacio, realmente parecía que la decisión de López Obrador de enlazar a varios medios nacionales para anunciar los ?principios de propuesta económica?, era una buena idea: se concentraría en las promesas, pero podía servir para presentarse un político responsable que sabe y entiende cómo funciona la economía. Resultó una mezcla de fracaso y absurdo, por la forma y el fondo. En la forma, López Obrador se veía fatal. El mensaje, anunciado en tres minutos, apenas superó el minuto y su realización era tan mala que parecía un ejercicio estudiantil.

Como lo dijimos en este espacio, realmente parecía que la decisión de López Obrador de enlazar a varios medios nacionales (incluso presentándolo pomposamente como un “mensaje a la nación” en “cadena nacional”) para anunciar los “principios de su propuesta económica”, era una buena idea: se concentraría, por supuesto, en las promesas, pero podía servir para presentarse un político responsable que sabe y entiende cómo funciona la economía de un país. Resultó una mezcla de fracaso y absurdo, por la forma y por el fondo. En la forma, López Obrador se veía fatal: hasta el nudo de la corbata traía mal atado (¿cuál de sus asesores de imagen considera que una corbata rosa se ve presidencial en televisión?). El mensaje, anunciado en tres minutos, apenas superó el minuto y su realización era tan mala que parecía un ejercicio estudiantil.

Pero el fondo de lo anunciado es mucho peor: López Obrador se limitó a decir que “incrementaría” los salarios de todas las personas que ganan menos de nueve mil pesos. Por supuesto no dijo cómo, lo dejó en una nebulosa en la cual se supone que ello se logrará mediante una combinación de elementos que van desde el subsidio sistemático a personas de la tercera edad (el martes en la mañana también había anunciado subsidios a los intelectuales y creadores, confundiendo la entrega de dinero, estilo Echeverría con una política cultural seria), madres solteras y demás, hasta un incremento al subsidio de los energéticos para reducir su costo y se supone que por una eliminación del ISR para ese sector de la población. Pomposamente, al final del anuncio, López Obrador dice que con mayores ingresos salariales, habrá mayor consumo y por ende mayor crecimiento económico. Si eso se parece a un programa económico, los operadores financieros internacionales deben prepararse, ya, a retirar cualquier inversión seria de México sin gana AMLO, porque decir que se trata de una propuesta sin pies ni cabeza resulta suave.

Horas antes, el economista de cabecera de López Obrador, Rogelio Ramírez de la O convocó a una conferencia de prensa para “explicar” lo que querría decir su jefe. Por supuesto, Rogelio fue más articulado, pero se limitó a repetir lo ya dicho en el llamado proyecto alternativo de nación. Se habló de la reducción del precio de los energéticos, de la reducción del ISR, de la construcción de refinerías, viviendas, obras de infraestructura, de un aeropuerto internacional en Tizayuca y de mucho más. Cuando se hacía la pregunta obvia: ¿cómo se pagaría todo eso?, la única respuesta era que con ahorro en el gasto burocrático: se gastarán cien mil millones de pesos anuales menos y con eso se pagará todo.

El pequeño problema es que ese ahorro, como está planteado, es lisa y llanamente imposible. Se dice por ejemplo que se reducirá el 50 por ciento del salario del presidente hacia abajo hasta llegar a todos los directores generales en el gobierno. Se dice que así se ahorrarán 6 mil millones de pesos. El problema es que el salario total de toda la plantilla de mandos superiores del sector público suma un poco menos que eso: cinco mil 900 millones. ¿Espera López Obrador trabajar con un gobierno que no gane ni un peso de sueldo? Se habla también de la reducción salarial de los mandos medios del gobierno: pues todos ellos ganan 38 mil millones de pesos al año ¿en cuánto piensa reducirles el salario?

¿Cuánto es el presupuesto para personal de todo el gobierno federal? Suma, según el presupuesto 2005, unos 150 mil 323 millones de pesos y el 70 por ciento de ello se concentra en los sueldos de maestros, personal médico (incluyendo médicos y enfermeras), fuerzas armadas, policías y todo el personal relacionado con la justicia. Eso quiere decir que si se piensa reducir 100 mil millones de pesos en ese ámbito, estamos hablando de que más del 75 por ciento del gasto actual tendría que desaparecer, o sea el salario del presidente pero también a médicos, enfermeras, maestros, policías, fuerzas armadas y mucho más. No hay posibilidades de realizar ese recorte: es pura demagogia.

Se habla de reducir el precio a los energéticos, en realidad debería decirse de aumentar el subsidio. Sólo en electricidad, hoy el subsidio alcanza los 55 mil millones de pesos: ¿se puede aumentar?, por supuesto, la pregunta, una vez más es de dónde saldrán los recursos. Eliminar el ISR a quienes ganan menos de 9 mil pesos mensuales implicaría una reducción de los ingresos de 30 mil millones de pesos: ¿cómo se van a compensar? Dice López Obrador que ello aumentaría el consumo, pero al mismo tiempo dice que no gravará más el consumo vía IVA. Una vez más de ¿dónde saldrían, entonces, esos recursos?

Jaime Sánchez Susarrey, analizando estas propuestas en su libro Un proyecto irresponsable de nación, hace un estimado del costo de sólo algunas de las promesas de López Obrador que no explica cómo las va a financiar. La cifra es ridículamente alta: unos 350 mil millones de pesos, incluyendo 62 mil millones para la construcción de cuatro nuevas refinerías; 75 mil millones adicionales para combate a la pobreza; 45 mil millones para apoyos a la tercera edad; 19 mil millones en medicinas gratuitas; 123 mil millones para la creación de 30 universidad y 200 preparatorias. Y por supuesto no se contemplan en estas cifras, aeropuertos, carreteras y la enorme cantidad de obra pública con la cual según López Obrador detonará la economía. El problema, insistimos, no está en la obra pública, las pensiones a la tercera edad o las medicinas gratuitas: el tema es cómo se puede financiar esa obra y esos proyectos. Y López Obrador no dice cómo lo hará, salvo el mítico recorte de cien mil millones de pesos al gasto público. En todo caso el resultado será, como en su gestión en el DF, decrecimiento económico, pérdida de competitividad, reducción de fuentes de empleos y un fuerte endeudamiento público. O sea indisciplina fiscal e inflación. Bienvenidos al pasado.

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