Seguridad: las piezas en un nuevo tablero
Columna JFM

Seguridad: las piezas en un nuevo tablero

La historia de lo sucedido la semana pasada en Monterrey puede sintetizar, en buena medida, lo que puede ocurrir en la lucha contra el narcotráfico en el resto del país en el futuro inmediato.
El ataque de hace una semana al consulado de Estados Unidos en Monterrey provocó la intervención en la investigación de esos hechos de agentes del FBI, porque ese ataque fue realizado contra unas oficinas que se consideran diplomáticamente territorio de ese país.

La historia de lo sucedido la semana pasada en Monterrey puede sintetizar, en buena medida lo que puede ocurrir en la lucha contra el narcotráfico en el resto del país en el futuro inmediato.

Desde unas pocas semanas atrás, se ha implementado un esquema en esa ciudad para tratar  de garantizar una mucha mayor coordinación y eficiencia en la seguridad pública, donde destaca una participación más activa de fuerzas federales y locales, incluyendo en forma destacada el ejército. Un hecho adicional le dio un nuevo contenido a esa estrategia diseñada por un grupo de alto nivel: el ataque de hace una semana al consulado de Estados Unidos en Monterrey provocó la intervención en la investigación de esos hechos de agentes del FBI, porque ese ataque fue realizado contra unas oficinas que se consideran diplomáticamente territorio de ese país.

Lo cierto es que a partir de ese ataque (que para colocar en su verdadero contexto se debe recordar que en las semanas anteriores se habían dado fuertes golpes a la estructura de distintos grupos pero particularmente de los Zetas en territorio estadounidense, incluyendo aquellas redes que relacionaban a esta organización con la mafia calabresa en Italia, Estados Unidos y Canadá, y aquí de denuncias previas de añejas protecciones que habrían tenido estos grupos en el pasado) se comenzaron a realizar distintos operativos en la ciudad, incluyendo un espectacular enfrentamiento en la colonia Country La Silla que derivó en el decomiso de nueve toneladas de marihuana y de una arsenal, al que siguieron otros enfrentamientos en distintos lugares de la ciudad. Simultáneamente, las organizaciones criminales decidieron tomar represalias, en un hecho que también tiene connotaciones nuevas en el contexto del enfrentamiento con el narcotráfico, directamente contra miembros de las fuerzas armadas, sobre todo soldados: unos fueron asesinados en un bar, otros este mismo fin de semana fueron apuñalados y sus cuerpos dejados a unos metros de donde se había producido el enfrentamiento en la colonia Country. Antes había habido otro hecho muy confuso, a unos metros del propio consulado que se interpretó como un nuevo ataque contra éste, aunque las investigaciones realizadas parecen confirmar que se trató de un intento de distracción de las fuerzas de seguridad, ya que se dieron eventos similares y simultáneos en distintos puntos de la ciudad. De todas formas, la movilización de fuerzas de seguridad que se dio con el presunto segundo ataque al consulado fue espectacular y confirmó el establecimiento de un nuevo tipo de operativo de la vigilancia en la ciudad.

A todo esto, se debe sumar la visita del llamado zar antidrogas de la Casa Blanca, John Walters que luego de distintos encuentros con los máximos encargados de la seguridad pública y nacional del país, hizo unas tronantes declaraciones que sorprendieron por el tono a muchos, salvo a los que conocen a Walters, los narcotraficantes mexicanos, dijo, deben rendirse o morir. Y colocó los términos del enfrentamiento actual en la visión del gobierno de su país. Y se debe recordar que independientemente de quien gane la elección del 4 de noviembre, funcionarios como Walters, terminan siendo funcionarios de carrera que suelen permanecer en funciones, aunque no sean exactamente las mismas, durante muchos años, gobiernen demócratas o republicanos, como es el caso del ex director de la DEA.

El hecho es que vienen horas cruciales en la política de seguridad con ajustes muy importantes en muchos ámbitos que se tendrán, más temprano que tarde, que reflejar en cambios en otras áreas. En estos días se ha insistido en la posibilidad del regreso de Jorge Tello Peón a la función pública, y las versiones publicadas no parecen estar erradas, pero no implican una designación más en una misma estructura. Si se confirma ese nombramiento, lo que cambiará es la estructura de seguridad en sí, varios capítulos del tipo y el estilo de coordinación y de la relación de ésta con el resto de la operación gubernamental. Y pese a algunas especulaciones no habrá, en este punto, divergencias con el secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, con el procurador Eduardo Medina Mora y con los principales mandos militares en el Ejército y la Marina. El caso es que Jorge Tello no sólo es quizás el especialista más respetado en temas de seguridad nacional dentro y fuera del país, sino también el que, con un equipo muy completo y, entonces, con una dirección política muy clara, el que mejores resultados entregó al Estado mexicano en esas difíciles tareas. Y nadie es monedita de oro pero difícilmente podría haber entre las principales fuerzas políticas y sociales, un nombre que generara mayores consensos y credibilidad. Pero entonces, para que esa coordinación avance se tendría que esperar que se diera en las condiciones también idóneas.

Habrá que conocer aún al detalle las implicaciones de este nuevo diseño pero de lo que no cabe duda es que se deberán modificar muchos capítulos de la estrategia del sector. Y paradójicamente, en buena medida, lo que está sucediendo en Nuevo León servirá como una suerte de prueba para ese proceso.  Y la pregunta sobre lo que se ha logrado, sobre lo que se ha avanzado, sigue estando siempre presente. Sin embargo, aunque no disminuye ni la violencia ni las características a veces monstruosas que ésta adquiere, muchos indicios parecen indicar que adoptando las medidas correctas, colocando las piezas en donde deben y con una visión diferente de la realidad, los resultados que perciba la población puede ser otros. En los próximos días se tendrá que verificar si eso es así y, al misma tiempo, no alejar la vista de lo que está sucediendo en el país y, por ejemplo, en Nuevo León.

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