Gabino y su circunstancia
Columna JFM

Gabino y su circunstancia

Es el único personaje político que cuenta con el respaldo de Felipe Calderón y de Andrés Manuel López Obrador y, en el camino, de un nutrido grupo de priistas. Logró encabezar un movimiento donde hay de todo: desde empresarios hasta grupos radicales. Ayer le pregunté con quién se identificaría hoy al iniciar su gobierno y me dijo que sin lugar a dudas con Luis Inácio Lula da Silva. Y pensándolo bien tiene razón: en la extraña política latinoamericana y con todas las diferencias del caso, el suyo es un movimiento, por supuesto a escala menor, muy similar al del brasileño, aunque sus historias personales, sus orígenes, sus trayectorias, no pueden ser más diferentes. Ayer Gabino Cué se convirtió en gobernador de Oaxaca y de la misma magnitud que ese respaldo, son sus desafíos.

Es el único personaje político que cuenta con el respaldo de Felipe Calderón y de Andrés Manuel López Obrador y, en el camino, de un nutrido grupo de priistas. Logró encabezar un movimiento donde hay de todo: desde empresarios hasta grupos radicales. Ayer le pregunté con quién se identificaría hoy al iniciar su gobierno y me dijo que sin lugar a dudas con Luis Inácio Lula da Silva. Y pensándolo bien tiene razón: en la extraña política latinoamericana y con todas las diferencias del caso, el suyo es un movimiento, por supuesto a escala menor, muy similar al del brasileño, aunque sus historias personales, sus orígenes, sus trayectorias, no pueden ser más diferentes. Ayer Gabino Cué se convirtió en gobernador de Oaxaca y de la misma magnitud que ese respaldo, son sus desafíos.

Conozco a Gabino desde hace muchos años, he visto cómo se ha ido consolidando como político, cómo las circunstancias le han dado un margen muy amplio para el aprendizaje. Si el hombre es uno y su circunstancia, la de Gabino es una historia que ha modificado al hombre y al político: debe estar agradecido de haber llegado a gobernar su estado, Oaxaca, hoy y no hace seis años. En el camino ha ganado experiencia, madurez, aprendió de errores pasados y tuvo un acercamiento con la problemática social más profunda del estado que creo que hace seis años no tenía. Pero también, habiendo sido senador, un involucramiento en la política nacional desde el ámbito legislativo del que carecía. Hoy está más preparado que hace seis años para afrontar los desafíos que tiene gobernar un estado con una riqueza social y cultural inmensa, pero también con el peor índice de educación del país, con pobreza endémica, con usos y costumbres que en un ámbito son una expresión de cultura pero en otro un freno para el desarrollo de su propia gente.

Le preguntábamos a Gabino cómo compaginará esos apoyos que le vienen de ámbitos tan distintos, incluso enfrentados entre sí. Y nos decía que sólo puede hacerlo con diálogo y política. Y en un capítulo que creo que es crucial, decía que mirando hacia el futuro. No se podrá construir algo nuevo mirando al pasado, ajustando cuentas, alimentando rencores que es lo que algunos esperan incluso para recuperar protagonismos perdidos. Tiene a su favor un punto muy especial: muchos hemos comprendido, en el transcurso de estos meses, que lo que ha llevado a Gabino Cué al gobierno de Oaxaca no es la alianza de unos partidos, incluso antagonistas, en torno a un candidato. Ha sido un candidato, con un movimiento propio detrás, que ha concitado esa unión. Y creo que es el único caso, con un margen mucho mayor que el de Rafael Moreno Valle o Mario López Valdez, los otros aliancistas triunfadores en julio pasado, en el que dispone de tanto espacio e independencia respecto a los partidos que lo apoyaron. Y eso se refleja en su gabinete, donde hay literalmente de todo, pero en el que destaca, por sobre todas las cosas, un equipo propio que trasciende fronteras partidarias.

En ese equipo, llama la atención la inclusión de Irma Piñeiro como secretaria de gobierno del estado, una mujer con relación con Elba Esther Gordillo y con sectores del priismo local, que tendrá que tener vínculos y negociar con sectores del magisterio que le son opuestos. Y la de Gerardo Cajiga en la secretaría de Finanzas. Gerardo es uno de los políticos jóvenes más talentosos que ha dado México en los últimos años. Su carrera estuvo a punto de irse a pique por una de las persecuciones políticas más injustas e infames de la última década. En el sexenio pasado se empeñaron en perseguir a Gerardo por acusaciones relacionadas con la adquisición de equipo para la Policía Federal, en la que no tenía literalmente nada que ver: como con cinismo dijo un funcionario de aquella época, lo perseguían porque lo veían como un eslabón débil que permitiría llegar a otros objetivos. En ese mismo proceso estuvieron desde Wilfrido Robledo Madrid hasta Genaro García Luna, además de varios otros funcionarios. Ninguno resultó sancionado porque no había nada que castigar. Se trató de una venganza política injustificable de la que en su momento mucho escribimos en este espacio. Y el nombramiento de Gerardo en la secretaría de Finanzas es un acto de justicia y un acierto de Gabino.

Hay muchos otros, incluyendo ratificaciones en el gabinete de funcionarios que trabajaron con Ulises Ruiz en cultura o de Jesús Martínez Alvarez en la delegación del Distrito Federal. Ahora viene la tarea de gobernar y sacar adelante un estado con un tejido social desgarrado. Si Gabino Cué tiene éxito en ese proceso, habrá mostrado una vía política que al país le urge encontrar. Habrá que desearle el mayor de los éxitos.

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