Un PRD derrotado, al gusto de AMLO
Columna JFM

Un PRD derrotado, al gusto de AMLO

Con el debate de ayer, en los hechos, acabó la campaña para el estado de México. La que se presumía que sería la madre de todas las batallas electorales previa a los comicios del 2012, ha terminado siendo casi un día de campo para el priismo. Todas las cartas de la oposición se basaban en una posibilidad hipotética: que alguno de los precandidatos priistas, de ser posible Eruviel Avila, se disgustara a la hora de elegir el candidato de ese partido y se fuera a encabezar una alianza PAN-PRD. Eruviel fue el candidato del PRI, ningún otro decidió correr esa aventura y, además, la misma estaba condenada de antemano (por eso siempre le rehuyó Josefina Vázquez Mota) porque las corrientes lopezobradorista ya habían anunciado que, en caso de realizarse esa alianza descobijarían al aspirante aliancista lanzado al propio. Sólo un error del PRI podía evitar el triunfo del PRI y ese partido, en estos comicios, no lo cometió.

Con el debate de ayer, en los hechos, acabó la campaña para el estado de México. La que se presumía que sería la madre de todas las batallas electorales previa a los comicios del 2012, ha terminado siendo casi un día de campo para el priismo. Todas las cartas de la oposición se basaban en una posibilidad hipotética: que alguno de los precandidatos priistas, de ser posible Eruviel Avila, se disgustara a la hora de elegir el candidato de ese partido y se fuera a encabezar una alianza PAN-PRD. Eruviel fue el candidato del PRI, ningún otro decidió correr esa aventura y, además, la misma estaba condenada de antemano (por eso siempre le rehuyó Josefina Vázquez Mota) porque las corrientes lopezobradorista ya habían anunciado que, en caso de realizarse esa alianza descobijarían al aspirante aliancista lanzado al propio. Sólo un error del PRI podía evitar el triunfo del PRI y ese partido, en estos comicios, no lo cometió.

Todas las encuestas muestran que Eruviel le saca por lo menos 30 puntos de ventaja a cualquiera de sus competidores. En los hechos, el PRD y el PAN que reclaman renovar la política local, están tan débiles en el estado que han terminado impulsando, en Alejandro Encinas y en Luis Felipe Bravo Mena, a los mismos candidatos que lucharon, con los mismos malos resultados, por la gubernatura hace la friolera de 18 años. Ambos, como entonces, están peleando por el segundo lugar, una posición que demuestra que no tiene siquiera tan segura Alejandro Encinas porque tuvo que terminar el debate pidiéndole a los panistas que voten por él (e indirectamente que olvidaran que el propio Encinas fue parte fundamental del bloqueo de Reforma y el Centro Histórico para desconocer el resultado electoral del 2006). Es como si López Obrador le pidiera a Felipe Calderón que lo apoyara el año próximo para evitar un triunfo priista.

El hecho es que Encinas y López Obrador siempre se opusieron a una alianza de cualquier tipo en el estado de México, porque el propio ex candidato presidencial siempre ha dicho que quiere enfrentar en el 2012 a Enrique Peña Nieto. Dicen en el entorno de Marcelo Ebrard que los resultados en el estado de México confirmarán que su posición, de buscar esa alianza, era la correcta. Y lo era, el problema es que no tenían un candidato y que un sector del PRD, el encabezado por López Obrador con el beneplácito de Encinas, no estaban dispuestos a permitirlo y eso dejaba sin sustento cualquier alianza amplia. Peor aún, la publicidad y el discurso de Encinas, sumado a la estrategia de rechazar y desconocer desde ahora, a diez días de las elecciones el resultado electoral, regresa al PRD al discurso de la beligerancia, lo aleja del centro y, dentro del partido, debilita a Marcelo, aunque tuviera la razón.

Los daños no sólo se reflejarán en el Edomex, sino también en Nayarit, donde Guadalupe Acosta Naranjo ha sido barrido por la panista y ex perredista (y que podría haber sido candidata aliancista) Martha Elena García, esposa del ex gobernador Antonio Echevarría. La soberbia y la necedad política se impusieron, con la enorme diferencia respecto al estado de México de que Martha García sí puede ganarle al priista Roberto Sandoval en Nayarit, un resultado que le atribuyen dentro del propio tricolor, a la pésima operación y los caprichos políticos del gobernador Ney González, por quien nadie en el PRI se lamentará demasiado (lástima si pierde por Sandoval porque sí parece ser un buen candidato). Si a eso le sumamos que en Coahuila, el PRD no aparecerá ni remotamente en un estado donde el triunfo del PRI parece irreversible y, aunque a gran distancia, el segundo lugar será para el PAN, habrá que concluir que el escenario electoral del perredismo en el 2011 es tan oscuro como lo fue el 2009, y que el año pasado mejoró por una serie de coyunturas que entraron en el terreno de la excepcionalidad y que devinieron de errores del priismo a la hora de elegir sus candidatos en Puebla, Oaxaca y Sinaloa (y también en Guerrero).

López Obrador triunfó: el PRD, que hace tiempo no es su partido, llegará lo suficientemente debilitado y radicalizado al 2012 como para no oponerse a sus deseos.

Las cartas de Elba Esther

Si como se asegura, Luis Castro Obregón llega a la presidencia de Nueva Alianza, Elba Esther Gordillo estará colocando a un hombre talentoso y con capacidad de operación al frente de ese partido. Conocí el trabajo de Luis como agregado en temas jurídicos y de seguridad en la embajada en Madrid y fue de muy alto nivel. Con Juan Díaz en el SNTE, Luis Castro en Nueva Alianza (y con su hija Mónica Arriola como secretaria general de ese partido) Gordillo está más que puesta para entrar en la disputa del 2012 con todas sus armas preparadas. Elba Esther podrá gustar o no pero es un claro factor de poder, que no puede ser subestimado.

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