La gráfica está en la página 30 de El País, en su edición internacional del lunes pasado y debería avergonzarnos. Se trata de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) en la que se analiza la realidad de los distintos países en relación con sus estudiantes con conocimientos avanzados de matemáticas. Se trata de cruzar los conocimientos de los alumnos más brillantes con los de la categoría inmediata inferior, en otras palabras, de los mejores en matemáticas: Bélgica está a la cabeza con un promedio de 26, Holanda, al igual que Corea del Sur, suma un promedio de 25, Finlandia 24, lo mismo que Japón. La media de los países miembros de la OCDE está en 15, que es el promedio, por ejemplo, de Francia. En España creen que están muy mal, apenas llegan a 9 y Turquía apenas a 5. Al final está México, y nuestro promedio es cero. Ni siquiera tenemos un porcentaje estimable de alumnos en los dos mejores niveles de conocimientos avanzados de matemáticas.
La gráfica está en la página 30 de El País, en su edición internacional del lunes pasado y debería avergonzarnos. Se trata de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) en la que se analiza la realidad de los distintos países en relación con sus estudiantes con conocimientos avanzados de matemáticas. Se trata de cruzar los conocimientos de los alumnos más brillantes con los de la categoría inmediata inferior, en otras palabras, de los mejores en matemáticas: Bélgica está a la cabeza con un promedio de 26, Holanda, al igual que Corea del Sur, suma un promedio de 25, Finlandia 24, lo mismo que Japón. La media de los países miembros de la OCDE está en 15, que es el promedio, por ejemplo, de Francia. En España creen que están muy mal, apenas llegan a 9 y Turquía apenas a 5. Al final está México, y nuestro promedio es cero. Ni siquiera tenemos un porcentaje estimable de alumnos en los dos mejores niveles de conocimientos avanzados de matemáticas. Los españoles dicen que su sistema de educación se ha extendido muy exitosamente, pero que su tarea ahora es educar talentos. Sin llegar siquiera a los resultados de los países más rezagados de la OCDE, nuestra tarea parece ser aún más compleja: seguir manteniendo la cobertura educativa al mismo tiempo que realizamos una verdadera revolución en ese ámbito, mejorando la calidad, educando talentos pero también modificando la estructura para atender lo que el mismo estudio destaca: la necesidad de fortalecer la educación en el nivel medio si se quiere obtener verdaderos resultados que permitan mejorar la calidad de todo el sistema.
Esa es una de nuestras principales asignaturas pendientes y cuando se habla de los grandes cambios estructurales parece que entendemos como tales sólo los económicos, sin comprender que los cambios en la educación son básicos, por la sencilla razón que sin una calidad educativa mínima no habrá quien pueda operar esos cambios económicos, que nuestra calidad de vida se seguirá rezagando y el fenómeno de la migración de los mejores (no necesariamente de los más necesitados) continuará.
El secretario de Educación de España, Alejandro Tiana, lo dice con claridad en ese estudio: “la economía española ocupa el octavo lugar en el mundo (nosotros somos la 11), y la sociedad demanda una educación acorde a ese lugar, quiere premios Nobel, quiere más científicos, más intelectuales. Y ese camino comienza en la secundaria”. En nuestro caso, la secundaria es, hoy, el sector con mayor demanda educativa como consecuencia del crecimiento demográfico, el que registra los más altos índices de deserción y quizás el más desatendido. Pero también es donde mayores cambios pueden realizarse, con el sindicato de maestros o sin el sindicato. En este espacio hemos insistido en muchas ocasiones que los cambios en la educación pública deben realizarse utilizando al sindicato magisterial. Pero ello no será algo que se genere espontáneamente: ninguna organización tan masiva, con tantos intereses y burocracia, se renueva sola. Se necesita un espacio que actúe como el revulsivo del sistema. Y esa posibilidad, y exigencia, está en la educación secundaria: lo dicen nuestros números y también nuestra exigencia demográfica. Y allí hay un espacio, una suerte de zona gris desde donde podrían darse las principales transformaciones, impulsadas por el gobierno en un ámbito que sería manejable, hoy, por el propio SNTE.
Nuestro sistema en educación media no está ni siquiera bien definido. En el citado estudio se refieren algunos modelos y sus éxitos y dificultades. El experto de la OCDE, Francesc Pedró dice, por ejemplo, que el modelo estadounidense ofrece al estudiante un amplísimo abanico de programas que van desde la peluquería hasta el análisis matemático y todos valen lo mismo para acceder al título. Los que hacen los programas académicos más avanzados son los que luego tienen oportunidad en la universidad. En el modelo inglés, continúa, los alumnos se concentran en dos o tres materias básicas y también eligen el nivel: ordinario o avanzado. El modelo nórdico y particularmente el de Finlandia (hace 25 años esa nación era una de las más atrasadas de Europa, hoy supera en sus niveles de vida incluso a naciones tan exitosas como Suecia, Noruega y Dinamarca), es el de la atención a la diversidad: el profesor, dice Pedro, no da la clase para la media del grupo, sino que adapta lo que enseña a lo que necesita cada alumno. Es el mejor modelo, dice, pero requiere inversión y formación del profesorado. Finlandia invierte el 6.1 por ciento de su PIB en educación; nosotros, según datos del 2003, el 6.3 por ciento. Entonces no es por falta de recursos, sino por una mala canalización del mismo. Para revolucionar la enseñanza media se requiere de inversión (que ahora está canalizada sobre todo al gasto corriente en la educación primaria) y una preparación de maestros que no están en condiciones de garantizar esos niveles de calidad en ese nivel de educación. Algo se ha hecho ya otorgando varias de las plazas en ese ámbito por concurso, pero ¿qué sucedería si se pudiera revertir el proceso: si se pudiera invertir en la formación de profesores, transformando la carrera magisterial en eso, en una carrera donde los mejores y más dotados ganarán más y podrán superar metas y avanzar en sus niveles profesionales, con todo lo que ello implica?. Se dirá, una vez más, que Finlandia es un país con una población de poco más de cinco millones de habitantes y nosotros tenemos más de cien millones, que son realidades diferentes. Es verdad sólo en parte: Finlandia siempre fue muy pobre por el clima y por su ubicación geográfica, era el patito feo de Escandinavia, pero rompió los modelos con la educación y a través de ella con la innovación tecnológica. De ser un productor de madera pasó a ser un exportador de alta tecnología. Y lo hizo revolucionando la educación media. Ahí está el secreto.