Nadie, aún, ha salido vivo de aquí
Columna JFM

Nadie, aún, ha salido vivo de aquí

Mañana será el último día para dar a conocer las encuestas previas a la elección del dos de julio próximo. Es un poco absurdo que se puedan proporcionar encuestas hasta diez días antes de la elección, mientras los candidatos pueden continuar en campaña algunos días más y existe, siempre, un alto porcentaje de indecisos a estas horas. Las encuestas que se han conocido en los últimos días, suelen darle unos puntos de ventaja a López Obrador, aunque otras como la de la Universidad de Miami y Zogby, la de Ulises Beltrán y asociados o la de GEA, siguen manteniendo una pequeña ventaja para Felipe Calderón. Prácticamente todas coinciden en que Roberto Madrazo está demasiado lejos como para aspirar a la presidencia aunque el PRI sigue manteniendo una posición fuerte en el ámbito legislativo.

Mañana será el último día para dar a conocer las encuestas previas a la elección del dos de julio próximo. Es un poco absurdo, uno más de nuestro sistema electoral, que se puedan proporcionar encuestas hasta diez días antes de la elección, mientras los candidatos pueden continuar en campaña algunos días más y existe, siempre, un alto porcentaje de indecisos a estas horas.

Las encuestas que se han conocido en los últimos días, suelen darle unos puntos de ventaja a López Obrador (entre dos y cuatro), aunque otras, con menos difusión, como la de la Universidad de Miami y Zogby, incluso la de Ulises Beltrán y asociados o la de GEA, siguen manteniendo una pequeña ventaja para Felipe Calderón. Prácticamente todas coinciden en que Roberto Madrazo está demasiado lejos como para aspirar a la presidencia aunque el PRI sigue manteniendo una posición fuerte en el ámbito legislativo: el temor que tenían muchos priistas de un desplome no sólo de su candidato presidencial sino también de sus candidatos a senadores y diputados, por lo menos en términos generales, parece haberse disipado. Pero no les alcanza para pelear, de verdad, la presidencia de la república.

El tema de la distancia de diez días entre la publicación de las últimas encuestas y la propia elección presidencial, es un factor de riesgo para el proceso y lleva a muchos equívocos. Hace seis años, prácticamente todas las encuestas publicadas para estas fechas, coincidían en el triunfo de Francisco Labastida: la encuesta de Reforma publicada el 23 de junio pronosticaba 42 por ciento para Labastida, 39 por ciento para Vicente Fox y 16 por ciento para Cuauhtémoc Cárdenas: la tendencia se había mantenido inalterable durante todo el mes de junio, colocando siempre a Labastida como triunfador. Pero existía un dato en ese estudio que no se valoró: el 19 por ciento de los encuestados que dijeron que sí votarían aún no habían decidido su voto o si lo tenían decidido no lo expresaron. Cuando diez días después de publicada esa encuesta se produjo la elección, los resultados fueron muy diferentes: Vicente Fox obtuvo el 43 por ciento de los votos; Labastida se quedó con el 37 por ciento y Cárdenas con el 17 por ciento. Fox obtuvo poco más de 16 millones de votos y Labastida unos 13 millones 500 votos. Cárdenas se quedó con unos 6 millones. Por eso, aunque en el equipo de Calderón estén disconformes con algunas de las encuestas publicadas en las últimas horas, también están tranquilos: estiman que, en términos de encuestas están, incluso, mejor posicionados ahora que hace seis años, cuando se le daba, en prácticamente todas las encuestas públicas, una desventaja de por lo menos cuatro puntos a Fox. En los hechos, las casas encuestadoras pudieron comprobar, aunque no pudieran publicarlo, cómo en los días posteriores se fue cerrando la elección, cómo el viernes anterior a los comicios ya estaban empatados y cómo, a las dos de la tarde del domingo, algunas casas encuestadoras y el propio gobierno federal, ya sabían que era Fox quien seguramente había ganado las elecciones, e incluso así se lo dio a conocer el presidente Zedillo a don Luis H. Alvarez.

En esta ocasión tenemos un escenario un poco diferente pero no tanto. López Obrador y Calderón, como entonces Fox y Labastida, aplicando los márgenes de error de las encuestas, están empatados. Pero los encuestadores coinciden en que existe cerca de un 15 por ciento de electores aún indecisos: no todos votarán pero los que lo hagan, serán los que terminarán definiendo la elección. Existe un elemento adicional: a pesar de todos sus problemas, Madrazo se mantiene con mayor presencia que la que tuvo Cárdenas en el 2000. El priista decíamos que no tiene posibilidades de ganar la presidencia (salvo un vuelco literalmente espectacular de las tendencias) pero seguirá conservando alrededor de un 25 por ciento de los votos y por lo tanto, acota los márgenes del voto útil para cualquiera de los dos candidatos punteros. Es verdad que la elección, finalmente, será entre dos pero de todas maneras el no derrumbe de Madrazo acota los límites de una fuga de votos priistas hacia López Obrador o Calderón, aunque aún falta por ver cómo terminan actuando los gobernadores priistas que mantienen diferencias con el tabasqueño.

El hecho es que existe demasiada distancia entre las encuestas que ya se comenzaron a publicar, con la fecha electoral, todo en un momento de suma volatilidad y cuando todavía un número importante de electores no han terminado de decidir su voto. Y decíamos que ello, que se pensó originalmente como un factor de confianza y estabilidad electoral, para que las encuestas supuestamente no influyeran en los electores en las últimas hora del proceso, se ha convertido en un factor de riesgo, porque como sucedió en el 2000 y puede suceder ahora, esa distancia no permite un seguimiento fino del proceso hasta sus últimas instancias y entonces puede haber discrepancias o se pueden utilizar esos resultados de las encuestas como coartada para tratar de justificar la impugnación de la elección.

De alguna manera es lo que ha argumentado, una y otra vez, López Obrador al insistir que en sus encuestas, que jamás hemos visto, mantiene una ventaja de diez puntos. Si finalmente el dos de julio los que demuestran tener la razón son los tracking que están haciendo algunas empresas o las encuestas que todavía mantienen como favorito a Calderón, ¿no se apoyará López Obrador en estas últimas encuestas publicadas y en sus míticos diez puntos para impugnar la elección?; si se pudiera hacer un seguimiento mucho más cercano del proceso, por lo menos hasta el cierre de las campañas ¿no existiría un margen de error menor?. Así que estas encuestas no demuestran nada: el escenario está empatado entre AMLO y Calderón, Madrazo todavía vive, aunque sea con respiración artificial, y hay un 15 por ciento de electores que aún no han decidido su voto. La moneda sigue en el aire.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *