La política real o la estupidez mediática
Columna JFM

La política real o la estupidez mediática

Atrapados en temas como los cuentos chinos de Zhenli Ye Gon, estamos perdiendo de vista algunos de los principales capítulos de la vida nacional.
El martes, en México Confidencial, por Cadena Tres, entrevisté a Javier González Garza, coordinador de los diputados perredistas. La idea era platicar sobre la propuesta fiscal del Frente Amplio Progresista, pero la entrevista fue mucho más allá. hay varios puntos por destacar: primero, que el propio FAP haya presentado una propuesta. Hace apenas tres semanas, López Obrador había ?ordenado? que hubiera ?cero negociación? sobre el tema fiscal, pero, hubo propuesta, misma que incluye algunos capítulos que son muy atendibles y que están a negociación: desde el reconocimiento de que el CETU es un buen intento del gobierno federal, hasta la tesis de dejar sólo un impuesto, el ISR, pero derogar todos los regímenes especiales de éste.

Atrapados en temas como los cuentos chinos de Zhenli Ye Gon, estamos perdiendo de vista algunos de los principales capítulos de la vida nacional. Nos enfrentamos a las repercusiones mediáticas de las cosas pero no a su sustento profundo.

El martes, en México Confidencial, por Cadena Tres, entrevisté a Javier González Garza, coordinador de los diputados perredistas. La idea era platicar sobre la propuesta fiscal del Frente Amplio Progresista, pero la entrevista fue mucho más allá. En todo caso hay varios puntos por destacar: primero, que el propio FAP haya presentado una propuesta. Hace apenas tres semanas, López Obrador había “ordenado” que hubiera “cero negociación” sobre el tema fiscal, pero, hubo propuesta, misma que incluye algunos capítulos que son muy atendibles y que están a negociación: desde el reconocimiento de que el CETU es un buen intento del gobierno federal, hasta la tesis de dejar sólo un impuesto, el ISR, pero derogar todos los regímenes especiales de éste. Desde la propuesta de reducir el gasto público hasta una central, que es etiquetar con precisión a dónde irán los recursos adicionales. Desde la reforma al régimen fiscal de PEMEX (que ya fue presentada como iniciativa de ley por el PRI y los partidos del FAP el mismo martes) hasta la disposición de comparar esa propuesta con la que presenten los demás partidos y el gobierno federal para llegar a acuerdos específicos. Fue más allá González Garza: habló de la necesidad de establecer una suerte de pacto nacional con el gobierno federal, los estatales y los partidos para diseñar un proyecto de país común. Se podrá o no estar de acuerdo con las propuestas fiscales del PRD y el Frente, pero de lo que no cabe duda es que, por lo menos el coordinador de los diputados, lo que hizo en esa plática fue extender la mano y aceptar una vía de negociación que incluye, en todos sus ámbitos, por lo menos eso es lo que dijo, al gobierno federal. No se la debería dejar tendida.

En este sentido también es positiva la posición que adoptó en Chalco el presidente Calderón. La administración de Marcelo Ebrard ha cometido errores en su manejo político, pero no se la pueda acusar de todos los problemas de la ciudad a siete meses de haber iniciado su mandato. Hace bien Calderón en señalar los graves problemas que sufre la ciudad (que va mucho más allá del Distrito Federal), pero hace bien, además, en operar para brindar apoyo financiero y en infraestructura, deslindando, donde eso es posible, al gobierno de Ebrard. Hace bien Ebrard en demandar a Hacienda apoyo para renegociar la deuda del DF y el gobierno federal debería otorgarla, pero ¿recuerda Marcelo cuando durante la campaña tanto él como López Obrador aseguraban que no había problema alguno con la deuda del DF y que denunciar su incremento y mal manejo era un capítulo más de la “guerra sucia”?. Para operar hacia el futuro hay que aceptar los errores del pasado.

Mientras eso sucedía, María Amparo Casar, integrante del consejo consultivo para la reforma del Estado, presentó una propuesta que puede ayudar y mucho en el ámbito de la gobernabilidad y los acuerdos. Dice María Amparo que se debería legislar para que los candidatos presidenciales (y yo me atrevería a decir que cualquiera que compita para un cargo ejecutivo) pudiera registrarse, simultáneamente para una posición legislativa. De esa manera, no sólo se evitaría un vacío inmediato en los partidos que pierden las elecciones, sino que también se abriría la posibilidad de que el o los candidatos perdedores pudieran establecer su oposición desde el congreso. En algunos casos ello, sin duda, agudizará las oposiciones, pero en muchos otros les dará una salida política a aspirantes que saben que, concluida la competencia, no tienen un destino político claro. Un buen ejemplo de ello es Francisco Labastida. El candidato derrotado del PRI en el 2000, logró una senaduría el año pasado por Sinaloa y está realizando un muy trabajo en el congreso: la propuesta de reforma a Pemex es, en buena medida, producto del trabajo del ex candidato. Otro ejemplo sería López Obrador: ¿si hubiera encabezado la lista de diputados o senadores de su partido se hubiera negado a aceptar el cargo?. Con Patricia Mercado ¿no tenido más peso y presencia Alternativa en el Congreso?. No implicaría esto que los candidatos derrotados se convirtieran automáticamente en los líderes de sus fracciones, incluso en algunos casos ello no sería viable, pero existiendo esa posibilidad incluso habría una presión para que en las campañas, sabiendo que quienes ganen o pierdan se seguirán viendo las caras en el futuro, se atemperaran algunas posiciones y se pudieran establecer acuerdos futuros. La propuesta que presentó María Amparo, podría o no ir de la mano con la propuesta que ha presentado Manlio Fabio Beltrones de establecer una suerte de jefe de gabinete avalado por una mayoría legislativa. Pero sin duda, si se avanzara en ese sentido, sería de enorme utilidad para fortalecer la gobernabilidad.

Dejemos, mientras tanto, a Ye Gon diciendo que tiene “videos” y “pruebas” que presentará…después de muerto. Es ridículo.

Para Granados Chapa

Ya lo había escrito hace cinco años. En muchas oportunidades hemos estado de acuerdo o en desacuerdo con Miguel Angel Granados Chapa, pero no podemos olvidar que cuando comenzamos a hacer periodismo en serio queríamos hacer una columna que fuera como Plaza Pública, que esta semana cumplió 30 años, una columna bien escrita, documentada, que se olvidara de los subterfugios, que expresara las opiniones del autor. Lo importante en esta profesión no es sólo la persistencia sino la coherencia. Granados no sólo ha sido persistente, ha sido coherente con su forma de ver las cosas y de llevarlas cotidianamente al papel. Merece el reconocimiento sincero de quienes nos dedicamos, desde distintas ópticas, a contar las historias del poder y la sociedad. Felicidades.

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