Mourinho en la política nacional
Columna JFM

Mourinho en la política nacional

Mas que una reforma política lo que necesitamos como país es una nueva clase política. En la política nacional no pasa nada: puede haber más de mil muertes violentas relacionadas con el crimen organizado y nuestros legisladores no se dignan siquiera discutir una ley de seguridad nacional que otorgue un marco legal para la participación de las fuerzas de seguridad en esa lucha. Las otras reformas propuestas desde hace años en el terreno de la seguridad no han sido ni siquiera revisadas en comisiones.

Para mi amigo Paco Zea, con un abrazo solidario

Mas que una reforma política lo que necesitamos como país es una nueva clase política. En la política nacional no pasa nada: puede haber más de mil muertes violentas relacionadas con el crimen organizado y nuestros legisladores no se dignan siquiera discutir una ley de seguridad nacional que otorgue un marco legal para la participación de las fuerzas de seguridad en esa lucha. Las otras reformas propuestas desde hace años en el terreno de la seguridad no han sido ni siquiera revisadas en comisiones. Tenemos un porcentaje enorme de jóvenes que no estudian ni trabajan y la reforma laboral que podría, aunque sea tímidamente, abrir espacios a la creación de nuevos empleos se queda en la congeladora legislativa…guardada allí por el mismo partido que la propuso. El sistema político es anacrónico, lo vemos todos los días pero se profundiza en el error y las reformas políticas, es verdad que insuficientes pero positivas que se aprueban en una cámara, son menospreciadas por la otra.

No es un problema de reformas, ni de instituciones: lo que no sirve, lo que no funcione es nuestra clase política. No hay el menor interés en el futuro del país: lo único que importa son las próximas elecciones, sean locales o federales. Nuestros políticos son algo así como el José Mourinho de la política de Estado: aunque tengan magníficos jugadores, inviertan millones en promoción, jueguen de locales y tengan a la vista el trofeo más importante, juegan a la defensiva, destruyen pero no saben construir y cuando pierden, ellos y el público, incluso cuando abandonan el fair play por el resultado, terminan hablando de extrañas conspiraciones.

Se ha dicho que el PRI fue el principal responsable de esta nueva parálisis legislativa. Es muy buena medida es verdad: las tres grandes reformas que se plantearon para este periodo terminaron congeladas porque el priismo está haciendo lo que sabe que no debe hacer si quiere recuperar Los Pinos en el 2012: se está dividiendo en forma tan notable como mezquina entre los partidarios de Enrique Peña Nieto y de Manlio Fabio Beltrones. En lugar de avanzar para la recuperación de la presidencia con base en las iniciativas y reformas que el país necesita (otra vez Mourinho) prefieren conservar el cero a cero, pensando que todo se decantará a su favor al final del juego.

El problema es que nadie parece ser el Barcelona de nuestra política, ni mucho menos tenemos un Pep Guardiola o un Messi. El PAN termina jugando igual (¿no Javier Corral?); lo hace a la defensiva, dividido, como si fuera un partido más de la oposición. Y en el PRD no terminan de comprender que, en realidad, también divididos, están más cerca del descenso que de la copa de campeones. Y el problema no son sólo los legisladores: son los partidos (¿vio usted a alguno de los tres principales dirigentes asumir algún papel protagónico para sacar adelante las reformas que están paralizadas desde hace más de una década?), son las instituciones e incluso algunas organizaciones sociales que no pueden ocultar su parte en el juego partidario (¿de dónde sacaron algunos “líderes sociales” y comunicadores que la ley de seguridad nacional estaría preparando la llegada de los militares al poder?¿en qué país viven que son incapaces ellos y los dirigentes partidarios de otorgarle a las fuerzas armadas y a las fuerzas de seguridad un marco legal adecuado, idóneo, que nos dé certidumbre a todos, para combatir al crimen organizado?).

Con cada una de estas tres iniciativas que se quedaron en el congelador legislativo se ha vuelto a perder tiempo y oportunidades, con cada una de ellas la imagen de nuestro políticos se deteriora más cada día. El país, han decidido nuestros políticos, se puede ir desmoronando poco a poco hasta el 2012. Alguno llegará entonces al poder aunque sea en tiempos extras y cuando la gente haya decidido abandonar el estadio. La estrategia Mourinho se ha impuesto en la política nacional. Habrá que recordarles cómo, en el fútbol, esa estrategia se ha desmoronado.

Sin héroes pero con tristeza

Ernesto Sábato fue uno de los tres autores de mi adolescencia. No sé, a los catorce o quince años, cuántos veces leí Sobre héroes y tumbas, El túnel o Uno y el Universo. Pero sí sé que marcaron mi vida. Sábato ayudó a regresarme la fe en los hombres y la justicia cuando encabezó aquel extraordinaria denuncia titulada Nunca Más, sobre los crímenes de la dictadura militar argentina, un viaje a los infiernos de la realidad que lo transformaron en un personaje célebre pero que también lo hundieron en la depresión y el pesimismo. Dijo Sábato en un inolvidable diálogo con Jorge Luis Borges, cuando le preguntaron si le tenía miedo a la muerte, que no, que no le tenía miedo: “la palabra exacta sería tristeza. Me parece muy triste morir”. Hoy, con su partida, esa tristeza no ha invadido a todos un poco.

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