El escenario antes de la batalla
Columna JFM

El escenario antes de la batalla

Cuando escuchaba a Gabino Cué en Oaxaca, cuando veía las tomas de posesión de Javier Duarte en Veracruz y Carlos Lozano en Aguascalientes, cuando se leen las declaraciones de los distintos protagonistas de las vida política y su “distribución” en esos actos, el escenario para el 2012 queda cada vez más claro, por lo menos en el terreno de las intenciones.

Para mis hijos, con orgullo: a Ana por su carrera, a Valeria por su casa, a Jorge porque siempre está con nosotros

Cuando escuchaba a Gabino Cué en Oaxaca, cuando veía las tomas de posesión de Javier Duarte en Veracruz y Carlos Lozano en Aguascalientes, cuando se leen las declaraciones de los distintos protagonistas de las vida política y su “distribución” en esos actos, el escenario para el 2012 queda cada vez más claro, por lo menos en el terreno de las intenciones.

En el priismo parece haber una ruta ya muy definida: pasó la boda de Enrique Peña y nada sucedió fuera del script original; se acerca la renovación de la dirigencia del partido y repentinamente todos han descubierto que el hombre que mejor pude dirigir los destinos del PRI es el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. Desde el propio Peña Nieto hasta Manlio Fabio Beltrones todos coinciden con que Moreira debe ser el dirigente y vamos entonces hacia una candidatura de unidad que hará muy tersa la sucesión de Beatriz Paredes: sin duda Emilio Gamboa que aspiraba a esa posición con méritos y posibilidades tendrá recompensa en el futuro. Y con Moreira como presidente nacional, en el PRI iniciará formalmente la campaña.

Moreira será el hombre duro del priismo, el que llevará el peso de la confrontación con sus adversarios y el que regresará al PRI a formas mucho más populares en sus formas de relacionarse con la gente, lejos de las relativamente distantes, más de gabinete, de una Beatriz Paredes y definitivamente lejos del tipo de operación del madracismo.

Pero Moreira implica, también, un acuerdo mayor que en el llamado círculo rojo se suele subestimar pero que en la política real es decisivo: la conexión de Elba Esther Gordillo con el PRI y particularmente con la campaña de Peña Nieto. Que nadie se engañe: salvo en Sinaloa, en todos los estados en los que hubo elecciones en el 2010, ganaron candidatos que tuvieron el apoyo de Elba Esther. En algunos casos solapados, en otros tan abiertos como en Puebla. Y ese apoyo es el que se buscará establecer con la elección de Moreira, aunque haya sectores del PRI que lo resientan. La operación será menos indolora porque nadie, ni ella misma por supuesto, piensa en su regreso formal al partido tricolor.

En ese contexto ¿qué papel jugará, sobre todo, Manlio Fabio Beltrones?. Seguirá siendo el que pondrá temas en la precampaña y en los hechos, el candidato alterno, pero también el que implicará un equilibrio en las fuerzas que giran en torno a Peña, tanto para esa presencia de Elba Esther, como por su peso, indudable en muchos ámbitos de decisión y poder en el país. De esa manera se vio a Manlio en la toma de posesión de Lozano, así se terminó de destapar a Moreira en la de Javier Duarte en Veracruz.

Y así, con más de la mitad de las gubernaturas en el país, y sin algunos lastres políticos irá el PRI a la elección. Es de la mejor manera en la que puede llegar a ella.

Mientras tanto, en Oaxaca creo que se fortaleció la idea, para muchos utópica o infundada, de una coalición para el 2012. El problema, como sucede en el estado de México, es encontrar al candidato o candidata que pudiera encabezar esa aventura, y tendría que ser uno como Gabino, con un nombre hecho que aglutinó partidos y no al revés. El primer año de gobierno de Cué y ver si el experimento funciona en la práctica será también muy importante en ese sentido. Pero eso estaba en el ambiente de muchos de los panistas, perredistas, convergentes, priistas y ex priistas que estuvieron en Oaxaca. De todas maneras, en ese ambiente, si finalmente esas dos grandes corrientes van con sus propios candidatos, no dejó de ser significativo el aplausómetro oaxaqueño. Para mi sorpresa, el aplauso más intenso fue para Josefina Vázquez Mota; el segundo fue para Marcelo Ebrard (que fue el más taquillero con las cámaras y fotógrafos), y nadie nombró a Andrés Manuel López Obrador. Y es que la expectativa aliancista estaba en el aire.

Los papeles de Wikileaks

Cuando en la próximas horas se conozcan los papeles del departamento de Estado sobre México, López Obrador tendrá más argumentos para decir que sufrió un complot, pero eso no tendrá demasiado peso. Lo que sí puede cimbrar el mundo político es lo que se diga respecto a la guerra contra el narcotráfico y las intrigas de ese mismo mundo que se muestra siempre tan lejano de Estados Unidos en público y tan cercano en la realidad.

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