Sobre Elba Esther, a contracorriente
Columna JFM

Sobre Elba Esther, a contracorriente

No entiendo (o entiendo demasiado bien) porqué algunos se rasgan las vestiduras por la designación de Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, como subsecretario de Educación Básica. Argumentan que se trata del pago de una cuota al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, aunque en realidad debería entenderse como parte de un acuerdo político del gobierno de Felipe Calderón con una dirigente que, como bien la calificó Excélsior ayer en su primera plana, representa la cuarta fuerza política del país.

No entiendo (o entiendo demasiado bien) porqué algunos se rasgan las vestiduras por la designación de Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, como subsecretario de Educación Básica. Argumentan que se trata del pago de una cuota al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, aunque en realidad debería entenderse como parte de un acuerdo político del gobierno de Felipe Calderón con una dirigente que, como bien la calificó Excélsior ayer en su primera plana, representa, en los hechos, la cuarta fuerza política del país. Ese es el hecho, el dato duro que se debe colocar sobre la mesa para realizar cualquier otra evaluación.

¿Qué se han establecido cuotas con Elba Esther? Me imagino que sí. Es parte de cualquier acuerdo político: cuotas como las que le dio el PRD a Convergencia y el PT para aliarse con ellos o como lo hizo el PRI con el Verde. Cuotas como las que repartió Marcelo Ebrard entre las corrientes perredistas (y de fuera del partido) que lo ayudaron a ganar el DF. Cuotas como las que cubren todos los gobernadores con sus aliados, sean o no de su partido. ¿Por qué tendría que ser diferente con Elba Esther Gordillo, una mujer que representa a la dirigencia del SNTE, que cuanta con una federación de trabajadores del estado, que tiene indudable influencia sobre Nueva Alianza con sus 17 diputados y sobre otros 35 legisladores, distribuidos entre el PRI, el PRD y el PAN?

La política es negociación: Gordillo quería, para avanzar en los acuerdos con el gobierno de Calderón, la Secretaría de Educación Pública. El presidente decidió colocar en esa posición a una de sus más importantes colaboradoras, Josefina Vázquez Mota, quien completó su equipo de trabajo con personajes afines a su propio proyecto, constituyendo un contrapeso a la propia Elba Esther. En educación básica se abrió el espacio a Fernando González quien es yerno de la maestra pero que también muchos vislumbran como su posible sucesor. Además, en ésta y otras posiciones, la norma ha sido, básicamente, colocar a personajes cercanos a Gordillo que pueden coadyuvar a realizar cambios importantes, y ellos van desde el sistema educativo hasta el de pensiones.

Se podrá decir que no puede haber reforma educativa sin, por lo menos, desregular las relaciones con el sindicato. Es verdad, como también lo es que no habrá reforma educativa sin el sindicato. Es una realidad que podrá gustarnos o no, pero la reforma educativa deberá ser impulsada y sustentada por el gobierno federal pero deberá pasar en buena medida por el propio sindicato. No se podrán afectar intereses del sindicato sin el respaldo, en última instancia, del mismo sindicato. Las reformas más importantes casi siempre han surgido de dentro de las instituciones. Y eso es lo que la administración Calderón aparentemente buscará hacer con el magisterio y la fuerza política que acompaña a Gordillo.

¿Es simplemente una utopía, una fantasía política? Puede ser, pero el hecho es que esta es la primera oportunidad, desde que Gordillo quedó en el liderazgo magisterial en 1989, que una posición tan importante para el sindicato como la subsecretaría de educación básica queda en manos de esa corriente. A partir de hoy, Fernando González, y con él obviamente Elba Esther, tendrán que demostrar, cotidianamente, que el discurso de reformas que muchas veces ha planteado la maestra, va más allá de las palabras y que están decididos a implementarlo. Si no es así, si no hay avances en la educación básica, el presidente Calderón pagará un costo, pero el SNTE y la propia Gordillo pagarán uno mayor. La diferencia estará en que, de ser así, la administración federal tendrá el argumento más contundente para explicar porqué esas reformas deberán pasar por fuera (o por encima) del sindicato. Por eso involucrar a éste en esos intentos de reformas es muy importante.

Porque además, la oposición a Elba Esther en el SNTE podrá servir para muchas cosas, pero jamás para una reforma educativa: ¿alguien puede imaginarse a Enrique Rueda, René Bejarano, Dolores Padierna, Teodoro Palomino, como los líderes de una reforma educativa en el país? La sección 22, de donde nació la CNTE, lleva casi 25 años liderando al magisterio oaxaqueño y controlando buena parte del sistema educativo estatal: los resultados han sido catastróficos para la niñez oaxaqueña que hoy tiene el peor nivel de enseñanza de todo el país.

Adicionalmente, no se debe olvidar otra cosa: el gobierno de Calderón necesita unos 55 votos en el congreso para alcanzar una mayoría legislativa. Nueva Alianza, como dijimos, tiene 17, el propio magisterio tiene unas 35 posiciones más, la mayoría en el PRI e incluso en el PRD. Si es así y si Elba Esther tiene realmente el poder que le atribuyen, mediante esa alianza la administración Calderón podría estar cerca de alcanzar esa mayoría legislativa que le abriría nuevos cauces a su gestión. ¿Qué presidente no aceptaría un acuerdo que involucre una subsecretaría de estado, con una corriente política que lo acerque a una mayoría legislativa propia? Felipe Calderón habló desde que era candidato de la posibilidad de conformar un gobierno de coalición: la oferta era, obviamente, para el priismo, que prefirió no tomarla, por lo menos en forma abierta. Los acuerdos con Gordillo, como los que Calderón podría establecer el día de mañana con el PRI o con otras corrientes, deben entenderse en ese esquema.

Una reflexión final y se relaciona con la condición humana. Elba Esther lleva años hablando de su apoyo a las reformas estructurales, incluyendo la educación. También es una mujer que, como todo político de peso, piensa en la historia y que ha estado enferma en los últimos meses. Si usted fuera la maestra Gordillo ¿cómo preferiría pasar a la historia?¿como la sucesora de Jonguitud o como la dirigente que abrió la puerta de su sindicato a la reforma educativa de largo plazo?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *