Unos por necesidad, los otros por legitimidad
Columna JFM

Unos por necesidad, los otros por legitimidad

Lo importante no siempre resulta lo más impactante en los medios, en la sociedad ni tampoco en el mundo político y empresarial. Llama la atención que un espacio del que se podrá sacar poco y se hablará mucho como el foro sobre la reforma petrolera, tenga tanta atención de los medios, mientras que la reforma educativa anunciada ayer no ocupe, para analizarla, debatirla, apoyarla u oponerse, el más amplio de los espacios.
¿Qué incluye la reforma?. Propuestas aterrizadas y tangibles. Se propone, en muy escueta síntesis, modernizar las escuelas y el sistema educativo. Se remodelarán antes del final de sexenio 22 mil escuelas, se entregará equipo de cómputo y acceso a Internet a 135 mil escuelas, de forma tal que por lo menos tres de cada cuatro alumnos tengan acceso a la red. Habrá equipo de cómputo para los maestros que demuestren su capacidad en el manejo de la informática.

Lo importante no siempre resulta lo más impactante en los medios, en la sociedad ni tampoco en el mundo político y empresarial. Llama la atención que un espacio del que se podrá sacar poco y se hablará mucho como el foro sobre la reforma petrolera, tenga tanta atención de los medios, mientras que la reforma educativa anunciada ayer no ocupe, para analizarla, debatirla, apoyarla u oponerse, el más amplio de los espacios.

De la segunda jornada del foro petrolero hay poco que decir: el detalle, por ejemplo de que Claudia Sheimbaum, presente una propuesta sobre el tema de López Obrador que contradice a la que el propio López Obrador calificó pomposamente como un proyecto alternativo de nación hace apenas dos años. Eso, en realidad, no es novedoso: lo es que la ex funcionaria levante la bandera de un comité anticorrupción en Pemex (¿para eso no serviría una verdadera controloría interna, como la que tiene cualquier gran empresa?) y sea la misma que reconoció que sabía que su esposo, Carlos Imaz, recibía sobornos, según dijo él, o era el chantajista, según dijo Carlos Ahumada, de parte del gobierno capitalino, como todos vimos en una serie de videos inolvidables. O que la propia Claudia Sheimbaum fuera la responsable de las obras viales del DF en el gobierno de López Obrador, contratando casi todas las obras por adjudicación directa siempre al mismo grupo de empresarios que, casualmente, después resultaron los principales financistas de la campaña de López Obrador. Por cierto, en estos días, el gobierno capitalino deberá responder a las autoridades de la Auditoria Superior de la Federación sobre presuntos malos manejos por aproximadamente el 15 por ciento de los gastos de dos de esas obras, el distribuidor vial de San Antonio y el llamado segundo piso del Periférico. Pero la señora Sheimbaum, portavoz de López Obrador, propuso crear un comité anticorrupción en PEMEX.

Mientras eso ocurría en el apagado foro de la reforma petrolera, se presentaba la propuesta de reforma educativa. ¿Qué incluye la reforma?. Propuestas aterrizadas y tangibles. Se propone, en muy escueta síntesis, modernizar las escuelas y el sistema educativo. Se remodelarán antes del final de sexenio 22 mil escuelas, se entregará equipo de cómputo y acceso a Internet a 135 mil escuelas, de forma tal que por lo menos tres de cada cuatro alumnos tengan acceso a la red. Habrá equipo de cómputo para los maestros que demuestren su capacidad en el manejo de la informática. Otras 50 mil escuelas tendrán modelos nuevos de administración, con participación directa de la sociedad. Se pondrá especial atención en 37 mil escuelas en zonas de alta incidencia delictiva; habrá 5 mil 500 de tiempo completo; 21 mil con horarios flexibles y 33 mil con horarios especiales.

Se plantea trambién la profesionalización de la carrera magisterial: las nuevas plazas se someterán a concurso; se crearán y se concentrarán esfuerzos en escuelas de alto nivel, donde se canalizará los mejores maestros; habrá estímulos para la elevación del nivel docente. Se establecerá un ambicioso programa de becas a todos los niveles. Se impartirá la enseñanza del inglés desde el nivel preescolar. Y existirá un mecanismo de evaluación permanente, con control externo, para todos los niveles desde los directores hasta los alumnos pasando por los maestros.

Es la mayor reforma educativa desde aquella, que terminó en pésimos resultados, realizada por Luis Echeverría. Y es el mayor esfuerzo por llevar al máximo las posibilidades de reforma a las necesidades de la gente, desde la remodelación de las escuelas, hasta el acceso a la computación y el Internet para maestros y alumnos, pasando por la enseñanza obligatoria desde el nivel más básico del idioma inglés.

Hace ya tiempo en este espacio hemos insistido en que, una reforma de estas características era imprescindible, pero también que, para llegar a ella era necesario un acuerdo que involucrara a las autoridades y al propio sindicato de maestros. Esa reforma hoy, por lo menos en el papel, en los compromisos asumidos, es una realidad y para ello, fue necesario un largo trabajo político de Josefina Vázquez Mota y la participación activa del propio sindicato, comenzando por Elba Esther Gordillo. Podrán gustar o no la funcionaria o la líder sindical, pero más allá de los discursos, la posibilidad de reforma en el sistema es el que podrá permitir una reforma en el propio sindicato: no es al contrario, nunca lo ha sido. Será a partir de estos cambios, sobre todo  de la evaluación, de la capacitación, de los premios por formación y desempeño, de los concursos por méritos y capacidad de las plazas como se podrá mejorar el desempeño magisterial. Era necesario un acuerdo de largo plazo, aunque ambas provinieran de experiencias y vidas completamente diferentes, entre Vázquez Mota y Gordillo para llegar a una reforma real. Ahora viene lo más complejo, convertirla en realidad, pero tanto de los gobiernos como del sindicato parece existir voluntad cierta de sacarla adelante: unos saben que la necesitan para paliar un grave problema estructural. Los otros para equiparar su poder con su legitimidad social.

Estas son las reformas  necesarias: esperemos que no surjan voces que argumenten que la enseñanza del inglés o la formación en sistemas de cómputo o el acceso al Internet, debilita la soberanía nacional y las tradiciones del pueblo mexicano. O que demanden que no haya concursos para las plazas de maestros o que exijan que los estímulos se distribuyan a todos por igual. O que no haya evaluación independiente. Pero ya nos equivocamos: ayer mismo la Coordinadora magisterial, el CNTE, llamó a un paro nacional para oponerse a la reforma. Y eso son los que se llaman revolucionarios y encabezan la disidencia magisterial.

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