Las respuestas del presidente Calderón
Columna JFM

Las respuestas del presidente Calderón

La diplomacia entre naciones, requiere de ejercer un sano y cotidiano pragmatismo que debe ser, de acuerdo con las circunstancias y con una dosis de principios. Esto viene a cuento por la visita a México del presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya. Las naciones del continente incluyendo México y los propios Estados Unidos han condenado el golpe que derrocó a Zelaya.

A partir de hoy el presidente Calderón tendrá una semana donde deberá revisar los ajustes fundamentales para la segunda mitad de su sexenio. Entre hoy y mañana se deberá superar el capítulo de la transición de poder en el PAN, y todo indica que la operación política se realizó en forma acertada y que César Nava no tendrá dificultades para convertirse en el reemplazante de Germán Martínez, aunque por supuesto ese será apenas el capítulo inicial de un proceso que no será sencillo.

Para un hombre como Felipe Calderón lo que suceda en su partido es fundamental para acomodar las cosas de cara al futuro: se podrá debatir si Nava fue o no impuesto por Los Pinos, pero es indudable que difícilmente podría concebir el presidente Calderón el encarar estos tres años sin un apoyo fuera de dudas de la dirigencia del panismo. Calderón es un hombre de partido y quiere gobernar con él. Y creo que así debe ser: un gobierno en minoría en el congreso y en los estados no puede darse el lujo de tener una vertiente partidaria que le condicione el apoyo. Por eso los cambios en el gabinete y en otros espacios de poder no se han procesado hasta que concluyera el cambio en el PAN. Entonces este fin de semana, si todo sale bien entre los consejeros panistas, comenzará el proceso de cambios en la administración federal.

Un capítulo importante, la primera decisión que deberá asumir Nava, aunque es algo que ya está decidido, es que Josefina Vázquez Mota asumirá el liderazgo del grupo parlamentario del PAN en la cámara de diputados, probablemente el próximo viernes 14. Con Josefina el gobierno federal tiene asegurado un espacio de negociación y acuerdo con las otras fuerzas políticas que difícilmente podría proporcionarle cualquiera de los otros legisladores electos. En el camino entre la elección de Nava y la designación de Josefina, el presidente Calderón tendrá dos encuentros internacionales muy importantes: el 9 y 10 estarán en Guadalajara el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro canadiense Stephen Harper. Es el momento para revaluar y relanzar el Tratado de Libre Comercio y la relación trilateral hacia una nueva dimensión. No sé si el presidente Calderón tiene en su agenda plantear abiertamente una vuelta de tuerca en esas relaciones pero debería hacerlo: debería establecer con toda claridad qué quiere México del TLC y las posibilidades de integración con el bloque de las naciones del Norte del continente. Si se puede avanzar en ello qué bueno, si no es así el tema debe quedar sobre la mesa y ser explícito, exhibido como una meta a futuro, más aún cuando en Estados Unidos resurgen fuerzas que condicionan los apoyos a México y cuando Canadá ha decidido aplicar una medida tan mal implementada e impopular como las visas obligatorias a los viajantes mexicanos.

Pero despidiendo a Obama y Harper, el presidente Calderón deberá viajar a Colombia a reunirse con Alvaro Uribe. Todo lo ocurrido en Honduras (con el cinismo y el doble discurso de Manuel Zelaya, Hugo Chávez, Rafael Correa, Raúl Castro y Daniel Ortega) obliga a las verdaderas democracias de la región, México, Colombia, Chile, Uruguay, Brasil, Costa Rica, a tomar posiciones mucho más claras ante los intentos golpistas pero también ante la transformación de regímenes democráticos en dictatoriales. Para México la relación con Colombia es fundamental en este sentido pero también porque desde esos regímenes crecientemente totalitarios se apoya y tolera al mayor enemigo de ambos países: el narcotráfico.

Y regresando de Colombia, junto con la designación de Josefina en la cámara baja, tendrán que venir los cambios en el gabinete. Hay varias carteras que evidentemente tendrán que sufrir cambios por la ineficiencia o desgaste que ya han sufrido sus titulares. Tengo entendido que el presidente Calderón ya tiene definidos esos cambios y en esto lo importante son, sin duda, los nombres, pero mucho más lo es definir el rumbo. ¿Hacia dónde y con quiénes quiere transitar el presidente Calderón la segunda mitad de su mandato?¿quiere proponer los cambios profundos que el país requiere aunque éstos, total o parcialmente, no puedan salir por la oposición legislativa para de esa manera enviar una señal de lo que propondrá para el 2012 o preferirá trabajar sobre el terreno de la política real, asumiendo costos y beneficios respecto sólo a lo que se pueda lograr, en un esquema similar a estos tres primeros años?¿optará por gobernar con los suyos, en un gabinete crecientemente blanquiazul, o preferirá tener interlocutores con las otras fuerzas políticas?¿decidirá buscar acuerdos con el priismo, como lo indicaría la correlación de fuerzas entre el PRI y el PAN o, como ha dicho Nava, buscará un acercamiento con el PRD para enfrentar al PRI?¿tiene definido el presidente Calderón cuáles son las cartas que quiere comenzar a jugar y mostrar de cara a la sucesión?¿quiere mostrarlas o prefiere guardarlas para más adelante?. Esas y otras son las preguntas obligadas y a partir de las respuestas deberán surgir los nombres y perfiles de quienes ocuparan nuevas plazas en distintas posiciones gubernamentales. Lo que parece estar en claro desde el mismo 5 de julio es que no puede no haber cambios y el propio presidente en la conferencia de prensa de la semana pasada en Costa Rica le abrió la puerta a los mismos.

Porque comenzando septiembre hay que empezar a definir otros cargos claves: dos ministros de la Suprema Corte, el gobernador del Banco de México, la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (¿alguien puede dudar de que allí debería llegar Emilio Alvarez Icaza?), dos consejeros del IFAI, meses después renovación parcial del IFE. Pero sacar esos nombres dependerá, también, de las respuestas a las preguntas que el presidente sabe que debe contestar en estos días.

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