Cambiemos la página…y los diputados
Columna JFM

Cambiemos la página…y los diputados

Lo ocurrido durante las comparecencias de Gómez Mont, Carstens y sobre todo la de García Luna, no hace más que demostrar la estulticia y la falta absoluta de nivel de nuestra cámara de diputados. No importa si los legisladores están o no de acuerdo con los funcionarios del gobierno federal o entre ellos, lo lamentable, lo vergonzoso, es que las comparecencias sean un conducto para idioteces seniles, insultos, agravios inverosímiles, que algunos diputados realizan amparados en la convicción de que nada les puede pasar, que ni una demanda civil por difamación podrán recibir porque se amparan, la mayoría de las veces en forma cobarde, en el fuero. Y los que no participan en el show lo toleran, como si su propia legitimidad no se les fuera en ello.

Para María Elena Pérez Jaen, que será una ejemplar comisionada del IFAI

Lo ocurrido durante las comparecencias de Gómez Mont, Carstens y sobre todo la de García Luna, no hace más que demostrar la estulticia y la falta absoluta de nivel de nuestra  cámara de diputados. No importa si los legisladores están o no de acuerdo con los funcionarios del gobierno federal o entre ellos, lo lamentable, lo vergonzoso, es que las comparecencias sean un conducto para idioteces seniles, insultos, agravios inverosímiles, que algunos diputados realizan amparados en la convicción de que nada les puede pasar, que ni una demanda civil por difamación podrán recibir porque se amparan, la mayoría de las veces en forma cobarde, en el fuero. Y los que no participan en el show lo toleran, como si su propia legitimidad no se les fuera en ello.

Veamos lo ocurrido en la comparecencia de Genaro García Luna. Los insultos de Gerardo Fernández Noroña y de Porfirio Muñoz Ledo son lo de menos, ninguno de los dos tiene la menor estatura moral como para molestarse con sus agravios reiterados, fascistoides, contra cualquiera que esté en su mira, tan cambiante como sus intereses materiales y políticos de coyuntura. Pero ¿qué ocurrió con el resto?. La posición del PRI fue lamentable, publicitaria, alejada de cualquier análisis serio de la problemática de la seguridad y de su propia historia y experiencia en el tema. El PAN parecía que estuviera analizando la situación de un lejano país en el que ellos no tuvieran nada que defender. El PRD simplemente no tiene posición: no entiende de seguridad pública aunque muchas de sus autoridades están más que permeadas por la delincuencia. Eso sí, hicieron su show colocando cruces “por los muertos” en la lucha contra el narcotráfico, pero jamás recordaron, ni ellos ni los otros, a los casi mil policías, soldados, oficiales, funcionarios, que dieron su vida en esa lucha. Sencillamente no les importa.

La propuesta más importante que presentó García Luna, que tampoco es una novedad, es la necesidad de concentrar las policías municipales en 32 cuerpos estatales que permitan homologar, junto con la policía federal, desde sistemas hasta equipos y procedimientos. Cualquier especialista más o menos serios sabe que ello es imprescindible, que la existencia de más de dos mil policías municipales las hace vulnerables, débiles, corruptas. Ahí están los casos de las policías municipales de Michoacán, de Chihuahua, de Hidalgo, de Nuevo León, de Tabasco, del propio Distrito Federal. En casi todos los casos han sido los propios gobernadores los que han clamado por apoyo federal para tratar de recuperar el control de regiones completas que han quedado a merced del crimen organizado. Pero presentada la propuesta hemos escuchado que la misma “violaría el orden constitucional” (la idea es precisamente reformarlo); hemos escuchado decir que eso es “un mecanismo para darle más poder a la SSP federal” (en realidad lo que tendríamos sería mayores responsabilidades para los gobernadores, mismas que muchos no quieren asumir); algunos han defendido el derecho de los municipios a tener su policía como si ello fuera un objetivo en sí mismo (en realidad pareciera que lo que se quiere conservar son los recursos que “generan” esas policías, ineficientes o no, a quienes tienen control sobre ellas). ¿Dónde estuvieron los más de 80 diputados que se comprometieron con la organización SOS a defender esos y otros principios? Ninguno dio la cara.

Mientras tanto, la impunidad, sigue su marcha: en lugares como el DF el narcomenudeo, que debe ser atendido desde el ámbito local, creció un 700 por ciento y a nadie le importa. Los delitos del fuero común, los que deberían atacar las policías municipales y que son los que más afectan a la ciudadanía, han crecido en un año un 84 por ciento. No importa, lo suyo es el show y el agravio. Seis mil millones de pesos para financiar la cámara de diputados parece que se van año con año a la basura. Qué desperdicio. Cambiemos la página, es urgente.

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