Tony Tormenta y el Conejo
Columna JFM

Tony Tormenta y el Conejo

La caída de Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, es una golpe demoledor para el cártel del Golfo. Si bien esa organización continuará bajo el mando del Eduardo Costilla, apodado El Coss, lo cierto es que se encontrará seriamente debilitada en su lucha contra los Zetas, en un contexto que parece llevar a un equilibrio precario de poder entre las distintas organizaciones.

La caída de Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, es una golpe demoledor para el cártel del Golfo. Si bien esa organización continuará bajo el mando del Eduardo Costilla, apodado El Coss, lo cierto es que se encontrará seriamente debilitada en su lucha contra los Zetas, en un contexto que parece llevar a un equilibrio precario de poder entre las distintas organizaciones.

Lo sucedido en los últimos días es una demostración de que sí pueden darse golpes simultáneos en distintos frentes y a distintos grupos. La caída luego de una brutal batalla de horas en Matamoros de Tony Tormenta debilita a esa organización y también su alianza con el cártel del Pacífico de Joaquín El Chapo Guzmán. Los golpes contra miembros de la familia michoacana en el fin de semana en ese estado, también golpean esa alianza. La detención de varios integrantes de los restos del cártel de los Beltrán Leyva, por su parte, debilita aún más a ese grupo aliado con los Zetas y el cártel de Juárez. Y la detención de Harold Poveda, el Conejo, deja sin su principal proveedor colombiano a esa organización. No deja de ser significativo que con él fue detenida una mujer que ya había sido asegurada en aquella fiesta en una casa del camino al Desierto de los Leones, de los Beltrán Leyva, de la que habían escapado tanto los hermanos como el propio Conejo. Cómo recuperó esa mujer la libertad y que hacía nuevamente en el narcotráfico nadie lo ha explicado.

Tony Tormenta como lo reflejaba su apodo era un hombre de acción, no un estratega. Estuvo a cargo del cártel mientras su hermano Osiel Cárdenas estuvo preso en cárceles mexicanas, pero en cuanto Osiel fue enviado a Estados Unidos y allí se convirtió luego de una larga negociación en un testigo protegido, las cosas cambiaron. Los Zetas que habían compartido el poder del grupo con los sucesores de Osiel se separaron y comenzaron una durísima guerra contra sus antiguos aliados que incluso cambiaron de bando, aliándose a su vez con el cártel de Sinaloa para tratar de aniquilar a los Zetas. En el enfrentamiento ha habido miles de muertos en Tamaulipas y en distintas zonas del país y si parecía que el cártel del Golfo estaba dando pasos para recuperar la frontera respecto a los Zetas, todo indica que la caída de Tony Tormenta, alterará una vez más esa relación y vendrá una etapa, sin duda muy violenta en la frontera, porque les querrán arrebatar el control a los del Golfo sobre todo de Matamoros.

El caso de Harold Poveda, el conejo, también es muy peculiar. Este hombre había sido enviado hace años por el cártel del Valle del Norte de Colombia y era el encargado de coordinar la ruta del pacífico, la que parte del puerto de Buenaventura en Colombia y, desde allí coloca los cargamentos de cocaína en distintos puntos de Centroamérica o México, para los cárteles locales. Poveda trabajaba directamente con los Beltrán Leyva, y cuando se da la ruptura de éstos con la gente del Chapo Guzmán se queda con los Beltrán. Pero con el deterioro y fragmentación de ese grupo comienzan también sus propios problemas y comienzan a caer cargamentos de los que era responsable y se habla que quedó debiendo millones de dólares a sus proveedores en Sudamérica. Poveda declaró tras ser detenido que el último cargamento de cocaína que introdujo al país fue para Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, “quien me quedó debiendo aproximadamente 40 millones de dólares por ese cargamento”. También dijo que debía unos 28 millones a sus proveedores colombianos.

Poveda proporcionaba enormes cantidades de droga a los Beltrán. Según el parte policial El Conejo introducía mensualmente a territorio mexicano alrededor de dos toneladas de cocaína, a través de lanchas rápidas o submarinos. La droga ingresaba por vía marítima procedente de las costas del Pacífico colombiano, arribaba a Costa Rica y a las costas de los estados mexicanos de Chiapas y Guerrero. La infraestructura aérea del cártel del Pacífico que se encontró en Costa Rica era parte de ese andamiaje. Desde el 2000, Poveda introducía a México más de 20 toneladas al año, en cargamentos que iban de tres a cinco toneladas, convirtiéndose en el principal proveedor de los Beltrán Leyva. Eso quiere decir que Poveda logró ingresar en la última década más de 200 toneladas de cocaína pura al país.

En síntesis: todos los grupos que participan en esta guerra fueron golpeados en los últimos días, con detenciones, enfrentamientos, muertes de sus integrantes. Ese capítulo está bien encaminado, aunque se puede hacer mucho más si mejora la coordinación. Pero sigue faltando algo fundamental: otorgarle mayor tranquilidad a la gente, romper con las redes que se dedican a la extorsión, el secuestro y el robo (aunque ha habido golpes interesantes también en los últimos días al respecto) y regresar a tener espacios, rutas, territorios seguros. Hoy ninguno parece serlo.

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