¿A quién divide el IVA?
Columna JFM

¿A quién divide el IVA?

Quizás una de las virtudes de las alianzas sean las menos pensadas originalmente por sus impulsores: no sólo la capacidad de ganar elecciones sino la de mostrar fisuras serias en un PRI que aparecía como monolítico. Resulta paradójico que mientras las alianzas PAN-PRD se han construido sin tener una base programática real, ni en lo local ni mucho menos en lo federal, su existencia genera divisiones en el PRI que se manifiestan precisamente en lo contrario, en la búsqueda de puntos programáticos comunes para ese partido. Y todo se resume en un aspecto: el temor de perder. Nada cohesiona más a una fuerza política que el tener un enemigo común, pero ese enemigo hoy para el PRI puede estar dentro suyo y entonces aparecen la desconfianza y el resquemor con los propios. Y con ellos las diferencias.

Quizás una de las virtudes de las alianzas sean las menos pensadas originalmente por sus impulsores: no sólo la capacidad de ganar elecciones sino la de mostrar fisuras serias en un PRI que aparecía como monolítico. Resulta paradójico que mientras las alianzas PAN-PRD se han construido sin tener una base programática real, ni en lo local ni mucho menos en lo federal, su existencia genera divisiones en el PRI que se manifiestan precisamente en lo contrario, en la búsqueda de puntos programáticos comunes para ese partido. Y todo se resume en un aspecto: el temor de perder. Nada cohesiona más a una fuerza política que el tener un enemigo común, pero ese enemigo hoy para el PRI puede estar dentro suyo y entonces aparecen la desconfianza y el resquemor con los propios. Y con ellos las diferencias.

El tema del IVA es una buena demostración de ello. La bancada de los senadores, donde destacan Manlio Fabio Beltrones (que se mantiene como precandidato presidencial) y Francisco Labastida, propuso nuevamente (porque en realidad es una propuesta que ya habían presentado y que guardaron precisamente por las potenciales diferencias internas) avanzar en una reforma hacendaria de fondo que incluyera un IVA generalizado del 12 por ciento, excluyendo de él una canasta básica de alimentos y medicinas. El beneficio de esa reforma no estaría tanto en el gravamen que se pudiera establecer en las medicinas o alimentos de “lujo” que hoy están exentas del mismo, sino en el término generalizado: en otras palabras, en la eliminación de los regímenes especiales, por donde se van miles de millones de pesos en beneficio de particulares. Es sin duda una buena propuesta que, además, permitiría (no lo han dicho los impulsores pero se inscribe en esa lógica) fusionar el ISR y el IETU.

El tema fue llevado ante los senadores priistas, aprobado y presentado en la plenaria que hicieron senadores y diputados. También se le dio en principio luz verde. Por eso sorprendió tanto que el coordinador de los diputados, el para nada inexperto Francisco Rojas descalificara la propuesta en una declaración pública y dijera que por los propios estatutos del tricolor no se podía avanzar en el gravamen a medicinas y alimentos, lo que provocó una reacción muy dura de Beltrones, que parecía dirigida a los medios pero que en realidad estaba destinada a su homólogo de la cámara de diputados.

El tema es electoral. Rojas y la todavía presidenta del PRI, Beatriz Paredes, no quieren realizar movimientos fiscales y en el caso específico de Beatriz, quiere estar en el proceso sucesorio, aunque sea en la disputa del Distrito Federal, sin tocar la carta del IVA. Enrique Peña Nieto no ha dado color en esos temas pero tampoco desea agitarlo ahora cuando está en el momento más delicado la definición de las candidaturas en el estado de México y cuando se comprobó que el PRI puede perder aunque alcance cotas de votación históricas, como le ocurrió en Oaxaca, en Puebla y ahora en Guerrero. Y Peña sabe que su candidatura depende del estado de México. Y ambos, Peña y Beatriz, vieron como una derrota de Beltrones, la de Manuel Añorve el domingo…aunque los tres tuvieron una parte de responsabilidad. No se puede estar ganando por 22 puntos en noviembre y perder por 14 a fines de enero sin haber hecho algo muy mal.

Manlio por su parte está jugando con otras cartas. Sabe que para apostar seriamente por el 2012, debe esperar, primero, a ver qué sucede con Peña Nieto. No es un secreto la enorme distancia que le lleva el mexiquense en las encuestas. Por eso quiere afianzarse (y en parte lo está logrando) trabajando sobre todo con el llamado círculo rojo. Si la de Peña Nieto es una precampaña basada en la popularidad y una generosa exposición a los medios, Manlio quiere construir una base sobre propuestas políticas y económicas. Puede ganar o perder en ese proceso pero creo que apuesta a que si gana lo hará con base en ellas y no en su carisma, en el que no puede competir con Peña. Y si pierde, sabe que esa base programática tendrá mucha influencia en la que tendrá que presentar Enrique, si es que efectivamente esas propuestas logran penetrar en el círculo rojo.

Por eso sería un grave error de Rojas, pero también de Peña, no dejar avanzar la propuesta del IVA generalizado. Primero porque no vulnera los estatutos del PRI, ni gravará las medicinas y alimentos de consumo popular; segundo porque de ganar las elecciones del 2012, contar desde ahora con una reforma fiscal eficiente será fundamental para ejercer el poder; y tercero porque en lugar de mostrar fisuras internas, avanzar en la propuesta del IVA lo que provocará será divisiones, pero en el frente PAN-PRD que ahora se ha convertido en el gran coco del PRI.

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