Alerta roja el 15
Columna JFM

Alerta roja el 15

El año pasado en la celebración del grito de la independencia en Morelia, estallaron granadas que dejaron ocho muertos y más de un centenar de heridos. El hecho fue atribuido a un comando de los Zetas, en guerra en ese estado con el cártel de la Familia, profundamente infiltrado (como vimos después con el llamado michoacanazo) en el gobierno local. No dejó de ser paradójico que aparentemente fueran los grupos rivales de los Zetas los que localizaron y “entregaron” a los autores de esos atentados.

El año pasado en la celebración del grito de la independencia en Morelia, estallaron granadas que dejaron ocho muertos y más de un centenar de heridos. El hecho fue atribuido a un comando de los Zetas, en guerra en ese estado con el cártel de la Familia, profundamente infiltrado (como vimos después con el llamado michoacanazo) en el gobierno local. No dejó de ser paradójico que aparentemente fueran los grupos rivales de los Zetas los que localizaron y “entregaron” a los autores de esos atentados.

Lo cierto es que un año después subsiste el temor de que los hechos puedan repetirse, primero porque ha aumentado la violencia en el último año y segundo porque ésta cada vez más sirve para encubrir todo tipo de intenciones, algunas ligadas efectivamente al crimen organizado o la subversión, pero otras con objetivos muy disímiles. En los hechos, en las últimas semanas se han dado en el DF por lo menos dos atentados con bombas. El primero al iniciar septiembre en una sucursal de Bancomer. El siguiente días después en una concesionaria automotriz.

Originalmente se dijo que esos atentados eran “actos vandálicos sin tintes políticos”. Pero días después apareció un comunicado más desconcertante aún: la autoría de ese atentado se lo adjudicó el Frente Subversivo de Liberación Global, inédito hasta entonces. Pero más inédita aún es la demanda: dicen que realizaron ese acto como una medida de protesta en contra del deterioro y la explotación del medio ambiente. No deja de ser extraño que para protestar contra el deterioro del medio ambiente se coloque un explosivo, pero también dicen que “seguiremos atacando los símbolos del capitalismo asesino, torturador, patrocinador de la destrucción de la tierra”. El grupo, se identifica como anarquista, tiene una página de Internet y asegura tener células en Chile, Argentina, Grecia y Rusia, entre otros países. Aseguran que continuarán con los ataques contra las oficinas de transnacionales y contra banqueros “para que su dinero arda en llamas del fuego abolicionista de los eco-pirómanos”.

Fuera de estos eco-terroristas, existen otras preocupaciones en relación a grupos armados en nuestro país. Es evidente que existe la intención de distintos grupos armados de realizar acciones en torno al 2010, con el centenario de la revolución y el bicentenario de la independencia. Las autoridades federales, sobre todo el ejército, han monitoreado la actividad de distintas células en diferentes puntos del país, incluso con encuentros entre grupos tradicionalmente enfrentados de estas organizaciones, con la intención de coordinar acciones. Y existe un temor fundado de que este 15 de septiembre se pudiera realizar alguna acción de lo que se denomina “propaganda armada”. No es la primera ni la única vez que ese tipo de acciones se realizan, pero se debe tomar en cuenta que, salvo alguna ocasión muy particular, como los atentados en 1996 en Oaxaca, en Huatulco y Tlaxiaco, esos actos no suelen generar víctimas.

Así desde el 2001 hasta la fecha ha habido varios ataques con explosivos sobre todo contra instituciones bancarias. En agosto del 2001, tres fueron contra sucursales de Banamex, y se las adjudicaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) que con anterioridad ya habían realizado este tipo de ataques.  Como resultado de esos bombazos fueron detenidos días después los hermanos Cerezo Contreras, hijos en realidad del fundador y líder del EPR. Días después se da otro bombazo contra una sucursal de Bancomer. Y es hasta mayo del 2004 cuando se da otro ataque mucho más serio en Cuernavaca, contra tres sucursales, de Banamex, Bancomer y Santander, que ocasiona daños en seis kilómetros a la redonda y afecta a otras oficinas cercanas a las sucursales. Una cuarta bomba no estalló frente a un HSBC. Pese a la violencia de la explosión no hubo victimas. Y el atentado se lo adjudicó el Comando Jaramillista Morelense 23 de mayo. En octubre del 2005 otro ataque contra Bancomer se da en Temixco, Morelos Nadie se lo adjudica, quizás porque en esa ocasión si resultó herido un transeúnte.

Un mes después otra sucursal de Bancomer resulta atacada, ahora se hace responsable el llamado Comando Revolucionaria del Trabajo México Bárbaro. Y en octubre del 2006 aparece una Organización Revolucionaria Armada del Pueblo de Oaxaca que, en el contexto de los violentos enfrentamientos que habían azotado Oaxaca en esos meses y del conflicto postelectoral federal, le declara “la guerra” a los gobiernos local y federal.  Lo hace colocando tres explosivos en sendas sucursales bancarias. Desde entonces no ha vuelto a aparecer. Semanas después se dan otros tres ataques, en el PRI, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial y en una sucursal bancaria, otras tres bombas no estallan. Nadie se los adjudica. Y en marzo del 2008 otra bomba estalla en otro banco, también sin acreditación. Los siguientes ataques fueron los  de los “eco-pirómanos” de días pasados.

Pero junto con ello tenemos un accionar violento constante de parte de muchas organizaciones criminales que en ocasiones están recurriendo a ataques como los de Morelia simplemente para causar terror en la población. Y el temor de las autoridades es que ambos fenómenos se vayan cruzando y generando acciones de violencia que sea difícil saber siquiera a quién adjudicar o que tenga como objetivo último simplemente desestabilizar. Por eso, este 15 de septiembre las agencias de seguridad estarán en alerta roja.

¿Cerrando heridas?

Interesante el presidium de la comisión encargada de reflexionar sobre el desempeño electoral del PAN el pasado 5 de julio: Josefina Vázquez Mota, Gustavo Madero, don Luis H. Alvarez, Luis Felipe Bravo Mena y Manuel Espino. César Nava parece estar logrando cerrar heridas.

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