Espero equivocarme, pero como lo dijimos hace varias semanas aquí, con el paquete presupuestal para 2010 no pasará nada. Tanto el PRI como el PRD, mientras comienzan los acercamientos con el PAN, han decidido ir por la ruta más fácil: de la misma manera que con un bote de pintura se transforman, por lo menos en la Ciudad de México, vialidades de dos vías en unas de tres, aunque los automóviles no quepan en sus nuevos carriles, para llenar el boquete fiscal se recurrirá a la aritmética y el endeudamiento, no a tratar de resolver los graves problemas estructurales que aquejan a la economía mexicana.
Espero equivocarme, pero como dijimos desde hace varias semanas aquí con el paquete presupuestal para el 2010 no pasará nada. Tanto el PRI como el PRD, mientras comienzan los acercamientos con el PAN, han decidido ir por la ruta más fácil: de la misma manera que con un bote de pintura se transforman, por lo menos en la ciudad de México, vialidades de dos vías en unas de tres, aunque los carros no quepan en sus nuevos carriles, para llenar el boquete fiscal se recurrirá a la aritmética y el endeudamiento, no a tratar de solucionar los graves problemas estructurales que aquejan a la economía mexicana.
La salida ya ha sido planteada esta semana. Por una parte se aumentará el precio de referencia del petróleo hasta colocarlo en unos 65 dólares por barril, muy por encima del estimado en la propuesta del ejecutivo, que está en 56 dólares. No soy especialista en el tema y no sé si el precio del barril del crudo estará más cerca de una cifra que de la otra, pero por lo que hemos visto, sería preferible tener una visión conservadora sobre el tema dada la volatilidad del mercado petrolero. Con ese aumento del precio de referencia (en realidad una operación aritmética) se le “agregan” al presupuesto, dicen, unos 90 mil millones de pesos.
Por otra parte, ya lo propuso el PRD y tendría apoyo del PRI, se plantea aumentar el déficit fiscal en 1.5 puntos, lo que otorgaría entre 150 y 180 mil millones de pesos. En otras palabras se propone aumentar el ritmo y el volumen de endeudamiento público, lo que constituye, como el incremento del precio de referencia del crudo, un instrumento válido pero que olvida otros capítulos muy importantes: si se incrementa el déficit por encima de lo aconsejable ello repercutirá en la calificación del país y eso hará más caro el crédito y las inversiones. Petrolizar la economía al tiempo que se incrementa el endeudamiento es una mezcla explosiva que ya vimos qué efecto terminó teniendo cuando se aplicó en el gobierno de López Portillo. Y no deja de llamar la atención que el mismo grupo de economistas que la impulsó e impuso en aquellos años sean los mismos que hoy, con una bandera académica, la esté impulsando en el congreso, con el beneplácito de la mayoría de los partidos.
No sería tan grave si a esas dos medidas se le sumaran cambios de fondo reales en la estructura económica, pero los mismos no se perciben. Esta semana, el Consejo Coordinador Empresarial presentó una propuesta muy completa que, como todas, puede tener errores puntuales y dificultades de implementación pero que en realidad gira sobre los ejes que tendría que seguir una reforma de fondo en la economía. Recuerda el CCE que la renta petrolera ha financiado en un 40 por ciento el gasto público, mismo que ha aumentado un 74 por ciento mientras que la economía sólo ha crecido un 19 por ciento. Y sostiene que esa es la verdadera causa de los problemas. Agrega que en el paquete económico se plantea hacer crecer aún más el gasto corriente, en 5.3 por ciento, mientras que el gasto de capital, las inversiones, se reducen un 10 por ciento.
También el CCE propone desmantelar las estructuras redundantes e ineficaces de gobierno. Exigir en las paraestatales normas de productividad similares a la de otras empresas, incluyendo la liquidación de Luz y Fuerza. Recortar las estructuras estatales y municipales, que han tenido un sobre ejercicio de 350 mil millones de pesos en tres años. Eliminar programas y subsidios que no se demuestren eficaces y que no tengan padrón de beneficiarios. Reducir el costo de las campañas y los recursos a las instituciones y partidos políticos, con mucho los más caros de toda América. Regular y transparentar el uso de recursos por los sindicatos. Y llama a que la inversión sea de por lo menos el 25 por ciento del PIB cada año.
No sería tan difícil lograrlo. Sobre todo si a todo ello se suma lo que ya nos había planteado en una entrevista que le hicimos aquí con Bibiana Belsasso a Carlos Slim y que el miércoles reiteró el empresario: hay recursos privados para financiar todo el programa de infraestructura porque el sistema financiero no ha sido tocado por la crisis. Se requiere un ambicioso plan de coinversión pública y privada para sacarlo adelante. Pero nadie está hablando de eso en el congreso. La solución dicen, está en el petróleo y el endeudamiento.