Cuauhtémoc y el rescate de la izquierda
Columna JFM

Cuauhtémoc y el rescate de la izquierda

Con Cuauhtémoc Cárdenas se puede o no estar de acuerdo pero nadie le puede negar su visión de Estado, su compromiso con las causas progresistas y con la construcción de una izquierda democrática. Hoy López Obrador está a punto no sólo de terminar de despilfarrar el éxito electoral del dos de julio sino incluso de diluir al PRD en un frente que gire en torno a una sola causa: la suya propia. La larga carta que Cárdenas envió a Elena Poniatowska y que se publicó, íntegra, en Milenio no incluye nada que no haya dicho, en muchas otras oportunidades Cuauhtémoc sobre la política y sobre sus desencuentros profundos con López Obrador, pero el texto constituye un disparo de precisión que permite colocar en negro sobre blanco, que lo que diferencia al fundador del PRD del ex candidato, es un proyecto de nación, un proyecto político, una visión del país y del Estado.

Con Cuauhtémoc Cárdenas se puede o no estar de acuerdo pero nadie le puede negar su visión de Estado, su compromiso con las causas progresistas y con la construcción de una izquierda democrática. Hoy López Obrador está a punto no sólo de terminar de despilfarrar el éxito electoral del dos de julio sino incluso de diluir al PRD en un frente que gire en torno a una sola causa: la suya propia. La larga carta que Cárdenas envió a Elena Poniatowska y que se publicó, íntegra, ayer en Milenio no incluye nada que no haya dicho, en muchas otras oportunidades Cuauhtémoc sobre la política y sobre sus desencuentros profundos con López Obrador, pero el texto constituye un disparo de precisión que permite colocar en negro sobre blanco, que lo que diferencia al fundador del PRD del ex candidato, es un proyecto de nación, un proyecto político, una visión del país y del Estado, de entender y ejercer el poder, de quiere decir en el mundo de hoy ser de izquierda, una visión que se puede compartir o no, pero que abona a la pluralidad, la tolerancia y la democratización del país. Y una apuesta, la de López Obrador que abreva del caudillismo, la intolerancia e incluso, como recuerda Cuauhtémoc, de un hombre que reconoce no hablar con transparencia y con la verdad.

Nos centraremos en algunos de los puntos más importantes de la carta. Primero, está el personal, que se refiere al artículo, triste por su simplismo e incomprensión política proviniendo de Poniatowska, en la que la escritora acusa a Cuauhtémoc, a Marcos y a Patricia Mercado de no haber apoyado a López Obrador por “envidia”. Cárdenas, le recuerda a Elena que la envidia jamás ha normado su conducta y que nunca se ha echado atrás en los compromisos que ha asumido a lo largo de su vida. Pero le explica también lo elemental: que cree que los tres actuaron como lo hicieron “entre otras cosas, porque ejercieron su derecho a pensar diferente”.

Cuauhtémoc recuerda cómo se rechazó en el lopezobradorismo discutir la propuesta programática del partido y hace un rápido recorrido por las diferencias profundas que mantiene con López Obrador en torno, por ejemplo, de la política exterior, la energía, la migración, pero sobre todo reclama por los personajes del entorno de López Obrador que nada tienen que ver con una propuesta de izquierda o siquiera progresista. Allí se encuentran, dice, “algunos de los que instrumentaron el fraude electoral del 88”; quien “impuso la banda presidencial a Carlos Salinas”; el que “instrumentó la privatización de Canal 13”; “el que ha declarado que el proyecto económico de Andrés Manuel es el mismo que el de Salinas”; “el que pretendió promover la reelección de éste”. Y a ninguno, insiste Cárdenas, “Andrés Manuel le ha pedido explicación sobre su cambio de piel política y ninguno la ha dado públicamente”.

Pero quizás, las críticas más precisas giran en torno a la personalidad de López Obrador. Cárdenas le reprocha que las propuestas que él mismo y otros dirigentes perredistas hicieron sobre la campaña “no merecieron la mínima observación, ni en sentido negativo ni en positivo, por parte del candidato de la coalición y la misma actitud de ignorar críticas, discrepancias e incluso planteamientos coincidentes con su línea política recibieron muchos de aquellos que por largo tiempo han militado en el campo progresista”.

Me preocupa profundamente, dice Cárdenas, “la intolerancia y satanización, la actitud dogmática que priva en el entorno de Andrés Manuel para quienes no aceptamos incondicionalmente sus propuestas y cuestionamos sus puntos de vista y sus decisiones, pues con ello se contradicen principios fundamentales de la democracia, como son el respeto a las opiniones de los demás y la disposición al diálogo”. Y le preocupa, insiste Cárdenas, que buena parte de esas actitudes se estén dando dentro del PRD, “inhibiendo el análisis y la discusión de ideas, lo que se extiende a las opiniones que pudieran llegar de fuera del propio partido”. Por esa razón, dice, las acciones tomadas desde el dos de julio “se están traduciendo en pérdidas y desgaste del movimiento democrático en general y del PRD en particular”.

Cárdenas dice estar de acuerdo con Luis Villoro cuando éste rechaza la forma y el fondo de la llamada convención nacional democrática. “La discusión de un proyecto nuevo de nación requiere de tiempo para su debate y no puede aprobarse en un acto declaratorio en el Zócalo, al calor de un discurso”. Un nuevo proyecto de nación, sostiene Cárdenas, debe ser construido “colectivamente en la pluralidad y mediante procedimientos democráticos, para que desemboque en una nueva norma constitucional”. Y nuevamente con Villoro considera que el nombrar un presidente en rebeldía “rompería, aunque fuera simbólicamente, el orden constitucional”.

Presenta una propuesta sobre la que debería girar una nueva izquierda, en torno a “una nueva ley electoral; una legislación sobre los derechos de los pueblos indígenas; resistencia contra la privatización de recursos naturales; luchar contra la corrupción; ampliación de la educación en todos sus niveles; lucha por disminuir radicalmente las desigualdades económicas y sociales”. Lo que hago, concluye Cárdenas, “es defender el derecho a disentir, a pensar diferente, a pensar, que cuando se ha impedido ha conducido a dictaduras, opresión, represión, sectarismos e intolerancia”.

Bienvenido de regreso Cuauhtémoc. El PRD hoy requiere de hombres y mujeres como él, y los necesita más que nunca antes, porque después de su histórica votación del dos de julio, López Obrador, en dos meses lo ha llevado al borde del precipicio y el sábado su gente se propone diluir al PRD en un frente amorfo pero aglutinado sólo en torno a una causa: el neocaudillo.

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