La necedad política
Columna JFM

La necedad política

Se trata de necedades, de decisiones que se toman con el hígado (o con el bolsillo) pero que no son plenamente reflexionadas, que contaminan el ambiente político y social, que dañan los negocios, que frenan los avances del país, de una forma absurda. Pero que ahí están y que sus impulsores toman casi como un dogma de fe, incapaces de reflexionar sobre ellas. Dos casos.

Se trata de necedades, de decisiones que se toman con el hígado (o con el bolsillo) pero que no son plenamente reflexionadas, que contaminan el ambiente político y social, que dañan los negocios, que frenan los avances del país, de una forma absurda. Pero que ahí están y que sus impulsores toman casi como un dogma de fe, incapaces de reflexionar sobre ellas. Dos casos.

El primero es la famosa licitación 21. La secretaría de Comunicaciones y Transportes decidió otorgar los títulos de concesión el viernes en la noche, unas horas después de que en una catastrófica comparecencia en comisiones de la cámara de diputados, el secretario Juan Molinar Horcasitas, había dicho que no lo haría mientras existieran procesos legales abiertos. Estos continúan, pero la secretaría vio, dicen, un resquicio y antes de que se cerrara entregó la concesión de esa importante banda de telecomunicaciones a la sociedad de Nextel y Televisa. El hecho es delicado, pero mucho más lo es que el pago por ese bien de la nación haya sido ridículo: 180 millones de pesos, cuando podría haber sido por lo menos 20 veces superior. Peor aún que la licitación se haya diseñado a modo para que no hubiera otros competidores. Tanto las empresas como la SCT han dicho que no es verdad, que se tendrán que hacer inversiones millonarias y que pagarán altas cantidades por derechos. Y así es, pero eso mismo lo tuvieron que hacer todos los otros competidores que, además, pagaron por sus espectros muchísimo más, con la diferencia adicional de que no tuvieron una ley a modo que le permitiera no pagar impuestos por esa operación en los dos próximos años. No me parece mal que Nextel y Televisa amplíen su participación en las telecomunicaciones (decir que son nuevos jugadores suena un poco ridículo), son empresas serias y prósperas, qué bueno que inviertan y se desarrollen. El problema es la necedad gubernamental para no darle a esa participación un marco mucho más transparente y equitativo. Esa necedad es la que le da a esta decisión un sesgo oscuro del que no se podrá despojar. Con el agravante de que todo puede derivar en un juicio político a Molinar Horcasitas, Mony de Swan y otros funcionarios que contaminará aún más todo el proceso.

Otra historia de necedades. La del PRI y el IVA. Todos los priistas serios saben que la propuesta de reducir el IVA del 16 a 15 por ciento es un error. Saben que un país como México no puede tener como recaudación fiscal un 11 o 12 por ciento del PIB cuando todas las economías que tienen un cierto margen de desarrollo están, por lo menos, al doble de ese porcentaje. Saben que los que pagamos impuestos somos una estrecha minoría. Que la única forma de aumentar la participación fiscal es gravando el consumo en forma generalizada porque son demasiados los que no pagan ISR ni participan de la contribución fiscal. Saben que el camino para lograr unas finanzas públicas más sanas sobre todo en un contexto de creciente debilidad petrolera es establecer una tasa generalizada de IVA, que incluso podría ser más baja que la actual; reducir pero también generalizar, sin regímenes de excepción, el ISR y simplificar todo el proceso de pago de impuestos. En ese camino la baja de un punto del IVA no tiene sentido fiscal ni económico, porque además, esa mínima reducción no llegará a los consumidores, se quedará con los intermediarios. Pero insisten en ella por una suerte de venganza política por las alianzas PAN-PRD de las elecciones pasadas.

Incluso los gobernadores le han hecho llegar a sus diputados su preocupación por esa decisión que desminuirá recursos a los propios estados. Y también los senadores han dejado trascender su desacuerdo con esa medida. Entre los diputados, los que están en mayor contacto con los temas económicos están más que concientes del error. Y sin embargo, muchos priistas siguen adelante con la propuesta, sin comprender que las verdaderas reformas estructurales las tendrían que hacer en este año y el próximo si desean recuperar el poder en el 2012 con una economía que pueda transitar sobre mejores rieles.

Hablan de Brasil y olvidan que en esa nación el secreto del éxito estuvo en las reformas que realizó Fernando Henrique Cardoso y que continuó aunque en su momento se opuso a ellas, Luis Inácio Lula da Silva. Unas reformas que le permitieron a Brasil tener más del 25 por ciento de recaudación fiscal como porcentaje del PIB y que en la última semana le dieron al Estado 70 mil millones de dólares con la colocación de acciones de Petrobras, sin perder el control público sobre esa empresa. Y aquí seguimos pensando que el secreto está en un punto más o menos del IVA.

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