La grabación y el fuero
Columna JFM

La grabación y el fuero

Era a mediados del 2005, cuando, con información proporcionada por la inteligencia estadounidense, se ubicó una enorme mansión en el Estado de México, en Huixquilucan, donde vivían Clara Laborín y su compañero, Héctor Beltrán Leyva. Allí se encontraron muchas fotos, incluidas varias de una célebre fiesta de esa familia cuando vivía en Querétaro, pero también innumerables cintas de grabaciones telefónicas realizadas por Beltrán Leyva con muchos interlocutores. Ahora encontramos un caso similar; el diputado Julio César Godoy Toscano.

Era a mediados del 2005, cuando, con información proporcionada por la inteligencia estadounidense, se ubicó una enorme mansión en el Estado de México, en Huixquilucan, donde vivían Clara Laborín y su compañero, Héctor Beltrán Leyva. Allí se encontraron muchas fotos, incluidas varias de una célebre fiesta de esa familia cuando vivía en Querétaro, pero también innumerables cintas de grabaciones telefónicas realizadas por Beltrán Leyva con muchos interlocutores (una costumbre que en su momento había iniciado Amado Carrillo, como una forma de control y también de presión contra colaboradores “olvidadizos” de su organización).

Durante ese cateo llamó la atención un nombre manuscrito en una agenda de Beltrán Leyva (que había logrado huir de la redada), donde se consignaba el nombre de Nahum Acosta, entonces director de giras de la presidencia de la república, su teléfono particular y su número de celular. También había una tarjeta de presentación de éste con su cargo público. Cuando se analizaron las cintas se comprobó que en varias de ellas había pláticas de Acosta con Héctor Beltrán (apodado El Ingeniero), donde se hablaba de las giras presidenciales, sus recorridos y características e incluso de entregas de dinero de El Ingeniero a Acosta en su domicilio. Además, en el cateo se encuentran los planos de un spa que se estaba construyendo en Acapulco, llamado Debanhy. En las grabaciones, Acosta insistía en preguntarle a su interlocutor sobre cuándo se terminaría el negocio en Acapulco.

Había muchos más datos duros de esa relación, incluido el descubrimiento de que la visa de Estados Unidos le había sido retirada desde diez años atrás a Acosta, por su presunta relación con el cártel de Amado Carrillo y los Beltrán Leyva. Como se sabe, Acosta fue detenido y el presidente Fox reconoció públicamente que el narcotráfico había logrado penetrar Los Pinos. Pero algo sucedió y repentinamente, un juez decidió que las pruebas no eran admisibles, porque se trataba de grabaciones privadas (aunque incluso las voces de Acosta y de Beltrán fueron autentificadas por agencias estadounidenses y al ser obtenidas en un cateo se convertían en pruebas válidas), y el ex funcionario quedó en libertad por esa causa. Trabajó en Pemex y tengo entendido que dirige una empresa constructora.

Ahora, con la enorme diferencia de que cuenta con fuero parlamentario, nos encontramos nuevamente con un caso similar: el diputado Julio César Godoy Toscano tiene una orden de aprehensión acusado de relaciones con el narcotráfico y sin embargo militantes de su partido lo cobijaron y le permitieron tomar protesta en San Lázaro. Pero ahora se hizo pública una grabación que ya había sido conocida en el proceso en su contra, donde Godoy, quien declaró que ni siquiera conocía a Servando Gómez, la Tuta, responsable de las relaciones políticas del cártel de la familia michoacana, trata al narcotraficante de Tío, éste le dice mi hijo; el candidato y medio hermano del gobernador le pide favores y apoyo para su campaña e incluso le pide que le saque de encima a un periodista del puerto de Lázaro Cárdenas “que trabaja para ustedes” que lo está molestando. Las voces de la cinta están autentificadas.

Hay jueces que argumentan, como ocurrió en el caso de Nahun Acosta, que las grabaciones no eran legales (aunque en su caso se habían encontrado en un cateo) y a pesar de que las voces estaban certificadas hasta por agencias estadounidenses, no las consideró válidas. Pero en este caso, la grabación habría sido realizada por las fuerzas de seguridad federales y debe ser admitida como prueba, por el juez, que por eso mantiene la orden de aprehensión en contra de Godoy, y por supuesto por la sección instructora que sigue el proceso de desafuero contra el diputado en San Lázaro. Pero además, con ello se descubrió una doble mentira: primero cuando Godoy dijo que no conocía a la Tuta y la segunda cuando tanto él, como el gobernador Leonel Godoy y los dirigentes perredistas, dijeron (y aquí le afirmamos que no era así) que las únicas pruebas que existían contra el legislador eran declaraciones de testigos protegidos. Hay grabaciones y hay, tanto en el caso Godoy como en otros derivados del michoacanazo, muchas otras pruebas. Por eso la historia del michoacanazo no está cerrada.

Godoy Toscano no puede ocupar una curul en la cámara de diputados. Es una burla al derecho, al propio poder legislativo y a la sociedad que está librando y sufriendo una lucha feroz contra el crimen organizado mientras uno de sus presuntos beneficiarios goza de fuero parlamentario.

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