140 kilos de coca y un rastro político
Columna JFM

140 kilos de coca y un rastro político

El caso de los sobrecargos detenidos en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, con 140 kilos de cocaína pura en sus equipajes de mano, se ha convertido en un problema que, aunque se ha tratado de minimizar, puede crecer hasta alcanzar niveles muy altos.

El caso de los sobrecargos detenidos en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, con 140 kilos de cocaína pura en sus equipajes de mano, se ha convertido en un problema que, aunque se ha tratado de minimizar, puede crecer hasta alcanzar niveles muy altos.

Varios puntos deben atenderse. Primero, el caso se da cuando México acababa de recuperar la categoría uno de la FAA que había perdido precisamente por fallas de seguridad en sus aeropuertos. En este caso, los tres sobrecargos pasaron con su uniforme oficial el control (a pesar de que ese día no laboraban y llevaban boletos de clase turista), por el área de tripulaciones; cargaban en sus maletas de mano la droga que no fue detectada por el scanner (o se les permitió pasarla); en algún lugar dentro de la zona estéril del aeropuerto, o sea después de haber pasado seguridad, se quitaron los uniformes y utilizaron ropa de calle, hasta hoy nadie sabe qué ocurrió con los uniformes, porque no los tenían al llegar a Madrid; abordaron el avión con anterioridad (como si fueran sobrecargos en funciones), pese a que volaban en clase turista y llevaban un evidente exceso de equipaje de mano y nadie les hizo advertencia alguna. Llegando a Barajas salieron de los primeros del vuelo e intentaron pasar seguridad apostando a que no serían revisados sus equipajes de mano ya que no habían recuperado maletas de las bandas. Fueron detenidos por el personal de seguridad en Barajas precisamente por eso, porque si bien mostraron identificación como sobrecargos no llevaban el uniforme, porque estaban visiblemente nerviosos y porque los tres llevaban maletas idénticas.

Hay elementos adicionales de seguridad que fallaron. Los sobrecargos tienen derechos a boletos de avión prácticamente gratis, pero por alguna razón los tres adquirieron sus boletos en clase turista. A nadie le pareció extraño. Pero la explicación para buena parte de estos terribles desajustes está en quiénes eran los sobrecargos: los tres eran muy conocidos en el medio, pero uno de ellos, Eduardo Pérez Ayala, lo era más: se trata del ex secretario de finanzas del sindicato de sobrecargos durante la gestión de la actual presidenta de la Asamblea Legislativa del DF, Alejandra Barrales, de quien fue prácticamente su mano derecha. La actual dirigente del sindicato, Lizeth Clavel ya ha declarado que otorgará toda la colaboración que las autoridades requieran sobre el caso. Es un tema que puede crecer y que puede afectar seriamente a Barrales que, recordemos, quiere ser candidata al gobierno del DF.

El tema de la seguridad en el Aeropuerto es otro desafío. Juan Molinar Horcasitas, titular de Comunicaciones y Transportes, dijo que “hubo complicidad, mas no fallas en los sistemas de seguridad” del aeropuerto capitalino. El problema es que la complicidad es una falla grave para la seguridad, sobre todo cuando se supone que los sistemas del aeropuerto cuentan con equipos que hacen muy pequeño el margen para las fallas humanas o la complicidad. Por lo pronto, hasta ahora no se ha informado de que nadie haya sido detenido o investigado por este caso pese a que las autoridades de la terminal aérea cuentan con las imágenes que se grabaron durante el ingreso de los tres sobrecargos, además de las generadas en la pantalla del scanner, que se archivan, para conocer la forma en que lograron meter 140 kilogramos de cocaína sin contratiempos. El caso tendrá que afectar, necesariamente a las autoridades de seguridad del aeropuerto y a la secretaría si no hay un respuesta verosímil. Aeroméxico, obviamente, también resulta golpeada aunque no tenga responsabilidad directa en los hechos.

Los restos de Nazario

Si bien la secretaría de seguridad pública federal, con la información que cuenta, está convencida de la muerte de Nazario Moreno, el líder del cártel de la Familia michoacana, sus restos aún no han sido recuperados. Será importante recuperarlos para evitar que El más loco, como se hacía llamar, se convierta con el tiempo en una figura mítica, una suerte de Jesús Malverde de la Tierra Caliente. Su libro, Pensamientos, era el  evangelio del cártel de la Familia. Allí Moreno, con discurso entre religioso e insurgentes, con mensajes crípticos a su propia gente, una apología de la valentía y una crítica reiterada a “la reflexión”, escribió entre muchas otras cosas que “creo que no quiero ser ni muy correcto ni muy inteligente ni muy sabio…porque estoy descubriendo que la gente cuando pretende ser muy correcta y sabia se vuelve muy necia y no quiere escuchar y cae en la soberbia y yo no quisiera que nuestro grupo La Familia, cayera en eso y es por eso que deseo me den su crítica sin miedo ni pena”. Quienes criticaban a la Familia terminaban muertos. Se distribuyeron unos cien mil ejemplares de Pensamientos en todo Michoacán.

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