La decisión de Nuevo León: dos estilos, dos resultados
Columna JFM

La decisión de Nuevo León: dos estilos, dos resultados

Luego de que quedó muy claro que en San Luis Potosí el gobernador Marcelo de los Santos (un hombre que goza de un grado alto de aceptación en el estado) apoyará a su ex secretario de salud, Fernando Toranzo, repentino candidato priista, en demérito del pansita Alejandro Zapata Perogordo, era imprescindible que el PAN en Nuevo León decidiera la candidatura de Fernando Elizondo, aunque ello conllevara un profundo desgaste con buena parte de la estructura local de ese partido, encabezada por Fernando Larrazábal y Adalberto Madero, los otros dos precandidatos desplazados, antes de que el proceso se saliera de sus manos.
Decíamos semanas atrás que tanto o más importante que las elecciones legislativas federales son las locales del 5 de julio próximo, y en ese sentido Nuevo León es la más de mayor peso (quizás junto con Sonora y las de algunos municipios del estado de México y delegaciones del DF). También decíamos que, como están las cosas, el PRI o el PAN, cualquiera de ellos, podría tener un resultado muy favorable o una catástrofe, en cualquiera de las seis que están en disputa y que no había resultados asegurados, que todo dependía de la elección (quiénes y cómo) de los candidatos. San Luis, demostró cómo unos comicios que tendrían que estar ampliamente asegurados para el PAN se tornaron en una elección competida por conflictos internos. En Nuevo León sucede lo mismo.

Luego de que quedó muy claro que en San Luis Potosí el gobernador Marcelo de los Santos (un hombre que goza de un grado alto de aceptación en el estado) apoyará a su ex secretario de salud, Fernando Toranzo, repentino candidato priista, en demérito del pansita Alejandro Zapata Perogordo, era imprescindible que el PAN en Nuevo León decidiera la candidatura de Fernando Elizondo, aunque ello conllevara un profundo desgaste con buena parte de la estructura local de ese partido, encabezada por Fernando Larrazábal y Adalberto Madero, los otros dos precandidatos desplazados, antes de que el proceso se saliera de sus manos.

Decíamos semanas atrás que tanto o más importante que las elecciones legislativas federales son las locales del 5 de julio próximo, y en ese sentido Nuevo León es la más de mayor peso (quizás junto con Sonora y las de algunos municipios del estado de México y delegaciones del DF). También decíamos que, como están las cosas, el PRI o el PAN, cualquiera de ellos, podría tener un resultado muy favorable o una catástrofe, en cualquiera de las seis que están en disputa y que no había resultados asegurados, que todo dependía de la elección (quiénes y cómo) de los candidatos. San Luis, demostró cómo unos comicios que tendrían que estar ampliamente asegurados para el PAN se tornaron en una elección competida por conflictos internos. En Nuevo León sucede lo mismo.

Fernando Elizondo fue designado candidato por el CEN del PAN pero no parece que se hayan podido cerrar los acuerdos con Madero y Fernando Margain, el alcalde de San Pedro. Con Larrazábal se habría llegado a un acuerdo para que apoyara a Elizondo y por ello fue designado candidato a la alcaldía de Monterrey. Elizondo, que ya fue gobernador interino, es un hombre preparado, un empresario reconocido, que tiene el apoyo de muchos hombres y mujeres de ese sector, pero que no tiene estructura partidaria propia en el estado y que tampoco, por su propia personalidad, resultará muy atractivo haciendo campaña. Lo suyo no es eso. Por eso su candidatura dependerá, centralmente, de que realmente el PAN trabaje por esa candidatura y esa elección y no se divida, o una parte del partido decida no participar.

Porque además, del lado priista han hecho bien las cosas. Luego de semanas de especulaciones y negociación, el PRI llegó al acuerdo de que Rodrigo Medina, ex secretario de gobierno, será el candidato a gobernador de ese partido y quien aparecía como su principal contendiente interno, Abel Guerra irá como candidato por Monterrey. Hicieron bien las cosas porque en todo el proceso intervinieron actores locales (Rogelio Cerda, antecesor en la secretario de gobierno de Medina, fue uno de ellos), porque se designó a un político muy reconocido como Manuel Angel Núñez como delegado e intervinieron todos los principales protagonistas del PRI nacional para sacar un acuerdo que evitara rupturas. En ese proceso, tanto Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, como Beatriz Paredes, en una cena con ella, Medina, Guerra y el gobernador Natividad González Parás se estableció el acuerdo final, tuvieron una participación clave, incluso en la operación con otros precandidatos con peso o expectativas, como Marcela Guerra que fue incorporada a las listas de candidatos a diputados.

Será una elección particularmente interesante y absolutamente PAN-PRI, porque el PRD no cuenta en el estado, y la ausencia de rupturas significativas en el PRI lo dejó sin apuestas alternativas. La única opción que quedaría para otras fuerzas sería que se confirmaran los rumores de que el alcalde panista de Monterrey, Adalberto Madero, que estuvo hasta la noche del martes tratando de revertir la decisión del CEN a favor de Elizondo, decidiera competir con el PT, lo que no le garantizaría ganar la elección pero pondría en serios problemas al PAN.

Entre Medina y Elizondo, las opciones, siendo muy cercanas en la concepción de gobierno, no dejan de ser alternativas diferentes. Será una apuesta entre la experiencia y la juventud, una elección que buscará tener un cariz generacional. Elizondo es el empresario experimentado, con un paso importante por la clase política (gobernador interino, secretario de Energía, senador), un hombre mayor que sin duda puede ser mejor gobernador que candidato y que tiene sólidos apoyos empresariales. Rodrigo Medina, tiene menos experiencia política, aunque ha sido legislador y secretario de gobierno, pero es un hombre joven, también con muy buenas relaciones e imagen personal y familiar. Será con todo el apoyo de su partido, un  buen candidato y el PRI aspira, de alguna manera a probar con Medina algo así como el efecto Peña Nieto, en este caso en Nuevo León. Y en una población tan joven como la del estado puede tener éxito.

La elección regiomontana no está, por lo menos en estos momentos, decidida en absoluto y será, insistimos, la más interesante de este 2009. Lo bueno es que de todas las opciones, los partidos en esta ocasión eligieron sus mejores candidatos posibles.

Apuntes electorales

Dice el senador Arturo Núñez que es inadecuado que los medios anuncien antes de las tandas de spots de los partidos y el IFE que los mismos se trasmiten por una disposición oficial. ¿Por qué?. Es así y se trata de un abuso notable de la ley que fue aumentado por el comité de radio y televisión del IFE, el que en cinco meses los partidos y el propio IFE nos saturen con más de 23 millones de spots, cuando ni siquiera hay campaña electoral. Si se comete una arbitrariedad que por lo menos se sepa quién es el responsable.

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