¿Ser de los Zetas es “campaña negra”?
Columna JFM

¿Ser de los Zetas es “campaña negra”?

El PRI ha quedado en fuera de lugar en torno a la campaña que ha iniciado el panismo sobre el tema de la seguridad. Insistimos en un punto: no es necesariamente que el priismo (o el PRD que ha tomado parte también en el debate) por definición ignoren los temas de seguridad o que no estén planteando un apoyo, aunque sea mediático, al combate del gobierno federal contra la delincuencia: lo notable es que no han sabido cómo responder a las acusaciones panistas y, para colmo ni han sacado adelante la agenda legislativa, lo que hubiera congelado ese debate ni tampoco han cuidado las formas en la elección de ciertos candidatos.

El PRI ha quedado en fuera de lugar en torno a la campaña que ha iniciado el panismo sobre el tema de la seguridad. Insistimos en un punto: no es necesariamente que el priismo (o el PRD que ha tomado parte también en el debate) por definición ignoren los temas de seguridad o que no estén planteando un apoyo, aunque sea mediático, al combate del gobierno federal contra la delincuencia: lo notable es que no han sabido cómo responder a las acusaciones panistas y, para colmo ni han sacado adelante la agenda legislativa, lo que hubiera congelado ese debate ni tampoco han cuidado las formas en la elección de ciertos candidatos.

En el caso del PRI el tema del candidato de Colima, Mario Anguiano, sigue generando especulaciones. Nadie puede ser condenado por “portación de apellido”, pero resulta casi indefendible que un hombre que tiene un hermano y un primo, uno detenido en México y el otro en Estados Unidos, cumpliendo largas condenas por su participación en el narcotráfico sea candidato a gobernador de un estado que es una de las puertas de entrada, precisamente, del tráfico de drogas sintéticas. No conozco al señor Anguiano, no sé si será o no un buen candidato, no sabemos siquiera si sus relaciones familiares eran buenas o malas, pero cualquier opositor podrá destrozarlo en términos de imagen pública con esos antecedentes. Y si gana su gestión estará bajo sospecha.

En el caso del PRD, la detención esta semana de Miguel Angel Almaraz, dirigente del partido en Tamaulipas, como integrante de una banda de los Zetas que traficaba además de drogas con gasolinas, es un golpe que confirma o pone de manifiesto, otros fenómenos. En el libro Calderón Presidente (Grijalvo, 2007) decíamos que existía información pública de que grupos relacionados en aquel entonces con Osiel Cárdenas habían hecho proselitismo a favor de la candidatura de López Obrador en varios puntos de la frontera tamaulipeca, sobre todo en Nuevo Laredo y Reynosa, con publicidad y actos públicos. Nunca se quiso aceptar esa realidad. Pero los Zetas apoyaron, por simple conveniencia política, la candidatura de López Obrador. Por esa labor de proselitismo, Almazán ascendió en las posiciones del PRD y ahora se confirma su relación con los Zetas. No debe ser el único ni sólo habrá contacto con militantes de ese partido pero no deja de ser extraño que pese a que pertenecía a la corriente de Nueva Izquierda, haya sido el ala lopezobradorista, la de Nueva Izquierda, la que ha dicho que su detención “es parte de una campaña política contra el propio López Obrador”. Se equivocan, en todo caso, como declaró Jesús Zambrano lo único que se puede decir es "no vamos a proteger a nadie y menos vamos a permitir que se quiera parar en las siglas del PRD. El PRD no protege delincuentes y esperamos que ningún otro partido lo haga". Claro que después se preguntó desde cuando se conocía esa relación de Almazán con los Zetas y porqué no se actuó antes, como si el problema fuera el tiempo y no el hecho. El PRD quedó mal también en Michoacán, donde en una visita del presidente de la Coparmex, Ricardo González Sada, éste acusó frente al propio gobernador Leonel Godoy a funcionarios estatales. Y el hecho es que por lo menos dos casos de importantes funcionarios locales han sido cuestionados por autoridades federales y sin embargo han recibido todo el respaldo del gobernador a pesar de los indicios en su contra. Algo similar había ocurrido con Almazán y lo mantuvieron en sus responsabilidades partidarias. El día de mañana Godoy no podrá decir que no fue advertido de que alguno de sus colaboradores presentaba problemas.

El punto es que el tema ha permeado y si los partidos de oposición, sobre todo el PRI y el PRD, no atinan a contestar con inteligencia pagarán costos electorales y políticos. Ayer entrevistamos a Germán Martínez, con Bibiana Belsasso en nuestro programa Todo Personal en Proyecto 40, y el presidente del PAN añadió algo que penetrará aún más en el electorado si no hay respuesta: dijo, en otras palabras, que en última instancia se estaban enfrentando dos culturas: una de legalidad y la otra de ilegalidad, una que busca enfrentar a la delincuencia y otra que considera que es mejor pactar con ella. Puede o no ser así o que esa no sea la mejor estrategia para el panismo, pero si la respuesta del PRI es una “queja” porque se está haciendo una “campaña negra” contra el priismo y pedir la intervención del IFE, como hizo ante ese Instituto, lo único que lograrán será reafirmar esa concepción. No es algo nuevo: ya hizo lo mismo López Obrador en el 2006 y por esa suficiencia sin base, al considerar que no tenía porqué responder a las acusaciones en su contra, terminó perdiendo la elección.

Y algo similar está haciendo ahora el PRI con este debate. No puede simplemente decir que es una “campaña negra”: Germán Martínez, puede ser un “muchacho pendenciero” pero que por lo pronto los ha puesto a la defensiva.

La muerte de un demócrata

Tuve oportunidad de conocer a Raúl Alfonsín hace muchos años y siempre me pareció uno de esos políticos singulares: un demócrata convencido, un hombre valiente que en los momentos más duros de la dictadura militar que asoló a su país luchó contra la represión y las acciones populistas como la guerra de las Malvinas, que ganó con un discurso democrático las primeras elecciones posteriores a la dictadura y sentó en el banquillo de los acusados (luego de haber impulsado aquel notable documento que fue el informe Nunca Más de la Comisión Sábato), a los responsables de innumerables crímenes y que en el gobierno resistió desde asonadas militares hasta huelgas continuas de dirigencias sindicales corruptas. Dejó el poder hace 20 años y apenas ahora, con su muerte, se comienza a aquilatar el tamaños de sus convicciones y su honestidad nunca cuestionada. Se fue un verdadero demócrata. Descanse en paz.

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