BCS sin partidos y narcoinsurgencia
Columna JFM

BCS sin partidos y narcoinsurgencia

Es verdad, como dijo Beatriz Paredes, que en Baja California Sur no perdió el PRI porque no tenía el poder, aunque, agregó, tampoco ganó. En realidad, lo mismo sucedió en Guerrero, donde el gobierno también era perredista, con la diferencia de que en Baja Sur, quizás lo más notable es que la gente le dijo no, para la gubernatura, a los dos grandes grupos familiares que detentan el poder en la entidad, los del gobernador Narciso Agúndez y su antecesor Leonel Cota Montaño, aunque Agúndez pudo conservar con su hermano, la joya de la corona, el municipio de Los Cabos.

Es verdad, como dijo Beatriz Paredes, que en Baja California Sur no perdió el PRI porque no tenía el poder, aunque, agregó, tampoco ganó. En realidad, lo mismo sucedió en Guerrero, donde el gobierno también era perredista, con la diferencia de que en Baja Sur, quizás lo más notable es que la gente le dijo no, para la gubernatura, a los dos grandes grupos familiares que detentan el poder en la entidad, los del gobernador Narciso Agúndez y su antecesor Leonel Cota Montaño, aunque Agúndez pudo conservar con su hermano, la joya de la corona, el municipio de Los Cabos.

Pero como decíamos antes de la elección del domingo pasado, es una falacia decir que cualquiera de los partidos ganó o perdió en estas elecciones: los candidatos, todos, han pasado de un partido al otro, las alianzas eran inverosímiles, los únicos acuerdos, en última instancia pasaron, aparentemente, por impedir, de parte tanto del PAN como del PRD, de que ganara el PRI. Y de Cota Montaño de tratar de impedir el triunfo del PRD en Los Cabos aliándose con el PRI. Nada más.

Lo cierto es que luego de estas dos primera jornadas electorales puede ser que haya caído el ánimo en el priismo, y quizás para la gente la imagen de que el PRI no ganó estas elecciones (como no lo había hecho en Oaxaca, Sinaloa y Puebla) pueda modificar las percepciones, pero lo cierto es que en el fondo lo que sigue estando presente es una pregunta, tanto para el PAN como en el PRD: ¿qué van a hacer además de oponerse, actuando ambos como partidos de oposición incluso cuando gobiernan, al PRI?

Seguramente con base en lo que ocurra en el estado de México tendrán que definir, ambos, panista y perredistas, qué rumbo llevarán hacia el 2012, porque la situación, las contradicciones internas, resultan entre ellos insoportables más allá de las coaliciones en los estados, cada día más nebulosas. En última instancia lo que tendrán que decidir es si siguen cada uno por su lado o si van con un candidato “independiente”, porque aunque el PRI haya perdido estas elecciones lo cierto es que tiene el porcentaje electoral más elevado, que suele oscilar en el 42 por ciento a nivel nacional: si se queda en eso no le alcanza para tener mayorías absolutas pero si sus adversarios van separados gana con amplitud.

Pero tanto en el PRD como en el PAN aún hay mucha confusión interna. Los primeros deben decidir, y no lo pueden hacer de inmediato, qué van a hacer con el evidente conflicto entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. En el panismo están jugando a la sucesión cómo lo hubiera hecho el PRI en el pasado, con cartas semiescondidas, pasarelas, apariciones esporádicas, la consigna de que el que se mueve (a destiempo) no sale en la foto y una larga lista de aspirantes que debería estar claro que es mucho más pequeña de lo que parece. Y la posibilidad de una alianza y un candidato independiente, no ha desaparecido. Sólo bastaría que hubiera un personaje adecuados. Son pocos pero los hay: si PAN y PRD ven que solos no les alcanza, apostarán por esa carta. Tiempo al tiempo.

Narcoinsurgencia

Es un nuevo asesinato sin aparente lógica alguna. El sábado tres adolescentes de apenas 15, 16 y 17 años, Juan Carlos, Mario y César, estaban comiendo unos tacos junto a una concesionaria de automóviles. Llegaron unos tipos que le preguntaron por el dueño del lugar. No le contestaron, fue fatal: los ametrallaron a los tres. Sería un caso más en Juárez si no fuera por un pequeño detalle: se trataba de tres jóvenes con ciudadanía estadounidense, asesinados en un fin de semana en el que hubo 32 muertos en Ciudad Juárez.

Ayer el subsecretario de Defensa de los Estados Unidos, Joseph W. Westphal, describió la situación en México como uno de los “puntos ciegos” en la política exterior de Estados Unidos. Calificó, como ya lo ha hecho muchas veces el departamento de Estado, a la delincuencia organizada como una “insurgencia que busca hacerse con el poder en México” y dijo estar preocupado por un escenario en el cual sea necesario desplegar al ejército estadunidense “a lo largo de la frontera o, incluso, a través de ella”.? Como si la advertencia no fuera suficientemente explícita agregó que el narcotráfico “es una forma de insurgencia en México, con cárteles de la droga en nuestra frontera. Esto no es sólo acerca de drogas e inmigrantes ilegales, se trata, potencialmente, de la toma del gobierno por personas corruptas”. 36 horas antes de esas declaraciones tres estadounidenses habían sido asesinados en Ciudad Juárez. Saque usted sus propias conclusiones.? Sólo una pregunta, ¿cuánto más esperaremos para declara el estado de excepción en esa parte de la frontera?

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