Los coordinadores y las definiciones
Columna JFM

Los coordinadores y las definiciones

Como en muy pocas otras ocasiones, la designación de los coordinadores parlamentarios de las principales bancadas de la cámara de diputados, marcará el futuro de los partidos. El caso del PRD es, en este sentido, el más evidente: la elección de Alejandro Encinas deberá ser entendida prácticamente como la resignación de Jesús Ortega y de Nueva Izquierda de seguir liderando el partido. No nos confundamos: Jesús y su equipo podrán continuar administrando al PRD, controlarán sus finanzas y algunas posiciones de poder, como la bancada del senado, pero la dirección real del partido ya no es suya y aceptaron, desde hace ya tiempo pero la elección de Encinas lo confirma, que quede en manos de López Obrador.

Como en muy pocas otras ocasiones, la designación de los coordinadores parlamentarios de las principales bancadas de la cámara de diputados, marcará el futuro de los partidos. El caso del PRD es, en este sentido, el más evidente: la elección de Alejandro Encinas deberá ser entendida prácticamente como la resignación de Jesús Ortega y de Nueva Izquierda de seguir liderando el partido. No nos confundamos: Jesús y su equipo podrán continuar administrando al PRD, controlarán sus finanzas y algunas posiciones de poder, como la bancada del senado, pero la dirección real del partido ya no es suya y aceptaron, desde hace ya tiempo pero la elección de Encinas lo confirma, que quede en manos de López Obrador.

Sinceramente espero equivocarme: durante muchos años consideré a Encinas uno de los mejores hombres de la izquierda mexicana…hasta que se convirtió en funcionario y terminó como jefe de gobierno interino durante la campaña de López Obrador. Después de los comicios del 2006, Encinas públicamente dijo que, a pesar de su cargo, su compromiso no estaba con los capitalinos a los que gobernaba sino con su candidato. Permitió, apoyó y financió con recursos público el plantón de Paseo de la Reforma y el centro de la ciudad (recibió una durísima recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del DF por ello, misma que ignoró como lo hizo con las quejas de la ciudadanía) y salió del GDF con el índice de aceptación más bajo que ha tenido un jefe de gobierno desde 1997. Luego compitió impulsado por el lopezobradorismo para la presidencia del partido. Durante la campaña aceptó e impulsó una estrategia despectiva, agresiva contra sus propios compañeros. Perdió pero no aceptó la derrota pero cuando se acercaba la designación de candidatos para el congreso descubrió que López Obrador y el bejaranismo no lo apoyaron para obtener una curul. Recurrió entonces a sus adversarios de Nueva Izquierda, y contra la opinión de muchos militantes de esa corriente, Ortega lo colocó en las primeras posiciones de la lista plurinominal. Pero quienes se quejaban de ese apoyo tuvieron razón: Encinas se fue con López Obrador e hizo campaña contra el PRD en varios distritos, en forma notable en Iztapalapa con el famoso caso Juanito.

Esa campaña de descalificación interna dejó al PRD en apenas 12 puntos. En el PRD el mismo 5 de julio en la noche los principales dirigentes de Nueva Izquierda aseguraron que serían castigados, como dicen los estatutos, todos los que hubieran hecho campaña o aceptado candidaturas de otros partidos. Pero una vez más no cumplieron su palabra y no sólo no hubo expulsiones ni sanciones para los principales dirigentes que violaron los estatutos partidarios sino que se los premió, como ocurrió con Encinas, convertido en coordinador parlamentario y disponiendo de uno de los mayores presupuestos a los que tiene acceso su partido.

Toda la historia está teñida de gestos ridículos. Guadalupe Acosta Naranjo que aspiraba con legitimidad a ser coordinador de la bancada, fue obligado a bajarse de sus aspiraciones por sus propios compañeros de corriente y leyó entonces un texto con los compromisos que le pedía a Encinas que asumiera, incluyendo la búsqueda de acuerdos con otros partidos, que no se sometiera a López Obrador y que no recurriera a acciones violentas como las tomas de tribunas, etc. Encinas no dijo ni que sí ni que no y se quedó con la coordinación. Pero para nadie es un secreto que su compromiso, como en el 2006, no está más que con López Obrador y ésta ya ha ordenado la toma de tribunas si se plantean reformas con las que el “líder” no esté de acuerdo. El hecho es que la dirigencia del partido no tendrá control sobre su diezmada (apenas 70) bancada de diputados y no parece tenerlo tampoco sobre las principales expresiones públicas del partido. Habrá que ver como llegan al famoso congreso refundacional pero pareciera que ya bajaron los brazos. Insistimos en un punto: ojalá nos equivoquemos con Encinas, pero no se percibe un solo dato (comenzando por su actitud en la reciente campaña) que nos haga ver que ha cambiado respecto a sus decisiones del 2006. ¿Por qué tendría hoy que apostar por los intereses de la gente o incluso de su partido en lugar de los de López?

Por otra parte, si no ocurre nada extraño hoy tendrá que ser confirmada como coordinadora parlamentaria del PAN la ex secretaria de Desarrollo Social y Educación Pública, Josefina Vázquez Mota. Es la mejor decisión que podría tomar el panismo: Josefina le otorgará la dosis de apertura que el calderonismo requiere en la política nacional y en el congreso. Se abre allí una posibilidad de tener un liderazgo panista que pueda mantener la lealtad con el ejecutivo pero, al mismo tiempo, transitar con cierta autonomía. Ninguna de las otras opciones en el PAN es mejor que Josefina. Y Francisco Ramírez Acuña, como se ha dicho, podrá ser presidente de la cámara el año siguiente, cuando le toque al panismo. El PAN debe resolver un punto que no es menor: ¿se quedará o no César Nava en la cámara?. Si lo hace el proceso de toma de decisiones y negociaciones podría enturbiarse porque las otras fuerzas buscarán una doble vía de negociación.

En el PRI las cosas se han complicado como sólo los priistas saben hacerlo. Luego del triunfo electoral, la sensación de que están en la antesala de Los Pinos los ha llevado a repetir errores. Al momento de escribir estas líneas no se define quién será el coordinador o coordinadora porque la presidenta del partido, Beatriz Paredes, aspira a liderar la bancada en la cámara. Podría hacerlo sin mayor problema pero el punto es si conserva o no la dirigencia del partido. Y sus opositores internos consideran que se debe quedar con una u otra responsabilidad, sobre todo por el peso que esa doble cachucha tendría de cara al 2012. Lo resolverán, pero el hecho pone de manifiesto las tensiones que conviven en el priismo.

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