Nava vs. Gómez Mont, el verdadero enfrentamiento
Columna JFM

Nava vs. Gómez Mont, el verdadero enfrentamiento

Finalmente el presidente Calderón salió a respaldar públicamente a su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont y tratar así de poner punto final a una controversia que ha constituido, sin duda, su mayor crisis de gabinete. Una demostración, además, de que el proceso de toma de decisiones en el gobierno tiene fallas y no funciona adecuadamente.

Finalmente el presidente Calderón salió a respaldar públicamente a su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont y tratar así de poner punto final a una controversia que ha constituido, sin duda, su mayor crisis de gabinete. Una demostración, además, de que el proceso de toma de decisiones en el gobierno tiene fallas y no funciona adecuadamente.

El presidente Calderón habló de la lealtad de su colaborador, aseguró que gozaba de toda su confianza y dijo que su renuncia al PAN se debió a una serie de malos entendidos y “deben haber sido muy poderosas las razones, no las juzgo, dijo el presidente, de Fernando Gómez Mont” que lo llevaron a esa renuncia. Es una actitud seria y acertada del presidente Calderón, pero llegó un poco tarde. Si se hubiera producido el día siguiente de la renuncia partidista del secretario, la crisis no hubiera sido tan aguda y tampoco la confrontación que se ha dado dentro del gabinete presidencial y en el seno del panismo.

Cada día que pasa van quedando más en claro los detalles (el diablo, dicen, está en los detalles) de lo ocurrido en toda esta historia. Y nada parece ser tan sencillo. El secretario de Gobernación no “se fue por la libre”, como se hizo trascender. El presidente Calderón dijo que “cumplió su encomienda, como se dice entre los abogados, a su leal saber y entender, es decir con plena voluntad y goza además de toda mi confianza”. Si Gómez Mont se hubiera ido “por la libre” difícilmente el presidente diría que su colaborador cumplió con su “encomienda”  y menos aún gozaría aún de la confianza presidencial.

¿Qué pasó?. Durante la primera quincena de diciembre estaban en negociación desde la ley de ingresos y el presupuesto de egresos hasta las designaciones del nuevo titular del Banco de México y los reemplazos de dos integrantes de la SCJN. Los acuerdos para sacar adelante esa agenda se realizaron entre el PAN y el gobierno por una parte y el PRI por la otra. Las pláticas con el PRI respecto a las alianzas no se dieron durante la negociación de la ley de ingresos sino cuando se estaba analizando ya el presupuesto de egresos. Antes había habido inquietud de los priistas por el tema, que se dispararon cuando luego de la aprobación en la cámara baja de la ley de ingresos, el líder del PAN, el también diputado César Nava, adjudicó el paquete fiscal al PRI y lo criticó duramente por ello, lo que le valió una réplica durísima del priismo y la tentativa del PRI en el senado de rechazar la ley fiscal. Allí se dieron los primeros síntomas de la tormenta que venía.

Pero fue ya en la etapa final del proceso, cuando estaba en juego ese mismo día la designación de Carstens en el Banco de México, cuando se abordó el tema en una reunión con diputados oaxaqueños, Francisco Rojas y Beatriz Paredes. Tienen razón los senadores priistas al decir que no se negoció con ellos, fue con diputados, como ya lo reconoció Rojas, entre otras razones porque la cámara alta no tiene injerencia en la votación del presupeusto.

El presidente Calderón estuvo enterado del proceso general de negociaciones, pero quien tuvo un conocimiento exacto de lo que se había platicado era el presidente nacional del PAN, César Nava. Gobernación supuso que con esa información el panismo no seguirá con las alianzas. La presidencia del partido consideró que no estaba obligada a ello. Incluso hay un encuentro del grupo político que se reúne en Los Pinos con regularidad  semanal, en la cual el presidente Calderón dijo que no aprobaba esas alianzas. Pero las políticas siguieron su propio camino. Obviamente todo hizo eclosión cuando Gómez Mont, en público rechazó esas alianzas que ya estaban muy avanzadas. Según varias fuentes, una vez más el presidente Calderón habría recomendado a su partido no seguir ese camino e incluso el lunes anterior a la renuncia de Gómez Mont al PAN, le habría dicho a éste que respetaría la palabra empeñada y no habría alianza, por lo menos en Oaxaca. Pero volvió a fallar la operación política: le encargaron a Gómez Mont presentar su posición ante el CEN del PAN el martes, pero nadie habló con los consejeros. Cuando llegó a la reunión, antes de su inicio, Nava le pidió a Gómez Mont que argumentara contra las alianzas pero que no dijera que había acuerdos con el PRI, para no generar tensión en el partido. Se hicieron de palabras. Y Gómez Mont salió diciendo que le habían puesto una mordaza para expresarse ante el partido. Su discurso, sin el argumento central, resultó desarticulado y terminó con una confrontación con el CEN. Pero lo que terminó por modificar las cosas, es que pese a los comentarios presidenciales del día anterior contra las alianzas, los calderonistas del CEN fueron los primeros en votar a favor de ellas. Hubo advertencias de que esa decisión rompería la agenda legislativa del partido. Fueron desestimadas.

Al día siguiente la reunión en Los Pinos del equipo político fue aún más tempestuosa y al calor de ese debate, ahí mismo, fue cuando Gómez Mont presentó su renuncia al partido a César Nava. Lo demás es público. Esa confrontación se abrió a los medios y una semana después el presidente Calderón ratificó su confianza en el secretario de Gobernación. El conflicto, en realidad, tiene dos grandes protagonistas Nava y Gómez Mont y lo que está en debate no es la lealtad, como algunos creen, sino qué rumbo quieren el gobierno y su partido que siga el país. Alianzas electorales antipriistas o agenda legislativa. Dos opciones antagónicas.

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