Historias de narcopolítica
Columna JFM

Historias de narcopolítica

Otro presidente municipal secuestrado y muerto por el crimen organizado. El lunes fue el turno de Gregorio Barradas Miravete, presidente municipal electo de Juan Rodríguez Clara en el estado de Veracruz que fue secuestrado con su antecesor en el cargo, Omar Manzur Assad y su chofer, Angel Landa. Los tres aparecieron muertos horas después en el estado de Oaxaca, en las afueras de Tuxtepec. El asesinato de Barradas, que había sido diputado federal por el PAN en la pasada legislatura, vuelve a colocar sobre la mesa el debate respecto a la vulnerabilidad de los municipios ante el crimen organizado y las presiones que sufren los ediles, ante grupos criminales que buscan cooptarlos, intimidarlos y en ocasiones simplemente asesinarlos por considerar que pueden beneficiar por acción u omisión a un grupo o a otro.

En una búsqueda rápida por Internet se pueden encontrar los últimos hechos relacionados con el cártel de la Familia Michoacana: el caso Godoy se complica para el diputado porque además de las grabaciones no puede explicar de dónde le llegaron y en qué utilizó 25 millones de pesos. La PGR dice que se los entregó el cártel de La Familia para su campaña. Los dos líderes de la organización detenidos el fin de semana y cuya detención provocó  todo tipo de bloqueos, incendios y atentados en Morelia, están arraigados. En Estados Unidos, en la ciudad de Atlanta, caen 45 integrantes de la Familia, con droga, armas y millones de dólares en efectivo. Según las autoridades estadounidenses son uno de los grupos más violentos del narcotráfico en la Unión Americana. Cae una banda de secuestradores y extorsionadores de la Familia en el estado de México. Miembros de ese cártel atacan policías en Jalisco. La Familia vía extorsiones y robo de minerales termina vendiendo hierro, por toneladas, a China.

No son ni mejores ni peores que otras organizaciones criminales, en realidad, muchas tienen características particulares, pero la Familia michoacana actúa como cualquier otra mafia. Quizás se diferencia en que han trabajado en ámbitos que suelen tratar los grupos armados, se presentan con un lenguaje casi “marquiano” y han invertido mucho en la narcopolítica, fruto del origen de maestro rurales relacionados lejanamente con las guerrillas de la Tierra Caliente de sus fundadores. También fueron los primeros en utilizar albergues supuestamente dedicados para tratamientos de adicciones, los llamados Albergues Gratitud, para formar jóvenes puestos a su servicio y los adoctrinaron mezclando desde la más brutal intimidación hasta la religión. Según la propia organización adoctrinaron y formaron para ese cártel a unos nueve mil jóvenes en esos centros.

Hace ya varios meses, luego del golpe que significó para ese cártel el michoacanazo (luego parcialmente revertido por la justicia) Servando Gómez, la Tuta, uno de los tres líderes de esa organización entró en un noticiero local para proponer un acuerdo al gobierno federal. Ahora luego de varios golpes muy duros a esa organización, dan a conocer un comunicado que no tiene desperdicio. Dicen entre otras cosas, utilizando una vez más el lenguaje de un grupo armado, no de un cártel, que están dispuestos a “replegarse” si el Estado garantiza la seguridad de los michoacanos. “Con la incertidumbre de dejar nuevamente en manos de las autoridades la seguridad de nuestro Estado, hemos decidido replegarnos y reintegrarnos a nuestras actividades productivas", dice el comunicado, si los Gobiernos federal y local, la Policía Federal y demás autoridades se comprometen a tomar “el control de Michoacán con fortaleza y decisión”.

"Si el Gobierno acepta este compromiso público y lo cumple, La Familia Michoacana se disolverá para no seguir siendo la bandera con la que autoridades federales sigan atropellando los derechos humanos de los michoacanos", continúa el texto. En el documento, aseguran que "la Familia Michoacana surge en el año 2005 ante la incapacidad de nuestro Gobierno para otorgar seguridad a los ciudadanos, está integrada por hombres y mujeres michoacanos dispuestos a dar la vida por defender a su estado, seres humanos que con valor y entrega han expulsado de Michoacán a grupos externos que por medio de la violencia y terror han intentado apoderarse no solo de nuestro estado sino de todo el país".

Pide la Familia a que se opine sobre su organización y su oferta. Y debemos hacerlo: la Familia no fue creada para defender a la gente ni mucho menos. Es un grupo criminal que se especializaba en el tráfico de marihuana y con el tiempo fue creciendo en el de metanfetaminas. Hoy es uno de los principales cárteles del país. Durante un tiempo fueron operadores de los Beltrán Leyva, con quienes rompieron e iniciaron una batalla feroz por el control del estado, sobre todo cuando éstos se separaron del cártel de El Chapo Guzmán, con quienes se alió la Familia. Su guerra ha sido contra los Beltrán y los Zetas. Su accionar ha sido tanto o más violento que cualquier otro cártel y se ha expandido a todo el centro del país e incluso, como se ha visto, a Estados Unidos. ¿Dónde está lo humanitario y la defensa de una entidad y su gente?

Si ese cártel o cualquier otro decide disolverse y abandonar sus actividades delictivas, enhorabuena. Pero que nadie se engañe: si es así ha sido por la presión de las autoridades, en una estrategia que muchos han descalificado a priori. Por lo pronto, todo parece ser mucho más una nueva operación publicitaria que una decisión seria de dejar las armas y aceptar responsabilidades. Pero ello no surge de la fortaleza sino de la debilidad.

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