La tentación aliancista para el 2012
Columna JFM

La tentación aliancista para el 2012

Faltaba una pieza para que encajaran casi todas en el mecano de la elección del 2012 y ayer el PRD, a través de su secretaria general, Hortensia Aragón, dejó en claro que ellos también ven con agrado la posibilidad de una candidatura ciudadana para el 2012 en alianza con el PAN, lo que ya había manifestado el presidente Calderón y que se fortaleció con la elección en el PAN de Gustavo Madero que desde su campaña interna se proclamó muy favorable a esas alianzas no sólo por el apoyo a ellas, sino también por sus renovadas expresiones anti PRI, recordemos aquella de que “el regreso del PRI a Los Pinos son sueños guajiros”. En los hechos, toda la campaña de Madero se basó en el objetivo de evitar que el PRI regrese al gobierno.

Faltaba una pieza para que encajaran casi todas en el mecano de la elección del 2012 y ayer el PRD, a través de su secretaria general, Hortensia Aragón, dejó en claro que ellos también ven con agrado la posibilidad de una candidatura ciudadana para el 2012 en alianza con el PAN, lo que ya había manifestado el presidente Calderón y que se fortaleció con la elección en el PAN de Gustavo Madero que desde su campaña interna se proclamó muy favorable a esas alianzas no sólo por el apoyo a ellas, sino también por sus renovadas expresiones anti PRI, recordemos aquella de que “el regreso del PRI a Los Pinos son sueños guajiros”. En los hechos, toda la campaña de Madero se basó en el objetivo de evitar que el PRI regrese al gobierno.

Lo cierto es que muchos panistas y perredistas están tentados de recorrer esa vía y si la alianza no se concreta en el estado de México y los resultados son abrumadores para ambos partidos yendo por separado, esa tentación en lugar de disminuir, crecerá. El problema, una vez más, es encontrar al candidato o candidata para hacerlo, pero ahora hay varios. El nombre de Juan Ramón de la Fuente está en muchas bocas en estos días; el propio Marcelo Ebrard estaría encantado de poder transitar hacia un acuerdo de ese tipo (y por eso López Obrador ya lo encasilló como parte de “la mafia”) y lo mismo piensa Josefina Vázquez Mota, pero ambos son piezas de partido, lo que dificulta sus aspiraciones en ese ámbito; algunos piensan en Alejandro Martí e incluso hay quienes creen que, de acuerdo con lo que suceda en su primer año de gobierno, un Gabino Cué podría ser una alternativa (y no es descabellado).

El único punto conflictivo de esta alianza es que no se realiza con una propuesta hacia adelante, sino como un rechazo ante un adversario común, en este caso el PRI. Competitivamente tiene muchos beneficios: como es una alianza y quien la encabece se supone que tendría que ser un candidato un poco por encima de los partidos, para sus adversarios será difícil en la campaña (como está haciendo ahora el PRI con el PAN a nivel federal o contra el PRD en algunos estados como Zacatecas) adjudicarles todos los errores de su gestión en el gobierno. Los priistas de esa forma se enfrentan a una suerte de entelequia que es bastante inaprensible pero que además, de acuerdo a cómo se dé esa alianza y a quién la encabece, puede generar expectativas en una sociedad que está harta de los partidos y de la mayoría de los políticos. Su fortaleza y viabilidad a la hora de gobernar estará, por supuesto, por verse, pero eso es para después de las elecciones.

Hay básicamente dos problemas para que esa alianza prospere y tenga éxito. El primero se llama López Obrador. El tabasqueño irá solo a las elecciones con el apoyo del PT, quizás de Convergencia y de un sector duro del PRD. No tendrá posibilidades de ganar pero sí de quitarle suficientes votos a la alianza como para llevarla a la derrota, aunque algunos partidarios proalianza recuerdan que en el 2006 López Obrador se alimentó, sobre todo de votos priistas. Pero estos les recuerdan que una cosa era Roberto Madrazo como candidato y otra Peña Nieto o Beltrones, con el agregado de que éste López Obrador tiene un peso y una dimensión muy diferente al del 2006.

El segundo obstáculo son los propios partidos. ¿En qué medida los militantes y sobre todo los dirigentes con aspiraciones del PRD y el PAN estarían dispuestos a sacrificar posiciones en pos de una alianza?. Puede ser que sea un problema, pero no lo percibo como tan grave si se va con el concepto de candidatura única y cada uno de los partidos llevan sus listas para el congreso por separado. No sólo no disminuirían sus posiciones en el congreso sino que aumentarían, aunque en el ámbito del gabinete el hipotético presidente si bien tendría que asumir compromisos con sus aliados, obviamente formará un equipo suyo, ¿pero qué tanto les importa hoy a los partidos el gabinete si el poder lo ven cada vez más en el congreso y los estados?

Mientras tanto, el PRI ya se está preparando para ese escenario. A la presidencia del partido llegará un Humberto Moreira que, como él mismo dice, trabajará más en las calles y con la gente que en restaurantes y cafés, será candidato único para que no haya divisiones, y la candidatura presidencial tiene dos aspirantes que saben exactamente que papel jugarán cada uno de ellos, Enrique Peña y Manlio Fabio Beltrones. Y reconfiguran fuerzas: el acercamiento de Elba Esther Gordillo no es el único que se ha dado en los últimos tiempos. No es un mal escenario para el 2012.

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