¿Hay algo que celebrar?
Columna JFM

¿Hay algo que celebrar?

Leo a Saramago en el libro Ellas que me regaló Clara Scherer: “cuando los poetas románticos decían que la mujer es una esfinge, aciertan de pleno, benditos sean. La mujer es la esfinge que tuvo que ser porque el hombre se arrogó el señoría de la ciencia, del poder total, del saber todo. Pero es tanta la fatuidad del hombre, que a la mujer le bastó levantar en silencio los muros de su negativa final, para que él, tumbado a la sombra, como si estuviera acostado bajo una penumbra de párpados obedientes, pudiera decir , convicto: no hay nada más detrás de esa pared”.

Leo a Saramago en el libro Ellas que me regaló Clara Scherer: “cuando los poetas románticos decían que la mujer es una esfinge, aciertan de pleno, benditos sean. La mujer es la esfinge que tuvo que ser porque el hombre se arrogó el señoría de la ciencia, del poder total, del saber todo. Pero es tanta la fatuidad del hombre, que a la mujer le bastó levantar en silencio los muros de su negativa final, para que él, tumbado a la sombra, como si estuviera acostado bajo una penumbra de párpados obedientes, pudiera decir , convicto: no hay nada más detrás de esa pared”.

Leo en la revista Código Topo a Margarita Solano: “Nadie quiere ser policía en Práxedis G. Guerrero…sin embargo, una joven de 20 años levantó la mano y tomó el cargo que mucho hombres jamás aceptarían. Estudiante de criminología y con un bebé todavía en brazos, Marisol Valles es la nueva titular de policía… Veo a mi pueblo, dice Marisol, con una luz de esperanza, la gente está creyendo y eso lo pudimos comprobar el 20 de noviembre, con una fiesta que llevaba años sin celebrarse por problemas de seguridad…Yo, dice, hago mi trabajo. Lo mío no son las armas, es la prevención y ¿cómo logramos prevenir?, trabajando con los niños, porque ellos son el futuro y hay que abrirles camino para las nuevas habilidades que ellos tengan para que logren ser alguien y no nada más tengan un solo camino”. Todo indica que Marisol, la semana pasada, tuvo que pedir asilo político junto con su familia, ante las amenazas constantes que recibía. Nunca tuvo custodias ni vigilancia especial.

Contamos con Bibiana Belsasso en el programa Todo Personal, el caso de Adriana Morlett: una joven de 21 años, casi la misma edad de Marisol, que estudiaba arquitectura en la UNAM. Una noche fue a buscar un libro a la biblioteca, salió de allí con un amigo, supuestamente tomó un taxi y no se ha vuelto a saber de ella. Han pasado ya más de seis meses de su desaparición y no ha pasado nada. Su padre recibe con perversa puntualidad llamadas de extorsión a su celular. Apenas esta semana la SIEDO atrajo su caso.

Escucho a individuos que se las dan de respetables diciendo, sin pudor ni vergüenza, que las mujeres son como animales, sólo a golpes entienden y recuerdo que son miles las mujeres desaparecidas como Morlett, millones las golpeadas y maltratadas sin que pase nada. Y recuerdo que en la Asamblea legislativa del DF, diputados de izquierda se opusieron a una ley que castigara con cárcel a quien golpeara a una mujer.

Reviso la lista de 12 precandidatos presidenciales que ha publicado Excélsior, también los nombres que aparecen en los otros medios para los comicios del 2012 y confirmó que en un país donde hay más mujeres que hombres sólo una, Josefina Vázquez Mota aparece entre ellos. Mientras tanto hay cada vez menos mujeres en el liderazgo de los partidos, de las bancadas legislativas, en las gubernaturas, los municipios, en los puestos de decisión de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes de la Unión.

Recuerdo que para reemplazar al ministro de la Suprema Corte, Jesús Gudiño Pelayo, se dijo que se quería aumentar el número de mujeres en esa instancia judicial (hoy sólo hay dos, Margarita Luna y Olga Sánchez Cordero), y el ejecutivo federal envió una terna con tres aspirantes. Fue rechazada en el Senado. Semanas después se envió otra: tres hombres, ninguna mujer: Olga y Margarita siguen siendo las únicas ministras, ninguna de las dos fue candidata a reemplazar al ministro presidente, Guillermo Ortiz Mayagoitia.

Leo en el mismo Código Topo a Angeles Vázquez hablar de Sandra Cisneros, la escritora más importante del mundo latino en los Estados Unidos, traducida a varios idiomas, que realiza una gira de presentación de su nuevo libro Caramelo por 17 ciudades de la Unión Americana: “un escritor dice Sandra, logra una obra universal cuando su historia toca las fibras de un lector en cualquier parte del mundo, cuando en un recuerdo o en una vivencia de su personaje se pueden reconocer como en un espejo, lectores completamente disímbolos, nacidos en otros país y en otra cultura”. Pocos han hecho por la comprensión y la relación del mundo mexicoamericana tanto como Sandra Cisneros con sus libros. En México es prácticamente ignorada, no está dentro de las llamadas mafias del mundo cultural que siguen girando en torno a muy pocos astros, aunque como ocurre con las estrellas cuando son vistas desde la Tierra, su luz se haya apagado hace años.

En la vida, la seguridad, en la política, en la justicia, en la cultura, son tan pocas las mujeres con capacidad y espacio de decisión en nuestro país, tan mal hemos trabajado en ese ámbito, tan pocas oportunidades hemos dado, más allá de leyes y discursos, a las mujeres en nuestro país, que en ocasiones deberíamos avergonzarnos, como ese personaje de Saramago, de no ver nada detrás de esa pared. Algunos creerán que hoy con cantar Mujeres Divinas quizás es suficiente.

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