La derrota estratégica, la del separatismo
Columna JFM

La derrota estratégica, la del separatismo

La derrota lopezobradorista en Tabasco va más allá de la debacle electoral. Derrumba uno de los principales proyectos políticos del ex candidato presidencial. La idea de autodesignarse ?presidente legítimo? iba de la mano con una serie de triunfos en cadena en Chiapas y Tabasco, la desaparición de poderes en Oaxaca y la consolidación perredista en Guerrero y Michoacán. El control de esos estados, más el DF y Zacatecas, le daba un espacio de gobernabilidad notable y repetía, de alguna manera la estrategia separatista en el sur del país, de la que desde tiempo atrás, ha hablado López Obrador.

La derrota lopezobradorista en Tabasco va más allá de la debacle electoral. Derrumba uno de los principales proyectos políticos del ex candidato presidencial. La idea de autodesignarse “presidente legítimo” iba de la mano con una serie de triunfos en cadena en Chiapas y Tabasco, la desaparición de poderes en Oaxaca y la consolidación perredista en Guerrero y Michoacán. El control de esos estados, más el DF y Zacatecas, le daba un espacio de gobernabilidad notable y repetía, de alguna manera la estrategia separatista en el sur del país, de la que desde tiempo atrás, ha hablado el propio López Obrador.

El 16 de agosto pasado, antes de las elecciones en Chiapas, advertíamos en este espacio que “desde hace años, sobre todo después del levantamiento zapatista, un fantasma recorre las mentes de distintas corrientes que se creen de izquierda: la de una región autónoma que comprenda, básicamente, los estados de Tabasco, Chiapas y Oaxaca. Allí pueden concentrarse desde el discurso racista disfrazado de indigenismo hasta las reivindicaciones sobre las riquezas naturales (petróleo, agua) pasando por la revancha social de un norte próspero que explota a un sur pobre. No es un invento, es una realidad que puede ser sacada adelante con audacia y que ha sido alimentada por demasiados gobiernos omisos y corruptos. Es parte de un interesante juego geopolítico de poder: allí se concentra el petróleo, buena parte del gas, de los recursos hidráulicos, madereros, turísticos del país, incluso de las remesas que se envían desde Estados Unidos. Si no se pudo, si no alcanzó para llegar al poder por vía electoral, se puede jugar al separatismo. En última instancia es la estrategia que siempre siguieron los grupos armados, desde el viejo Procup hasta el actual EPR y que sobre todo desarrolló ideológicamente Marcos con el EZLN. Ahora lo retoma el lopezobradorismo con mayores posibilidades que el casi desaparecido subcomandante” y agregábamos que “si gana Chiapas y Tabasco, si consigue desestabilizar completamente a Oaxaca, en los hechos se quedará con el control de toda esa región, la única, por cierto que conoce y asume como propia López Obrador”.

Pues bien, la derrota ha sido en toda la línea. Esa fue la estrategia que recibió su estocada final el pasado domingo. En Chiapas ganó Juan Sabines, pero en estas horas el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con el recuento de poco más de 200 casillas decidirá el resultado de la elección. Independientemente de ello, se confirme el triunfo de Sabines o se revierta el mismo a favor de José Antonio Aguilar Bodegas, ha quedado absolutamente claro que ni uno ni otro se sumarán a la estrategia de López Obrador. Incluso Marcos se ha deslindado de él. Chiapas para el lopezobradorismo está perdida.

En Tabasco queda poco por decir. Ni López Obrador ni César Ojeda han logrado ganar jamás una elección estatal: el ex candidato presidencial lleva por lo menos seis compitiendo directa o indirectamente por el poder local y siempre ha perdido; ésta es la cuarta oportunidad en que Ojeda pierda (tres para gobernador y una de senador). Tabasco es otra pieza perdida en el ajedrez lopezobradorista.

En Oaxaca no habrá desaparición de poderes y si Ulises Ruiz actúa con sensibilidad política, no se aferra al gobierno y pide licencia, podrá haber una salida que resulta ampliamente benéfica, incluso para su propio partido. La APPO ha perdido en forma acelerada el respaldo popular y más temprano que tarde la fuerza pública tendrá que recuperar la ciudad. La sección 22 ha quedado atrapada en su propio discurso: tiene una propuesta laboral que supera sus expectativas y no puede terminar de aceptarla porque la ha atado a la salida de Ulises Ruiz. Al mismo tiempo, el SNTE, ante la renuencia de los dirigentes de la sección 22 para aceptar la rezonificación y los distintos ofrecimientos gubernamentales, se ha lanzado a una estrategia de consolidar a la dirigencia nacional del sindicato en la entidad, algo que no pudieron hacer en 25 años y que ahora tienen al alcance de la mano, vía la creación de una nueva sección y la utilización de las demandas que la sección 22 no termina de aceptar por ligar sus reivindicaciones a la agenda política de la APPO. Incluso, si Ruiz no solicita licencia, pero se impone un muy amplio proyecto de reformas estructurales, políticas, económicas, sociales en Oaxaca, podría encontrarse una salida (que será más difícil de instrumentar que si Ruiz deja el gobierno) que terminará apagando a los sectores más radicales.

En Guerrero y en Michoacán, el lopezobradorismo está seriamente debilitado. Ni Zeferino Torreblanca ni Lázaro Cárdenas están jugando esa carta y sus oposiciones internas se han atenuado en la misma proporción que el ex candidato, además de que muchos de ellos, como ocurre en Acapulco, han sido golpeados por tener relaciones con grupos como los Zetas, lo cual los debilita aún más. En Zacatecas, Amalia García ha mantenido una suerte de “sana distancia” con las posiciones más radicales del lopezobradorismo y en el DF, nadie sabe, a ciencia cierta, cómo actuará Marcelo Ebrard, quizás ni él mismo.

En el PRD decíamos el lunes que deberán tomar distancia de López Obrador y comenzar a ajustar las cuentas internas. La primera, dura señal, la tuvimos el martes: Rosario Ibarra, que encabezó la lista de senadores de la coalición, pasó, sin que siquiera le avisaran, del grupo parlamentario del PRD al del PT. Es una cuestión de dinero: así se crea una bancada para el PT y éste recibe más recursos, pero es también política, Rosario Ibarra nunca fue del PRD y ha sido una dura crítica del partido, pero siempre fue de las consentidas de López Obrador y por imposición del candidato encabezó la lista de senadores y ha sido incondicional con éste. Ahora el PRD decidió deshacerse de ella. El mensaje fue enviado.

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