Cinco capítulos para un regreso
Columna JFM

Cinco capítulos para un regreso

Asombra la velocidad con que nacen o mueren los temas que forman el centro de la opinión pública. Cinco temas, cinco ejemplos que sorprenden en el inicio de agosto. Algunos destacados, otros no tanto. El primero es la resolución del IFAI respecto a la difusión de las grabaciones en las cuales los secuestradores extorsionan a las familias de sus víctimas.

“Muera el futuro, pasado mañana es ayer”
Joaquín Sabina

Regresar de una semana de vacaciones suele provocar, siempre, algo extraño a la hora de acercarse nuevamente a la información. Primero, asombra la velocidad con que nacen o mueren los temas que forman el centro de la opinión pública cumpliendo, estrictamente, con sus quince minutos de fama recomendados por Andy Wharhol. Pero además, asombra cómo tantos actúan no como si la información se perdiera durante unos días, sino como si no existiera la menor memoria histórica. Y a veces parecen acertar en ello.

Cinco temas, cinco ejemplos que sorprenden en el inicio de agosto. Algunos destacados, otros no tanto. El primero es la resolución del IFAI respecto a la difusión de las grabaciones en las cuales los secuestradores extorsionan a las familias de sus víctimas. En particular se referían a la solicitud, de alguien, de que le fueran proporcionadas las grabaciones en que Daniel Arizmendi, el Mochaorejas. Luego de algo que los comisionados del IFAI calificaron como una “ardua, difícil decisión”, resolvieron que esas grabaciones son parte de la información pública y por lo tanto debe entregarse a quien lo solicite. Hace dos años, cientos de miles salimos a la calle a exigir mayor seguridad y sobre todo a que se acabaran los secuestros. ¿Quién puede considerar que las grabaciones amenazantes de un secuestrador son objetos de la información pública?¿cuál es el beneficio para la sociedad, cuál la aportación que se hace a la transparencia?. Beneficios ninguno, daños muchos, comenzando por el vulnerar el mínimo derecho a la privacidad de las víctimas y siguiendo con el divulgación de algunos métodos criminales. Sencillamente es ridículo.

Segundo punto. Dice Agustín Rodríguez, líder del sindicato de la UNAM, que existe una campaña contra los sindicatos y en el caso de las universidades públicas que son los sindicatos los que sostienen a éstas. Se equivoca por partida doble: no existe ninguna campaña contra los sindicatos: lo que existen son líderes sindicales corruptos, avorazados, que están utilizando esas instituciones para su propio beneficio y el de sus grupos políticos afines. Pagan desde campañas hasta sus propias candidaturas, utilizando algunos de los métodos de coerción y clientelismo más obtusos y tienen hartos a la mayor parte de la sociedad. Pero además, el Stunam, como el SME, como el sindicato petrolero no sostienen ni a la Universidad, ni a Luz y Fuerza del Centro ni a PEMEX: son uno de los mayores lastres para la modernización y la salud financiera de esas empresas, para la salud financiera del país y para la de sus propios afiliados. A las universidades las sostiene la sociedad con sus impuestos, nadie más. En todo caso se debe destacar el esfuerzo de muchos trabajadores, sindicalizados o de confianza, que realmente se comprometen con sus instituciones. Hoy, la mayoría de las universidades estén en condiciones de virtual quiebra, acosadas por la crisis de las pensiones, mientras sus líderes exigen prerrogativas absurdas y lo que crecen son las universidades privadas; la CLyFC recibe enormes subsidios mientras sus trabajadores tienen el mejor contrato colectivo del país; Petróleos Mexicanos esté atado a un sindicato ineficiente y caro. No nos engañemos, por razones derivadas de la más estricta real politik, las relaciones con esos y otros sindicatos pueden ser necesarias en el poder o para los partidos, pero ello no nos exenta del chantaje de muchos de sus líderes.

Tercer punto. El gobierno capitalino decidió el sábado 28 que ningún automóvil con placas “foráneas” podía ingresar al DF porque había contingencia ambiental. Por supuesto no se molestaron en informarlo, pero más allá de ello, es una aberración: ¿no son éstos los mismos señores que hablan de la libertad de transito y manifestación como un derecho intocable?¿además de impedir el ingreso de esos automóviles al DF levantaron algún plantón, como el de la Plaza de la República o impidieron alguna manifestación, hechos que cotidianamente provocan mucha más contaminación que un centenar de vehículos con placas de otros estados?. Es risible, pero sucede que estaba Al Gore y había que demostrar que son “ecologistas”. Por cierto ¿además de ser un negocio privado de los mismos funcionarios que hicieron el negocio del sexenio a principios de los 90 en Santa Fe, alguien se ha dignado medir el impacto ambiental de la funesta Torre del Bicentenario?.

Cuarto punto. Hace seis años, desde la naciente secretaría de seguridad pública federal se desarticuló buena parte de la estructura de seguridad que se había construido durante años. Wilfrido Robledo Madrid fue uno de los objetivos, pero muchos otros fueron, en forma inexplicable, procesados. Casi todos han sido absueltos porque esas acusaciones no tenían ni lógica ni fundamento. Robledo Madrid acaba de ser absuelto del último de los procesos que le inició Alejandro Gertz Manero y está a punto de regresar a una posición en el sector público federal. Sería un acierto, pero en el camino se han perdido seis años. Por cierto, el conflicto comenzó por la posesión de una oficina.

Quinto punto. Brasil y Argentina son dos países a los que el cariño y la biografía me unen. Me hubiera encantado ver en acción la semana pasada a Cristina Fernández. El suyo es un caso que debe analizarse mucho más allá de los estereotipos: nada tiene que ver con Eva Perón, es otra cosa, otra historia. Y hoy llega a México Luis Inácio Lula da Silva, otro personaje fascinante, un auténtico dirigente sindical comprometido con su país. La reconstrucción de la relación con Argentina y Brasil es, para México, mucho más importante en términos políticos que los desencuentros con Chávez o cualquier otro. ¿Cómo pudo perderse tanto, en ese ámbito, la brújula política del gobierno Fox?. Pero esa ya es otra historia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *