El crimen global
Columna JFM

El crimen global

La noticia apenas si tuvo espacio en la prensa española o argentina. Resulta que la policía española desarticuló una de las mayores organizaciones de traficantes de cocaína entre España y Argentina y detuvo a 65 personas en esos dos países. La mayoría de los detenidos, así como el jefe de la red son de nacionalidad mexicana y, en segundo término, colombiana.

La noticia apenas si tuvo espacio en la prensa española o argentina. Resulta que la policía española desarticuló una de las mayores organizaciones de traficantes de cocaína entre España y Argentina y detuvo a 65 personas en esos dos países. La mayoría de los detenidos, así como el jefe de la red son de nacionalidad mexicana y, en segundo término, colombiana.

El grupo operaba en los puertos de Vigo, en Galicia, y en el de Barcelona. Se trata de un grupo con infraestructura empresarial y que realizaba los envíos por vía marítima. Esta red escondía la droga en paquetes de un kilo entre cargamentos de manzanas enviados desde Buenos Aires, envueltos para protegerlos del frío y la humedad e identificados con un logo del pato Donald. Los envíos se concentraban en los primeros meses del año, cuando se produce la cosecha de manzanas en Argentina. Una de las vías de entrada era el puerto de Vigo, donde la llamada mafia gallega se encargaba de la cocaína, que era remitida a sus destinatarios en toda España, vía una empresa de distribución de contenedores.

Entre los detenidos está el máximo responsable de la organización, Nicolás Rivera, de 50 años y de nacionalidad mexicana. La célula gallega estaba dirigida por el empresario David Temes Arnosi, de 33 años, ya detenido en la primera fase de esta operación conocida como Manzanas Blancas. David Temes es hermano de la concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Mos,  y había realizado recientemente importantes operaciones inmobiliarias relacionadas con el lavado de dinero de la organización.

Además de las detenciones, se decomisaron en España 5.5 millones de euros en efectivo (casi siete millones 500 mil dólares) envasados al vacío para que no fueran detectado por perros; 65 carros de lujo y seis embarcaciones deportivas. El dinero obtenido por la venta de drogas se blanqueaba a través de concesionarios de vehículos de lujo que recibían importantes cantidades en efectivo por automóviles que estaban a nombre de testaferros.

Al mismo tiempo que se informaba del desmantelamiento de esa red mexico-colombiana en España y Argentina, en la Venezuela de Hugo Chávez, que se ha convertido en una de las más importantes plataformas de exportación de cocaína hacia distintos países (ayer mismo se informó que desde allí parten vuelos transatlántico hacia Africa Occidental transportando drogas cuyo destino final es Europa), acaba de ser detenido el comandante de las Fuerzas Armadas Policiales del estado de Cojedes, José Alberto Márquez, por permitir la fuga de dos narcotraficantes  mexicanos. Otros 16 agentes del cuerpo policial de ese municipio fueron detenidos anteriormente, a todos se les vincula con la fuga de dos narcotraficantes del Cártel de Juárez, los mexicanos Roberto Ávila y Carlos Izabal Martínez,  ocurrida en julio pasado. Pero la presencia de los cárteles mexicanos en Centro y Sudamérica es cada día mayor y comienza a generar conflictos incluso diplomáticos, como el que se sucitó con Nicaragua.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando un destacamento de soldados nicaraguenses tomaron posiciones en Costa Rica, un país que no tiene ejército, con la excusa de drenar un río. Eso generó una disputa entre los dos países que llegó a la OEA donde la mayoría de sus integrantes emitieron una resolución, apoyada por México y otros 21 países, que condena la acción nicaraguense.

La resolución también exhorta a Nicaragua a “prevenir, controlar y enfrentar el tráfico de drogas, el crimen organizado y el tráfico de armas en la región”. El gobierno de Daniel Ortega calificó la resolución de la OEA como “mañosa y manipulada” y acusó al gobierno de México de impulsarla, pero para hacerlo se refirió a México como un país “infectado por el narcotráfico”, descalificando la resolución y a México como corazón del narcotráfico regional, lo que provocó que el sábado la cancillería emitiera una nota diplomática de protesta mientras la relaciones con Nicaragua se han enfriado al máximo.
Quizás por eso, la mayor preocupación del gobierno estadounidense, en el tema del crimen organizado en México no pasa por la exportación de la violencia a su país, sino por la globalización de nuestras estructuras criminales, como dijo el embajador de Estados Unidos, Carlos Pascual, en una entrevista televisiva en la que aseguró que su país está más preocupado por la conexión entre la delincuencia mexicana y el crimen transnacional, que por el cruce de la violencia de México a Estados Unidos.

Y vuelvo al punto del principio. Todo eso es altamente preocupante. Pero por alguna razón ni la red argentina-española dirigida por mexicanos, ni la detención de los mandos policiales en Venezuela, ni el conflicto narcopolítico con Nicaragua ni las declaraciones del embajador Pascual, tuvieron la repercusión que se merecen, ni en esos países ni en México.

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